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Desarrollo sustentable versus crecimiento sostenido

Una semilla es así un proyecto totalmente detallado de la planta que nacerá de ella y ese proyecto, cuando se ejecute, construirá exactamente lo que dice que hará, ni más ni menos.
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por: José E. Sánchez Rial / Ing. Geólogo

Precisiones

Es más que probable que este título lleve a algunos a pensar “pero si está hablando de lo mismo”. Pues bien, la verdad es que no es así. Para ello conviene remitirse a los conceptos originales.

La definición del informe Bruntland dice textualmente: «el desarrollo sustentable como la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades».

Debemos hacer ciertas precisiones sobre la palabra desarrollo, porque se tiende a mal interpretar su significado una y otra vez. El desarrollo o desenvolvimiento implica la explicitación de potencialidades que se encuentran implícitas. Para decirlo de otro modo solo se puede desenrollar lo que está enrollado. El ejemplo más sencillo son los seres vivos que se desarrollan desde su concepción hasta su muerte.

Ningún ser vivo podrá desarrollar elementos que no estén potencialmente en ellos mismos. Una planta de duraznos nace de una semilla que, en sí misma contiene todas las consignas para ser una planta de duraznos y, por mucho esfuerzo que pongamos no lograremos tener un peral.

Una semilla es así un proyecto totalmente detallado de la planta que nacerá de ella y ese proyecto, cuando se ejecute, construirá exactamente lo que dice que hará, ni más ni menos.

Esto mismo es aplicable a todos los organismos desde los más simples unicelulares a las personas.   

Entre las potencialidades de los seres vivos está la de crecer pero, y este es un gran pero, no se debe confundir el desarrollo con el crecimiento.

El crecimiento es una de las potencialidades de los organismos pero no es la única. A medida que la planta crece se van produciendo una serie de cambios que ponen en marcha nuevas potencialidades y la piel tierna de un tallo naciente de una planta de duraznos, se transformará en corteza y así habrá desarrollado una defensa que no tenía al principio pero que seguramente estaba prevista en el programa de desarrollo completo que es una semilla.

Aquellos más versados en la biología humana podrán extender con facilidad este concepto al feto, bebe, niño, adolescente, joven, adulto…etc.

Entonces desarrollarse no es lo mismo que crecer y por ende, la característica de sostenido o sustentable (que tampoco es exactamente lo mismo) tiene connotaciones totalmente diferentes en cada caso.

Por todo esto, no es lo mismo hablar de desarrollo sustentable que de crecimiento sostenido.

El crecimiento sostenido o sustentable, como le suelen decir, no solo no es posible si no que, en la mayoría de los casos, es una aberración.

Una persona con sobrepeso, ha mantenido, por alguna razón, un proceso de crecimiento sostenido de tejido adiposo y al menos por razones médicas debe tomar medidas para evitarlo.

Una persona de más de 3 metros de altura ha seguido creciendo mucho más allá de lo que le resulta posible mantener y también en este caso la medicina intentará frenar este proceso cuando lo detecta a tiempo.

Una empresa (un organismo socio económico) que crece mucho más allá de lo que económicamente es deseable para el resto del mercado nos obliga a redactar leyes para lidiar con esos inconvenientes.

Un ser vivo deberá entonces desarrollarse, es decir, poner en manifiesto todas sus potencialidades y el duraznero deberá ofrecernos duraznos en su momento incluso sombra, pero no crecerá a tal punto que no permita que otras plantas a su alrededor desenvuelvan sus propias potencialidades.

Una persona es entonces un organismo que podrá desarrollarse sosteniblemente en la medida que su proceso no afecte la capacidad de sus congéneres de desarrollar sus propias potencialidades y satisfacer sus necesidades.

Los organismos y el desarrollo

Hemos concluido que los organismos vivos, económicos, sociales, etc. tienen la capacidad de desarrollarse y lo harán sustentablemente en la medida que no menoscaben las posibilidades de desarrollo de las otras entidades.

Todas estas entidades existen asociativamente en un substrato de manera tan intrincada que el substrato es, en sí mismo, un supra organismo y como tal podrá desarrollarse.

Digamos que este substrato o supra organismo es una porción de territorio organizada, de algún modo, para que las partes que lo constituyen logren sus metas particulares de bienestar.

Un país cualquiera cumpliría con esta definición. Si el planeta tuviera una organización a escala universal este sería el organismo a desarrollar. Por el momento, esto no existe y por ende los países se comportan como entidades disociadas entre sí y persiguen su propio bienestar sin tener en cuenta las necesidades de las otras naciones, salvo ocasionales y temporarias asociaciones.

Admitiendo entonces que cada país es un organismo con capacidad de desarrollo podremos aceptar que puede hacerlo sustentablemente. Para ello le hará falta la voluntad política de hacerlo y el conocimiento cabal de su territorio de manera de decidir el orden de desarrollo para cada potencialidad.

Algunas partes del territorio tendrán la capacidad de producir alimentos, otros metales, otros materiales de construcción, otros energía, otros lugares de esparcimiento, etc. Como puede verse, cada país puede desarrollarse sustentablemente en la medida que esté poblado de ciudadanos y no de meros habitantes. Lograr ciudadanos implica que los Estados deben proveer justicia, educación y salud. Pero sin ciudadanos no habrá desarrollo y mucho menos será sustentable. Lo que si habrá es un sostenido crecimiento que, como vimos no es, ni por asomo lo mismo que desarrollo.

Si hoy pusiéramos en marcha políticas para desarrollar la potencialidad de los habitantes de un país para convertirse en ciudadanos, es posible que en el futuro éstos sean capaces de preparar y llevar a cabo proyectos de desarrollo o semillas. Cuando nos asombre el orden y concierto de algunos países no olvidemos que esas naciones tienen más ciudadanos que habitantes.

 “Contra la estupidez los propios Dioses luchan en vano”. Friedrich Schiller.

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