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Crisis energética en Europa

Crisis energética en Europa
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Los precios de la energía se han disparado en todo el mundo.

La crisis energética de Europa comenzó con un invierno 2020/2021 inusualmente duro y una baja producción de energía eólica.

Los europeos deben prepararse para pagar facturas de electricidad y gas aún más altas en los próximos meses. Algunos países europeos están aprobando medidas de emergencia como la limitación de los precios y de los beneficios de las empresas de servicios públicos. El objetivo es frenar la actual subida de precios y evitar repercusiones sociales y políticas.

“Las políticas climáticas y energéticas se han convertido en una línea de división y conflicto en nuestras sociedades. Esto tiene que ser políticamente gestionado para mantener la paz social y evitar perjuicios en la cohesión de la Unión Europea”, dijo Kirsten Westphal, analista de la Fundación Ciencia y Política (SWP).

La Unión Europea tiene muchos programas para acelerar la transformación de los sistemas energéticos e impulsar su plan plan verde de recuperación. Los presupuestos de los estados miembros ya están sobredimensionados.

Mientras tanto, el carbón resurge de forma inesperada y aumenta en un 30% la producción de energía en los Estados Unidos.

“Esta crisis de precios y enorme volatilidad llega en el peor momento posible para la recuperación verde. Ha destruido un capital muy necesario para la inversión en energías renovables y tecnologías”, dijo Westphal.

Se avecina una tormenta perfecta

Los precios mayoristas de la energía, los que pagan las empresas energéticas, se han duplicado con creces este año por muchas razones, entre ellas un repunte de la economía más fuerte de lo previsto y la escasa oferta de combustibles fósiles. Rusia, por ejemplo, está vendiendo una cantidad limitada de gas a sus clientes en el mercado europeo al contado. Algunos comentaristas incluso han sugerido que la estrategia pretende acelerar la aprobación del polémico gasoducto Nord Stream 2 por parte de los reguladores del mercado de la Unión Europea.

Además, hay factores temporales que añaden presión, entre ellos el cierre del cable eléctrico entre Gran Bretaña y Francia debido a un incendio, o los numerosos cortes de electricidad provocados por fenómenos climáticos extremos.

Estas tendencias globales se suman a las condiciones meteorológicas, que son indiscutiblemente claves para los mercados del gas y la energía.

En Europa, el invierno se prolongó casi hasta mayo con temperaturas más frías que lo usual. Además, se registraron olas de frío en enero y febrero en Asia, Europa y Norteamérica, lo que aumentó considerablemente las necesidades de gas para la calefacción y la generación de electricidad”, dijo Jean-Baptiste Dubreuil, analista principal de gas natural de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

La escasez de suministro continuó en el verano, ya que las olas de calor, unidas a la sequía, presionaron los sistemas eléctricos de Estados Unidos, Brasil, China y el Mediterráneo. Las olas de calor aumentaron la demanda de electricidad para el aire acondicionado, mientras que las sequías disminuyeron la energía hidroeléctrica, lo que empuja a las empresas energéticas a recurrir a los combustibles fósiles.

El papel del cambio climático 

El cambio climático es el principal responsable de la situación actual, ya que aumenta la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos, lo que genera perturbaciones en el mercado y acaba provocando un aumento de los precios de la energía.

El reciente informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU (IPCC) afirma claramente que el cambio climático inducido por el hombre está provocando fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todo el mundo. Como ejemplo, las inundaciones sin precedentes de Alemania este mes de julio, con cientos de vidas perdidas y unos costos de reconstrucción que se estiman en 30.000 millones de euros (35.000 millones de dólares). Y este es solo uno de los muchos incidentes que se producen a diario en todo el mundo.

La actual transformación de los sistemas energéticos es tal que la limitada generación de electricidad a partir de fuentes renovables empuja a las empresas energéticas a utilizar más combustibles fósiles. Dados los elevados precios del gas, el cambio del gas al carbón es un fenómeno global.

¿Se acerca un invierno duro?

La semana pasada, la empresa gasífera rusa Gazprom decidió no incrementar los envíos de gas a Europa, mientras que Noruega anunció su intención de aumentar las exportaciones de gas natural al resto de Europa.

El impacto en los hogares, las empresas y los presupuestos nacionales dependerá de estas decisiones comerciales y de otros factores, incluidas las posibles medidas de emergencia que adopten los gobiernos de toda Europa.

Sin embargo, las condiciones meteorológicas seguirán siendo cruciales. Un invierno frío aumentará la demanda de energía, mientras que los fenómenos meteorológicos extremos también podrían causar interrupciones en el suministro.

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