El hipo es muy común en los bebés e incluso puede producirse en el vientre materno (lo que se conoce como hipo fetal), sobre todo a partir del quinto mes de embarazo y tiende a agudizarse a medida que avanza la gestación.
Esta afección tan común se debe a una serie de contracciones involuntarias del diafragma, el cual tiene un papel importante en la respiración. El sonido característico del hipo se debe al cierre de las cuerdas vocales que sigue a cada contracción.
Por lo general, los episodios de hipo duran entre 5 y 15 minutos y desaparecen solos, y no deben ser motivo de alarma ya que no son señal de ningún tipo de afección o enfermedad.
Algunos consejos
- Para evitar que el bebé se llene de gases mientras come, mantenga el tetero en una inclinación que garantice que la tetina siempre esté llena de leche y no de aire.
- Los agujeros de la tetina no deben ser demasiado pequeños pues el esforzarse para succionar puede hacerle tragar aire.
- Si aún está amamantando, procure que la boca del bebé abarque todo el pezón y buena parte de la areola (con los labios hacia afuera).
- Dele de comer cuando esté tranquilo, no espere a que tenga mucha hambre porque entonces lo hará con ansiedad y se llenará de gases.
- No lo sobrealimente: el hipo constante puede ser una señal de que el bebé está recibiendo más alimento del que realmente necesita.
- Sosténgalo erguido contra su hombro y dele palmaditas muy suaves en la espalda para que expulse los gases.
- Pruebe a acariciarle la naricita con delicadeza para provocarle un estornudo, esto relaja el diafragma y hace que el hipo desaparezca.
Si el episodio de hipo dura más de tres horas (el tiempo necesario para que el estómago se vacíe), si el bebé está inquieto, llora o tiene fiebre, consulte con el pediatra.