Las vacas lecheras alimentadas con los desechos de la cerveza hacen más sustentable su producción a la vez que reducen significativamente la huella ecológica de la leche.
El metano es uno de los gases de efecto invernadero responsables del cambio climático y se ha culpado a la ganadería de ser el principal emisor a nivel global, alrededor del 14%.
El gas se emite cuando las vacas eructan mientras comen, e incluso cuando exhalan durante el proceso de rumiar. Pese a lo que cree la mayoría, una cantidad mucho menor de metano se produce en el otro extremo del proceso digestivo (meteorismo, timpanismo o simplemente “flatulencias”).
El metano es responsable de más del 25% del calentamiento global debido a que el metano atrapa más calor en la atmósfera por molécula que el dióxido de carbono (CO₂), haciéndolo 80 veces más dañino que este, aunque a diferencia del CO₂ (que puede permanecer hasta 1.000 años en la atmósfera), el metano permanecerá capturando calor en exceso hasta 20 años después de que haya sido liberado a la atmósfera.
Los productores lácteos de Bélgica involucrados en el Pacto para Reducir las Emisiones Entéricas del Ganado, se enfrentan a la tarea de reducir significativamente sus emisiones entéricas (intestinales) de metano para 2030.
Si quieren evitar una reducción drástica del número de cabezas de ganado, los productores ganaderos preferiblemente deberían implementar medidas de mitigación basadas en piensos.
El pienso, es un alimento para animales compuesto por una mezcla de distintas materias primas que se procesan de forma conjunta. Se suele presentar en forma de harina o en gránulos de distinto tamaño según la edad de los animales al que va destinado. Y como suele ser un alimento equilibrado, a menudo es específico para el tipo de animales (especie y edad) para el que se lo produce.
Uno de los intentos por reducir las emisiones de metano del ganado, consistía en incorporar un saco que almacenara el gas metano generado en el rumen de las vacas.
Según un estudio del Instituto de Investigación Agrícola, Pesquera y Alimentaria de Bélgica (ILVO), las vacas alimentadas con un pienso que contiene los granos sobrantes del proceso de elaboración de cerveza(conocido como bagazo de cerveza) emiten menos metano que las que comen piensos estándar.
Los residuos de la cerveza son alimento
El estudio de ILVO analizó cómo la alimentación del ganado puede influir en la producción de metano y descubrió que el bagazo de cervezapodía ralentizar y mejorar la digestión, además dereducir la producción de metano entre un 11 y un 13%.
El bagazo representa el 85% de los desechos de la elaboración de cerveza.
El bagazo de cerveza son los granos que quedan después de hervir la cebada en la primera parte de la elaboración de la cerveza. La mezcla de cebada y agua, conocida como mosto, se cuela y el líquido se deja fermentar, mientras que el material sólido sobra, y generalmente termina como parte del alimento para el ganado utilizado por los agricultores que viven cerca de una cervecería.
El bagazo de cebada es un subproducto con un elevado aporte nutricional. En 2023 el Código Alimentario Argentino reglamentó su uso como ingrediente para panificados y repostería.
Se estima que existen unos 2.500 productores de cerveza artesanal en Argentina que elaboran en total 80 millones de litros por año. El volumen de bagazo de cerveza que se genera es aproximadamente de 600 gramos por cada litro de cerveza elaborada; es decir 48 millones de kilos al año de bagazo.
Pero los beneficios del bagazo de cerveza sólo son posibles cuando se mezclan con harina de colza (otro subproducto sobrante, pero en este caso de la producción de aceite de canola) y no solos.
Según el estudio de ILVO, reciclar el bagazo para convertirlo en alimento para vacas conlleva otros beneficios. Su reutilización evita que el pienso utilice otras materias primas, como soja adicional. De esta manera, al reducir el uso de soja (que a su vez tiene propia huella ecológica) y utilizar en su lugar residuos de cerveza de una de las muchas cervecerías de Bélgica hizo que la huella ecológica de un litro de leche se redujera en un 31%.