La eficiencia energética se entiende como las acciones que mejoran la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios que se obtienen a partir de su uso
Especialistas consideran que las arbitrariedades cercenaron las expectativas de ahorro y eficiencia energética del proyecto gubernamental que inició en 2011.
Hasta la fecha, este proyecto no está incluido dentro de las acciones y programas destinados a mitigar el cambio climático en Venezuela.
Aunque Venezuela cuenta con una iluminación natural privilegiada, de nada sirve si la vivienda está mal ubicada. “La condenas a utilizar siempre ventiladores, aires acondicionados y luces”, asegura el ingeniero Alan Isea.
Una misión opaca
La Gran Misión Vivienda Venezuela nació en el año 2011 como programa estrella de la gestión de Hugo Chávez. Desde entonces, según investigaciones e informes de organizaciones como Transparencia Venezuela, se convirtió en un proyecto señalado por la opacidad, supuesto uso para el control social y casos de corrupción que traspasan fronteras.
La gestión de Maduro continuó el proyecto tras el fallecimiento de Chávez y hasta 2023, la misión construyó más de cuatro millones 500 mil vivinedas, según datos oficiales. Estas cifras son cuestionadas por organizaciones no gubenamentales, debido a que consideran que son datos que no pueden ser verificados.
Criterios de construcción disparejos
Especialistas coinciden que las arbitrariedades gubernamentales se impusieron sobre la planificación, el diseño, normas, leyes y planes de desarrollo vigentes. Esta situación expuso la falta de un plan rector encabezado por el Ministerio de Hábitat y Vivienda, la débil independencia de poderes y de capacidades de gestión, logística, regulación, evaluación y supervisión institucional.
Sin directrices claras, cada constructor diseñó y ejecutó con sus propios criterios técnicos, pese a que todas estaban bajo el paraguas de Misión Vivienda. En muchos casos tampoco se hicieron estudios de impacto ambiental y los terrenos no fueron evaluados constructiva-urbanística ni socialmente.
Ernesto Lorenzo Romero, investigador especializado en arquitectura bioclimática y eficiencia energética, resalta que no se dimensionó lo que significaba construir millones de viviendas.
“Comenzaron con el anuncio y no con una planificación estructurada. La promesa era imposible de cumplir. Todo se aceleró para subir los números sin prever la calidad”.
Muchos urbanismos de la Misión Vivienda no cuentan con vegetación ni están tan involucrados con la naturaleza.
La eficiencia energética se entiende como las acciones que mejoran la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios que se obtienen a partir de su uso, sin afectar la calidad de vida de los usuarios. Permite reducir emisiones de gases de efecto invernadero a través de la conservación de la energía tomando en cuenta la que es consumida por todos los procesos asociados con la producción.
La calidad de los materiales, las técnicas utilizadas, la estructura y el aislamiento son determinantes en el rendimiento y eficiencia energética en las edificaciones.
Un ejemplo de ello son los diseños bioclimáticos, que se reflejan en construcciones adaptadas al clima del lugar teniendo en cuenta la exposición al sol, las precipitaciones o el viento. Los hábitos de consumo de la ciudadanía son otro aspecto clave para la eficiencia energética.
Misión Vivienda implementa diversos sistemas constructivos, de los cuales el 77,49% son de alto nivel de industrialización, de acuerdo con un documento del Órgano Superior Nacional de Hábitat y Vivienda. Entre los materiales e insumos usados están el acero, cemento, concreto, bloques de barro y de adobe, pego, PVC, aluminio, cabillas, arena, cal, grifería, cerámica, machihembrado, cielorraso y mallas.
Algunos materiales son más eficientes energéticamente y sostenibles que otros, pero se desconocen las hojas técnicas con los detalles de cada uno.
La doble carga de la autoconstrucción
La autoconstrucción por parte de las comunidades organizadas es la forma en que se han construido el 70% de las viviendas, asegura el Órgano Superior Nacional de Hábitat y Vivienda.
Argenis Toyo, especialista en arquitectura tecnológica y desempeño de los edificios por la Universidad Napier de Edimburgo, señala que la autoconstrucción y su relación con la eficiencia energética es muy delicada. “Cuando hay personas que no saben construir será mucho ensayo y error”.
Ernesto Lorenzo Romero agrega que en algunos casos el proyecto sí brindó un diseño para la construcción de urbanismos y la comunidad se encargó de la ejecución. “En ese caso sí se podía haber implementado propuestas de diseños bioclimáticos; sin embargo, debía ser supervisado por el Ministerio para verificar el cumplimiento de los lineamientos de sostenibilidad y eficiencia energética”, precisa.
En una Gaceta Oficial de 2013, dos años después del surgimiento de la Misión, el Ministerio para Vivienda y Hábitat estableció los lineamientos generales para el diseño y construcción en el marco del proyecto.
Allí se especifica que deben incluirse criterios de eficiencia energética: todos los espacios deben tener ventilación e iluminación natural salvo circunstancias especiales, obligatoriamente medidores de consumo eléctrico e impulsar la integración de tecnologías de energías alternativas donde sea factible. La realidad es diferente.
Sin energía eficiente
Con excepciones de prototipos que, especialistas estiman, representan menos del 1% del total nacional, no se consideró el diseño de edificios y viviendas pasivas y su orientación para aprovechar la iluminación y el viento natural, materiales de baja energía incorporados, electrodomésticos de alta eficiencia energética, ni tecnologías integradas de energías renovables.
A partir de declaraciones en medios de comunicación de funcionarios públicos y empresarios entre 2011 y 2021 y a falta de datos oficiales de acceso público, se estima que solo a un 0,20% de las viviendas construidas en el marco de la Misión se les instalaría o instalaron paneles solares.
Pero los edificios deben ser previamente eficientes energéticamente porque instalar sistemas fotovoltaicos o de generación eólica en viviendas que no lo son, hace que sean ineficientes y que la cantidad de tecnologías a instalar para satisfacer la demanda sea muy costosa, aclara el especialista Ernesto Lorenzo Romero.
El Urbanismo Villa Paula, en el municipio Maracaibo, es ejemplo de cómo la Misión Vivienda Venezuela contraviene sus propios lineamientos de intevención. De 20 casas construidas dentro del Lago de Maracaibo solo quedan tres, 10 años después.
Los criterios institucionales establecían viviendas elevadas de madera, pero en cambio, usaron láminas en los pisos que se oxidaron, bloques, cemento y estructuras de hierro que pesan más de dos mil kilos. No instalaron tuberías de gas, ni servicio de aguas negras.
Fachadas de cambio
El sector construcción es uno de los principales generadores de contaminación en el mundo por las emisiones de CO2 relacionadas con la energía y los procesos. Venezuela es signataria del Protocolo de Kioto y ratificó el Acuerdo de París. Sin embargo, la Misión Vivienda Venezuela no se consideró para las acciones y programas con impacto en mitigación del cambio climático establecidos en la Actau Actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (CND) de Venezuela del año 2021. Algunos detalles sobre la Misión quedaron establecidos en los lineamientos de adaptación, pero su exclusión histórica en mitigación hace que la adaptación sea mucho más costosa y compleja.
Pese a que en 2023 se cumpliera presuntamente más del 79% de la meta de construcción de viviendas, según cifras oficiales, se desconocen los avances y resultados de las acciones y/o medidas que se establecen a 2030.
Por ahora en la Misión Vivienda Venezuela la eficiencia y el ahorro energético residen en prototipos aislados y en el papel.
Este artículo es parte del programa de Mentorías en Periodismo Climático