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¿Por qué se llama planeta azul a la Tierra?

Planeta azul es otra forma de llamar al planeta Tierra, así como a Marte también se le conoce como el planeta rojo. Solo hace falta observar una fotografía de la Tierra vista desde el espacio para entender por qué se conoce como el planeta azul.

El apodo de planeta azul es bastante reciente, algo lógico si se considera que no hace tanto tiempo que se puede observar el aspecto de la Tierra desde el espacio. Cuando los cosmonautas rusos y los astronautas americanos salieron al espacio y observaron la Tierra por primera vez destacaron que desde “ahí fuera” el planeta se veía como una gran esfera de color azul. En 1972 los astronautas del Apolo 17 tomaron una fotografía de la Tierra que pasaría a la historia como “La canica azul”.

¿Por qué tiene este color?

Las tonalidades azules se deben a dos factores básicos: el agua de los mares y océanos y a la atmósfera. El agua ocupa 360 millones de km de la superficie terrestre mientras que la tierra solo ocupa 148 millones de km.

La mayor parte del agua se encuentra en los océanos, que cubren casi las tres cuartas partes de la superficie terrestre. En el hemisferio norte, las aguas ocupan unos 154 millones de km frente a los 100 millones de km de las tierras emergidas. En el hemisferio sur, en cambio, los mares ocupan 206 millones de km frente a los sólo 48 millones de km de tierra firme.

La mayor parte del agua que se encuentra en la Tierra es salada o está congelada. Sólo el 3,5% es agua dulce y, de esta, la mayoría se encuentra en forma de hielo en los polos.

Sin embargo, el telescopio Hubble nos ha regalado imágenes de otras dos “canicas azules” que habitan nuestro Sistema Solar: Urano y Neptuno.

Foto Hubble 

En estas nuevas imágenes captadas por Hubble y compartidas por la Agencia Espacial Europea (ESA) vemos al planeta Urano (izquierda) lleno de actividad y a Neptuno (derecha) con una nueva tormenta oscura. Las imágenes fueron capturadas a finales de 2018 dentro del programa Legado de Atmósferas de los Planetas Exteriores (OPAL).

Las primeras imágenes de Neptuno, tomadas por la sonda Voyager 2 de la NASA en 1986, revelaron un planeta con una atmósfera dinámica, que incluía dos misteriosos vórtices oscuros. En cambio, Urano parecía no presentar formación alguna. En cualquier caso, se trataba de instantáneas, incapaces de capturar los cambios en la atmósfera de estos planetas.

Todo cambió con el telescopio espacial Hubble, que con una frecuencia más o menos anual ha ido siguiendo la evolución de estos distantes planetas a medida que experimentaban los largos cambios estacionales debidos a sus órbitas, de décadas de duración. Un año uraniano equivale a 84 de nuestros años, mientras que Neptuno tarda 165 años terrestres en dar una vuetla al Sol.

Tanto Urano como Neptuno forman parte de los denominados gigantes de hielo, diferenciándose así de los gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno. No tienen una superficie sólida, sino que cuentan con capas de hidrógeno y helio que rodean un interior rico en agua, que a su vez podría envolver un núcleo rocoso. El metano de la atmósfera absorbe la luz roja, a la vez que permite que la luz verdiazulada se disperse al espacio, lo que confiere a estos planetas su característico color azul.

El análisis de estos planetas ayudará a los científicos a comprender mejor las diferencias y semejanzas de los planetas de nuestro Sistema Solar, así como de los miles de exoplanetas descubiertos en otros sistemas, la mayoría de los cuales tienen tamaños similares a los de Neptuno y Urano.

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