El terremoto, de magnitud 7,8, deja también más de 7.400 heridos, según las autoridades, que temen que la cifra de víctimas mortales sea todavía mayor.
Unas nueve horas después del devastador terremoto de magnitud 7.8 que sacudió la frontera entre Turquía y Siria, dejando un saldo de más de 1,400 muertos, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó un nuevo gran sismo en la zona, este de magnitud 7.5.
El segundo gran terremoto tuvo su epicentro más al norte, al sureste de Ekinözü, a 75 millas (120 km) de Gaziantep, la localidad cerca de la cual se produjo el sismo que según el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dejaba un balance provisional en su país de al menos 912 fallecidos.
A esa cifra hay que sumar los 326 muertos reportados por el gobierno de Siria y los 220 que los rescatistas voluntarios de los cascos blancos confirmaron en zonas bajo control de la oposición a Bashar al Asad. Sumando las tres fuentes, el balance es de 1,459, aunque se reportan muchos atrapados y se teme que sean bastantes más.
El USGS reportó que el terremoto de 7.8 produjo a la 2:17 hora local (18:17 del domingo EST). Una réplica de magnitud 6.7 retumbó unos 10 minutos después. Y a las 11:24 de la mañana hora local se produjo el de Ekinözü.
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«Los fuertes temblores en Turquía fueron claramente registrados por los sismógrafos de Dinamarca y Groenlandia», dijo a la AFP la sismóloga Tine Larsen.
La frenética búsqueda de personas atrapadas entre los escombros
Erdogan señaló que se habían registrado derrumbes o daños graves en más de 2.800 viviendas y que se había conseguido rescatar con vida a 2.470 personas de los escombros.
De hecho, el sismo inicial destruyó edificios desde las ciudades sirias de Alepo y Hama a la turca Diyarbakir, a más de 200 millas (330 kilómetros) de distancia al noreste.
Casi 900 edificios se desplomaron en las provincias turcas de Gaziantep y Kahramanmaras. Un hospital se derrumbó en la ciudad costera mediterránea de Alejandreta, pero en un primer momento se desconocía el número de víctimas.
