Los riesgos de ciberataques crecen en la industria petrolera según la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de los Estados Unidos (GAO).
Estados Unidos depende de una red de más de 1,600 instalaciones en alta mar para satisfacer sus necesidades de petróleo y gas.
Estas instalaciones, que a menudo se encuentran en ubicaciones remotas de difícil acceso en situaciones de emergencia, son vulnerables a los ciberataques.
Las instalaciones en alta mar tienen vulnerabilidades específicas, pero comparten muchos de los mismos riesgos que sus socios del sector.
A menudo están conectadas a Internet y entre sí, lo que amplía la superficie de ataque.
Además, dependen cada vez más de operaciones remotas y sistemas de control complejos, que se pueden manipular en su beneficio.
Los riesgos de ciberataques crecen en la industria petrolera, incluidas las instalaciones en alta mar.
Todos estos riesgos pueden traducirse en daños económicos, interrupciones en el servicio y amenazas potenciales para la seguridad nacional.
Las más vulnerables
El lugar de las instalaciones en alta mar en la cadena de producción de energía las hace vulnerables de una manera que sus contrapartes en tierra generalmente no lo son.
Pueden estar hasta 200 millas más allá de la costa de Estados Unidos y hasta dos millas bajo el agua.
Su ubicación remota limita sus recursos en términos prácticos, lo que significa menos disponibilidad de seguridad física y tiempos de respuesta más largos a emergencias.
Los riesgos de ciberataques crecen en la industria petrolera y su mayor conectividad significa que enfrentan las mismas amenazas que otras partes del sector.
Un ataque al sector de la energía podría constituir una catástrofe nacional, lo que causaría graves interrupciones en el suministro y pérdidas financieras.
Como parte del sector de la energía, las instalaciones en alta mar se consideran infraestructura crítica.
Es uno de los 16 sectores designados por el gobierno como «vitales para los Estados Unidos en la seguridad, la económica y la salud pública.
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