Muere otro año, se diluye como el agua entre las manos. Hoy pareciera que el tiempo discurre mucho más rápido que en el pasado, o puede ser una ilusión. Lo cierto es que ahora se habla de la elasticidad del tiempo. En la medida en que envejecemos, surge la sensación de que el «tiempo vuela» y que se nos van quedando cortos nuestros márgenes de maniobra.
Pero el tiempo es el mismo, aunque algunos cientÃficos digan que la Tierra ahora gira un poco más rápido y que por ello el envejecimiento también lo es.
Lo más importante en estos momentos es lo que llevamos por dentro después de tanto tiempo, o cómo deslastrarnos de aquellos pesados fardos que hacen que nuestras vidas sean un suplicio, sin permitirnos vivir lo que resta con algo de felicidad.
La recomendación es botar las cargas, dejarlas en el camino, prepararnos para una certeza: que jamás nos llevaremos nada. Lo que sà es perentorio es dejar un legado, por más humilde que éste sea. Los legados nos permiten dejar una huella profunda entre los que están por venir, principalmente entre nuestros descendientes.
Vivir el presente es la mejor medicina. Olvidarse de lo hecho en el pasado es el mejor antibiótico para que no surja esa terrible infección llamada soledad o depresión. Vivir el presente es llenarnos de luz, de armonÃa, aunque los problemas nos ahoguen. Y no lo digo porque sea yo un ejemplo precisamente. Lo digo porque también creo que debo montarme cuanto antes en este carro de la felicidad, o al menos del bienestar espiritual.
El 2023 será un año de muchas vicisitudes a nivel mundial. El mundo está cambiando rápidamente. Ya los patrones de familia están cambiando, como también el comportamiento de la sociedad. No sé si es la tecnologÃa, no sé si es un nuevo despertar o un reclamo del ser humano para romper viejos paradigmas. Lo cierto es que el ser humano quiere ser otro, distinto, revolucionario, completamente autosuficiente.
El 2023 nos deparará un montón de sorpresas, cosas buenas, pero también muchas tragedias. Aun no salimos de la pandemia del Covid-19 ni tampoco cesa la inútil guerra entre Rusia y Ucrania. También son preocupantes las ideas del llamado nuevo progresismo con su carga de ideologÃa de género, gobierno mundial y sus nuevos conceptos sobre la familia. Hay que estar ojo avizor con esto.
Sea lo que sea, nos toca a cada uno ser un instrumento para mejorar este mundo, proponiéndonos como voluntarios para el bien de nuestra sociedad, y luchando contra cualquier autoritarismo que intente socavar nuestro espacio personal. Luchando por la familia, empezando por allÃ, comenzaremos con buen pie. Lo demás vendrá por añadidura.
No voy a desearles un simple Feliz 2023, pero al menos sà les voy a pedir que busquen la felicidad en medio de tanta incertidumbre, con tesón y esfuerzo. Se puede lograr. Eso será ya una proeza personal.