Mientras grandes inundaciones arrasaban ciudades enteras en la parte norte del estado brasileño de Rio Grande do Sul la semana pasada, la meteoróloga Estael Sias sabía que el agua se escurriría hacia la región metropolitana de la capital, Porto Alegre, y que tendría que encontrar un lugar seguro.
Entonces ella, su marido, sus tres hijos y dos perros dejaron todo atrás. Menos de 24 horas después, el agua empezó a llenar su barrio en Canoas, ahora una de las ciudades más afectadas del estado.
“Mi casa se inundó”, recordó Sias con la voz quebrada. “Y fue muy difícil salir de mi casa, obligar a mi familia a irse”. Dijo que podía proteger a su familia cercana, pero no a otros que insistían en quedarse. “Ha sido muy angustioso y todavía lo es. No sé cómo será cuando regrese a casa”.
Las autoridades del sur de Brasil se apresuraron el miércoles a rescatar a los sobrevivientes de una inundación masiva que ha matado al menos a 100 personas, pero algunos residentes se negaron a dejar sus pertenencias mientras otros regresaron a sus casas evacuadas a pesar del riesgo de nuevas tormentas.
Las fuertes lluvias y las inundaciones en Rio Grande do Sul desde la semana pasada también han dejado 130 personas desaparecidas, dijeron las autoridades. Más de 230.000 personas han sido desplazadas y gran parte de la región ha quedado aislada por las inundaciones.
Se esperaban tormentas en el estado el miércoles por la noche, con granizo y ráfagas de viento de hasta 60 kilómetros por hora (37 mph), según el boletín vespertino del Instituto Nacional de Meteorología. Y el instituto pronostica un frente frío este fin de semana con lluvias adicionales, que serán particularmente intensas en el norte y el este del estado.
En Porto Alegre, unas 300 personas se refugiaban en el club local Gremio Náutico Uniao, con sede en el exclusivo y poco afectado barrio de Moinhos de Vento. Decenas de personas yacían en colchones mientras los voluntarios traían cajas llenas de feijoada, un típico guiso brasileño de frijoles y cerdo.
Heitor da Silva estaba entre ellos, habiendo atendido las advertencias de las autoridades. Aún así, está ansioso por su futuro.
“Sólo me llevé mis documentos, tres camisetas, dos prendas de ropa interior y mis chanclas. Todo lo demás se acabó”, dijo da Silva, de 68 años. “Ya tenía muy poco, pero eso se quedó ahí. Cuando regrese a casa, no habrá nada. ¿Y qué?”
El personal de la agencia de defensa civil del estado dijo a The Associated Press que han estado luchando para persuadir a los residentes de la ciudad de Eldorado do Sul, una de las más afectadas por las inundaciones, a abandonar sus hogares. Está ubicado al lado de Porto Alegre, cerca del centro de la costa del estado. Al menos cuatro personas se negaron a evacuar.
Tomado de:AP
