Más de 200 días después, 34 sitios y un área protegida siguen afectados en la costa central de Perú por un derrame de petróleo.
La zona de Pasamayo es una de las áreas que continúan contaminada debido a que los acantilados del lugar impiden el acceso para las actividades de limpieza. Pescadores y ONG aseguran, sin embargo, que existen playas en el sector a las que sí se puede acceder y donde el petróleo continúa adherido a las rocas. Son kilómetros de kilómetros de playa que siguen con petróleo.
De los 97 sitios que fueron impactados por el derrame de petróleo causado por la empresa Repsol, 34 continúan afectados, según datos actualizados al 26 de agosto por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Asimismo, la autoridad ambiental tiene pendiente aún los resultados de otros 35 sitios, está evaluando en campo 15 más y solo puede afirmar que 13 no estarían afectados.
De acuerdo a la información publicada por el OEFA, al menos un sector de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras continúa afectada, mientras que otras dos zonas de esa misma área protegida están pendientes de resultados.
Según la legislación peruana, para comenzar el proceso de rehabilitación, que consiste en intentar regresar el ecosistema a su estado natural, es necesario terminar con el proceso de limpieza. El problema es que no hay proceso de limpieza que sea 100% efectivo y lo que está sucediendo actualmente es que una playa que puede estar limpia hoy, mañana puede volver a estar contaminada.
La razón se debe a que si bien una parte del petróleo es recuperada, otra se evapora y otra es ingresada al ecosistema. Es decir, básicamente un porcentaje del hidrocarburo derramado queda en el mar y se deposita en el fondo como una nata viscosa o mucílago. Luego, con el correr de los años, se transforma en una arenisca hecha de petróleo, materia orgánica y arena, que con el tiempo y por las corrientes o marejadas sale a la superficie, lo que es una situación muy difícil.
Si bien hay riesgos al limpiar esos acantilados, existen playas de piedra en el sector a las que sí se puede acceder fácilmente pero que continúan contaminadas.
A parecer la situación actual de Pasamayo se debe a que Repsol actuó mal desde el principio, perdiendo un tiempo valioso durante el cual se habría podido frenar el avance del hidrocarburo. De hecho, el OEFA impuso multas a la empresa por incumplir los plazos y acciones de limpieza, contención y recuperación de hidrocarburos.
Además, la empresa debería tener en Pasamayo unos botes que hagan patrullajes periódicos, que vean como es el comportamiento del oleaje y que si se desprenden pedazos de petróleo, tratar de capturarlo.
De hecho, esa fue la recomendación de la ONU en su informe, donde se especifica que «debe prestarse especial atención a las zonas inaccesibles desde tierra donde se ha observado una importante acumulación de contaminación por el derrame» y cita, como ejemplo, los acantilados de Pasamayo, por tratarse de lugares que podrían ser fuente de contaminación secundaria a largo plazo, pues «el petróleo puede desprenderse de las superficies y volver al mar». Para estos casos, recomendaron la recuperación del petróleo mediante pequeñas embarcaciones.
Adicional a lo anterior, algunos pescadores han buscado otras zonas donde ir a pescar, sin embargo, la situación, sobre todo para los mayores, es cada vez más difícil. No solamente se ha evidenciado un empobrecimiento de las familias de pescadores sino que la salud mental también se ha visto deteriorada ya que hay pescadores que han caído en depresión y ansiedad.
Lo peor, es que no se sabe en cuánto tiempo más se podrán llevar a cabo los procesos biológicos normales que permitan que los pescadores puedan recuperar su principal actividad económica.