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TEMPUS FUGIT

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Un grupo seguidor – más bien grupillo, para no ponerme postizos – me dice que por qué no toco la temática del tiempo… La verdad, sinceramente, si no tengo media docena de escritos sobre el mismo concepto… Reviso mi web (ruego a los que me piden sobre algún tema lo hagan antes: www.escriburgo.com) y, efectivamente, esturreados hay al menos tres o cuatro, y un par de programas de radio. Les pido, y a la vez les doy las gracias encarecidamente, que consulten ahí cualquier tema que quieran ver antes de nada… No es por nada tampoco, tan solo por no repetirme y llegar a aburrir a los que ya me los han leído. No obstante, y aunque me salga por peteneras, procuraré aportar cosas nuevas a lo ya escrito.

“Tempus fugit” es una conocida y antigua, y muy utilizada, por cierto, alocución, proveniente de las Georgicas, de Virgilio, allá como un par de decenios antes de Cristo… Más que nada, lo cito para que vean que el “problema” del tiempo ha preocupado y llamado la atención del personal desde hace milenios; desde que el ser humano tiene conocimiento de sí mismo. De hecho, y de ahí la atracción, el tiempo solo pertenece al ámbito humano; está directamente relacionado con las personas… Yo diría, incluso, que existe tan solo que en nuestra dimensión de vivencias humanas. Va indeleblemente, pero también exclusivamente, ligado a nosotros.

Einstein ya lo dejó claro en su Teoría, que ya no es teoría, de la Relatividad del y sobre el propio Tiempo. Y, encima, la moderna física quántica viene a establecer algo que, si no es revolucionario, desde luego le falta poco: en el Universo creado no existe el tiempo; de hecho, el tiempo lo creamos nosotros para uso propio y exclusivo… ¿Et pourquoi, que dijo el gabacho?.. pues muy simple, aunque no lo crean: nosotros colapsamos la energía universal en materia, y para eso necesitamos el factor Tiempo, así que lo creamos, y a la vez que la masa, así también lo amasamos.

Esta sería la explicación científica, pero si nos vamos a la de la percepción humana, todos conocemos la elasticidad del tiempo, que no corre igual para la misma gente, según en qué diferentes circunstancias… Virgilio dice de él lo de FUGIT porque se fuga, huye, desaparece, y es mucho más acertado que cuando decimos que “fluye”, pues no puede fluir lo que no existe, tan solo lo sentimos, o creemos sentirlo, “fluir”, pero eso es una ilusión de nuestros sentidos… Hablamos del tiempo, y escribimos con la palabra TIEMPO porque en esta dimensión nuestra necesitamos el concepto, pero no por su existencia real y efectiva. En este nivel que experimentamos, el tiempo solo vale para que los relojes lo midan; y los relojes solo sirven para medirnos a nosotros mismos. Nos hemos creado un circuito cerrado en el que centrarnos y por el que medimos nuestras vidas, pero es tan volátil como la propia energía con la que nos hacemos a nosotros mismos y cuanto nos rodea.

Un día, comiendo con familiares y amigos, a una comensal le sobrevino una lipotimia. Se quedó “privada” unos pocos instantes (que a nosotros nos parecieron larguísimos, aún sin serlos, claro), y, cuando volvió en sí, creía que estaba en su casa, disfrutando de una buena siesta… En apenas segundos, ella desarrolló y “vivió” todo un sueño que le pareció horas. Es una demostración palpable de que, para el tiempo – suponiéndole estatus de existencia – toda una vida puede pasar en un minuto, en tan solo que un segundo… Todo depende de la percepción que cada cual tenga en según qué circunstancias.

En una ocasión le oí a alguien decir algo que se me quedó grabado por su contradicción (digamos aparente contradicción, si acaso): “tengo más miedo a irme que a morirme”… Es lo mismo una cosa que otra (a nivel consciencia, claro), le dije yo, pues uno no muere, sino que se marcha a otra parte, y ya está, no hay más. Entonces me aclaró que lo que en realidad temía era a pasar a un tiempo sin tiempo, y eso es lo que le horrorizaba. En pocas palabras, no se imaginaba vivir sin estar pegado al tiempo, por eso lo del irse o morirse.

Naturalmente, creemos que un algo sin tiempo es un vacío absoluto; una especie de vórtice, de caos, de agujero negro, donde desapareceremos… Pues, miren, tampoco sería tan malo desaparecer tras haber sido unos perfectos hijoputas, ¿no?.. Pero no, no es lo previsto, ¿qué sentido tiene el vivir si uno no se hace responsable de sus consecuencias?.. Sería un completo absurdo, un absoluto contrasentido. Aquí estamos con un objetivo del que no podemos desprendernos simplemente desintegrándonos en el primer quásar que nos pase cerca. Sería una tontuna esa salida inoportuna.

Podemos salir por la puerta grande, pero sabiendo que estamos al otro lado de la puerta grande; o salir por la gatera, sabiendo que nos espera el otro lado de la gatera… Lo que pasa es que, al ser seres adimensionales (es lo que en verdad somos, aunque parezcamos y nos empeñemos en lo contrario) el tiempo ahí ya no cuenta para nada, salvo que nos ofusquemos en seguir pareciendo ser lo que no somos. Al fin y al cabo, seguiremos SIENDO…

No he querido repetir ninguna idea sobre los otros escritos anteriores en el tema del Tiempo. Y confío y espero que a este joven grupico les haya servido de algo y/o para algo. Si he procurado orientarlo en un sentido trascendente es porque no tiene otro sentido que ese, aunque nos empeñemos en lo contrario… Para intranscendencias, nos bastamos y sobramos todos los que somos… ¿Vale..?

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

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