Se presenta la película Gladiador II, protagonizada por Paul Mescal, la cual los expertos consideran como una representación impresionante desde el punto de vista histórico.
Gladiador, una representación que supera incluso a la Historia misma, ya es una de las posibles candidatas a mejor película y dirección, y obviamente en todas las categorías técnicas, pues si algo define al nuevo Gladiador es su extraordinaria producción.
Para lograrlo, a Scott no le ha importado adaptar la historia a su conveniencia. La combinación de etnias en la Numidia de la película proporciona una apariencia mucho más diversa al reino que ocupaba lo que actualmente es Argelia y parte de Túnez.
Las batallas con simios furiosos de una raza más propia de la ciencia ficción, muestran algunas de las escenas más intensas de la película, y las batallas navales rodeadas de tiburones evocan a la película de Steven Spielberg.
Sin embargo, cada escena está filmada con un impresionante despliegue tecnológico, especialmente las escenas del Coliseo, recreado -al igual que en la película original- en el Fuerte Ricasoli de Malta, una estructura del siglo XVII donde se erigió, casi desde cero, una réplica del famoso circo romano.
Se emplearon a más de 500 figurantes para representar a los romanos que llenaban el Coliseo, los cuales fueron completados digitalmente con varios miles más. Y Scott usó entre ocho y doce cámaras para las escenas más complicadas, además de drones.
Según Washington en los apuntes de producción, ha sido como una película «de Cecil B. DeMille con potenciadores de rendimiento».
“En las escenas de conflictos de Ridley no hay cientos de individuos, hay miles. No utiliza 20 corceles. Posee 20 grupos de veinte caballos. Contemples donde contemples en este filme, estás inmerso en ese universo (. . . ) Los espectadores quedarán asombrados con lo que van a presenciar.
Hace 24 años, Ridley Scott presentó una película que pocos creían en ella: Gladiator, la cual fue un rotundo éxito y catapultó las trayectorias de Russel Crowe y Joaquin Phoenix. Ahora llega su continuación, con Paul Mescal liderando, transformada en un espectáculo tan impresionante como extravagante desde la perspectiva histórica.
Si en la primera entrega, el cineasta británico tomó algunas libertades para que la trama tuviera una buena dosis de espectáculo y poesía, en la secuela, que se estrena a partir de mañana en Latinoamérica y el viernes en España, todo se ha incrementado, para bien y para mal.
Desde las confrontaciones hasta la musculatura de los protagonistas, los excesos de los emperadores -ahora son dos-, los errores históricos o la sangre, que brota en abundancia.
Gladiator es impresionante desde el punto de vista visual. Sus dos principales fortalezas son Paul Mescal y Denzel Washington, más allá de la excelente presentación, algo común en las películas de Ridley Scott.
Washington se ha destacado rápidamente como el principal candidato para ganar el premio Óscar al mejor actor de reparto por su actuación como Macrino, un magnate dedicado a la búsqueda y explotación de gladiadores, quien gana la confianza de los desquiciados emperadores Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger).