Por: Orlando Goncalves
@OrlandoGoncal
Desde hace ya varios años, muchos estudios de opinión han señalado que la democracia como sistema de gobierno viene perdiendo respaldo de los ciudadanos.
Esto no solo se está presentando en Latinoamérica; también en buena parte del planeta y las recientes elecciones europeas donde la participación apenas alcanzó poco más del 50% es una clara muestra de que, para muchos ciudadanos, las elecciones no son importantes.
Según el informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), una organización intergubernamental con sede en Estocolmo (Suecia) “los fundamentos de la democracia se están debilitando en todo el mundo: la mitad de los países sufren retrocesos democráticos en aspectos como el Estado de derecho y la libertad de expresión”.
Por otra parte, el Índice de Percepción de la Democracia (IPD) revela en su estudio mundial, que “el descontento con la democracia es cada vez mayor en algunas partes de Europa, donde los gobiernos no están a la altura de las expectativas democráticas de sus ciudadanos”.
Este mismo estudio también señala que “La impresión, que los Gobiernos actúan a menudo en interés de un grupo minoritario, en lugar de por el bien común, también ha aumentado de media en toda Europa desde 2020, con un fuerte incremento observado en Alemania, del 34 % en 2020 al 54 % en 2024”.
Todo lo anterior debe llevarnos a entender que, la educación en valores cívicos y éticos desempeña un papel crucial en la formación de ciudadanos responsables y comprometidos, pero en buena parte del planeta, esta área de la educación ha dejado de estar presente desde hace mucho tiempo.
Valores como el compromiso con el bien común, permitiría a los estudiantes un sentido de responsabilidad hacia la sociedad en su conjunto, fomentaría la colaboración y el respeto mutuo, lo que contribuye a una convivencia armoniosa.
A su vez, esto permitiría una mayor cohesión social, fortaleciendo los lazos entre las personas y creando comunidades más unidas, lo que a su vez generaría una mayor empatía, el respeto entre los ciudadanos, fomentando la responsabilidad, con lo cual estos pilares podrían sustentar una sociedad inclusiva y equitativa.
La educación en valores cívicos promueve la comprensión de los derechos y deberes ciudadanos, permitiéndoles entender la importancia de la participación activa, con lo cual los estudiantes contribuirían en el fortalecimiento de la democracia.
Todos estos valores cívicos si son promovidos desde los primeros años de la escuela, sin dudas harían que la práctica de la bondad, la justicia y la igualdad, con lo cual se estaría ayudando a construir un mundo mejor.
La implementación de valores cívicos en el currículo escolar es fundamental para formar ciudadanos responsables. Para ello, la integración transversal de tales valores cívicos en todas las materias, no solo en una asignatura específica, podría aumentar no solo la comprensión de los mismos, sino también asumirlos como parte integral de sus conductas. Por ejemplo, al estudiar historia, resaltar ejemplos de líderes éticos y movimientos sociales.
El fomento de programas extracurriculares, creando clubes o actividades que promuevan valores cívicos, como los debates, proyectos de servicio comunitario y eventos culturales pueden fomentar la participación activa.
Por supuesto, dentro del esquema educativo, los docentes son una parte fundamental, por lo cual los maestros deben ser ejemplos vivos de los valores que enseñan, y su comportamiento influirá en los estudiantes.
Quizás uno de los elementos más importantes dentro de esta estrategia de volver a inculcar valores cívicos a los niños y jóvenes es el aprendizaje experiencial, con visitas a instituciones gubernamentales, debates simulados y proyectos prácticos, y así se conectaría la teoría con la realidad, lo que a su vez permitiría evaluar no solo conocimientos académicos, sino también actitudes y comportamientos.
La participación activa es fundamental en el desarrollo de esta estrategia por lo que, organizar elecciones estudiantiles, asambleas y proyectos de mejora escolar, fomentaría la voz y la acción de los estudiantes.
En resumen, la educación en valores cívicos debe ser holística, involucrando a toda la comunidad escolar. Reintegrar la educación en valores cívicos en las escuelas es esencial para formar ciudadanos conscientes, éticos y comprometidos con el bienestar común.
Si se quiere rescatar la democracia, modernizarla, y sobre todo devolverle la importancia de la misma para la convivencia pacífica de los ciudadanos, que estos vuelvan a creer y, sobre todo, que se le valore como el mejor sistema de gobierno que se tiene, la democracia debe regresar a las aulas con urgencia.