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Venezolanos sufren delincuencia política de afectos al régimen

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Por: Félix Carmona

CNP: 4.188

         Uno de los problemas que enfrenta todo gobierno al llegar al poder, es la lucha contra la delincuencia en todas sus formas. Este flagelo debe enfrentarse con seriedad y decisión como es el caso en El Salvador y su presidente Nayib Bukele, criticado por una minoría y alabado por la gran mayoría.

            Todo lo contrario, ha ocurrido en Venezuela, donde la delincuencia se ha convertido en un grave problema, para los ciudadanos decentes de este país, ya que la misma ha penetrado todos los organismos del Estado, donde convive el régimen que gobierna con la criminalidad. Donde los distintos grupos armados ilegales actúan al servicio del Estado, mientras que en su interior se forman nuevas bandas criminales.

            Desde la llegada de Chávez al poder, y siguiendo las instrucciones dadas por el desaparecido dictador Fidel Castro, suerte de demonio en la tierra, que, para él poder gobernar en Venezuela, debía crear un ejército de delincuentes armados que estuvieran a su mando y así nacieron primero “Los círculos bolivarianos” de corte ideológico que pasaron luego a ser los grupos armados de Puente Llaguno, llamados “colectivos”, los cuales son lanzados para reprimir a los civiles en las protestas.

            Muchos de los fallecidos en las protestas realizadas durante su permanencia en el poder, fueron ocasionadas por estos colectivos, otro tanto lo ocasionaron franco tiradores cubanos infiltrados en la Guardia Nacional, que llegaron al país, para entrenar a este componente militar de como eliminar a los manifestantes “con disparos certeros a la cabeza”, tal como lo hacen en Cuba.

            Así el régimen se asegura de mantener el control social sobre la población y contrarresta a través de estos grupos armados las amenazas desestabilizadoras políticas, sociales y económicas.

 Venezuela se ha convertido según organizaciones que investigan el crimen organizado a nivel mundial, en un Estado criminal que gobierna con el apoyo de grupos armados ilegales al servicio del régimen, dando origen en su interior a nuevas formas o componentes criminales.

            Así tenemos que hoy en día existen nuevos grupos que, en combinación con elementos del régimen, cooperando en asuntos propios del gobierno, y ya hay zonas del país donde las autoridades gobiernan con estos grupos de la mano, para controlar la sociedad en general y contrarrestar cualquier amenaza, ejemplo de ellos lo tenemos en los estados Táchira, Bolívar, Carabobo, y otros.

            En la actualidad tenemos grupos ligados al narcotráfico financiando obras públicas, edificios, supermercados o bodegones. Bandas con fundaciones benéficas, con escuelas de béisbol menor; colectivos administrando servicios públicos, hospitales y los tristemente recordados CDI. Presos considerados “Pranes” dando órdenes a jueces y tribunales.

            Realmente quien inició esta corrupción malsana fue el difunto Chávez y quien lo ha agudizado y profundizado es Nicolás Maduro. También Chávez estrechó lazos con la guerrilla colombiana como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, el Ejército de Liberación Nacional ELN, y el grupo guerrillero de Venezuela, llamado Fuerzas Bolivarianas de Liberación FBL.

            Para “atornillarse” más en el poder Chávez les dio a actores políticos, cargos a simpatizantes del régimen, quienes utilizaron estos cargos para montar redes de corrupción dedicados a malversar los recursos del Estado. Este proceso dio cabida a las células de narcotraficantes conocida como El Cártel de Los Soles.

            Tras la crisis global en 2008 de los precios del petróleo, Chávez quiso ponerle la mano a la minería para seguir saqueando las riquezas el país, pero fue un rotundo fracaso al intentar nacionalizar este sector, demostrando que todo lo que tocaba lo destruía. Esto convirtió la minería en una suerte de piñata que comparten hoy en día delincuentes y corruptos de cuello rojo rojito.

            También para ese momento las altas tasas de homicidios de una delincuencia desbordada y sin control por parte del régimen que les dio todo el poder, donde se cometían toda clase de fechorías, le otorgaron a nuestro país la distinción del país más violento del mundo. La violencia llegó las zonas urbanas desfavorecidas, a los barrios a zonas como la Cota 905. En búsqueda de la tranquilidad y la paz con tanta violencia se le dio carta blanca a los Pranes, para que gobernaran la vida en prisión, control en la misma y el exterminio de los alzados en la calle.

            Esta realidad con el actual ocupante de Miraflores, ha mutado y se ha extendido a otros grupos que eran antagónicos o que colaboraban anteriormente, asegurándose ventajas y convirtiéndose en los actuales preferidos.

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