Por: Orlando Goncalves
@OrlandoGoncal
En Guatemala el pasado 20 de agosto fue la segunda vuelta de la elección presidencial, compitieron Sandra Torres que obtuvo el 39,1% de los votos, mientras que Bernardo Arévalo se impuso como presidente con el 60,9% de la votación.
Un triunfo claro, en el que no solo las misiones de observación electoral de los organismos internacionales (Organización de Estados Americanos, Unión Europea, Estados Unidos, entre otras organizaciones y países) sino los observadores nacionales, dieron fe de la transparencia del proceso, garantizando con ello la certeza de los resultados.
Además, el proceso electoral que contó con el mayor número de misiones de observación, como ya mencionamos, llegando en total a más de 8 mil observadores; adicionalmente en el 98.7 % de los centros de votación hubo fiscales acreditados por las organizaciones políticas, por lo que se puede decir que la elección contó con todos los elementos que le permitieron dar transparencia en el proceso y confiabilidad en los resultados.
Sin embargo, desde la primera vuelta, al haber clasificado de manera sorpresiva Bernardo Arévalo y sin que ningún estudio de opinión lo hubiese detectado, se desató una campaña sucia, principalmente desde el ministerio público, ente que ha tratado de sembrar dudas sobre el resultado.
Superada la segunda vuelta, la Fiscalía y el Congreso Nacional guatemalteco han estado orientados a torpedear el proceso de transición.
En ese orden, el Congreso con 108 votos de diputados oficialistas y aliados, dejó sin fuero a cuatro magistrados quienes ahora son susceptibles de ser investigados, apresados y despojados de sus cargos, esto con el objeto de dejar sin efecto la elección del próximo presidente, Bernardo Arévalo.
La decisión del Legislativo llega después de que una comisión investigadora formada por cinco diputados decidiera por mayoría y tras un proceso exprés — que se completó en 9 de los 60 días que manda la ley — aconsejar al pleno la retirada la inmunidad a los magistrados electorales por la compra y el uso del sistema informático de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Es claro que la asunción de Bernardo Arévalo incómoda y preocupa a cabezas de poderes fácticos que ven amenazados sus privilegios y, por ello buscan a toda costa, romper el hilo democrático del país, sin importar el costo de (la salud democrática, ni la gobernabilidad, incluido el costo económico para la nación.)
La situación ha llegado a tales niveles que la OEA a intentado mediar en el conflicto para que se de una transición ordenada y democrática, pero, ante la insistencia de esos factores de seguir adelante con su plan, la propia organización estudia la posibilidad de aplicar la Carta Democrática Interamericana, buscando el accionar colectivo de los países, ante el inminente peligro de fractura del hilo democrático en Guatemala.
A treinta días del cambio de mando en la presidencia, la situación es tan delicada que exige esfuerzos adicionales del presidente electo para tratar de unificar el país ante los ataques de algunos sectores.
La construcción de puentes que le permita iniciar su gestión es fundamental, pues el partido del presidente tiene una pequeña representación en el Congreso. Ente que, dicho sea de paso, aprobó el presupuesto para el ejercicio de 2024, no solo no escuchando al presidente electo, a quien le tocará ejecutarlo, sino que fueron más allá, y aprobaron un presupuesto orientado a satisfacer las apetencias de ciertos grupos políticos, sin mirar ni al país y mucho menos a su gente.
Árdua labor la que le espera al presidente Arévalo, pues deberá navegar en aguas turbias, en uno de los países con mayor índice de pobreza y desigualdad, un Congreso en contra, una Fiscalía torpedeando, y los poderes fácticos que se resisten a abandonar sus escandalosos privilegios.
La comunidad y los organismos internacionales deben estar pendiente de lo que sucede en Guatemala, puesto que su democracia esta bajo ataque, y puede romperse el hilo constitucional, con lo que además de agravarse la crisis política, serán los ciudadanos más desfavorecidos, quienes sufrirán.
Las democracias tienen imperfecciones, pero son perfectibles, por ello, se les debe defender y cuidar. Los ciudadanos si quieren vivir en libertad, tienen que involucrarse más en la discusión pública, ser más participativos en lo público y sobre todo hacer contraloría social sobre la actuación de sus gobernantes.
Guatemala es un país espectacular, con gente maravillosa, con una diversidad cultural y gastronómica, además de ser el corazón del mundo maya. Ojalá que el espíritu protector que se llama nahual de la mitología maya, prevalezca y el país logre la Paz y el progreso.