La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que en 2023 el nivel medio del mar en todo el mundo alcanzó un máximo histórico, según los registros de satélite que se llevan desde 1993. Se calcula que los océanos han subido de 20 a 23 centÃmetros desde 1880 a la fecha de hoy. Lo más preocupante es que la tasa de incremento de los últimos diez años es más del doble de la tasa durante la primera década del registro por satélite, de 1993 a 2002.
La subida del nivel del mar es el resultado del calentamiento de los océanos y del deshielo de glaciares y capas de hielo, fenómenos que son resultado directo del cambio climático.
Incluso si el calentamiento global se limita a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales para fin de siglo, el objetivo que se fijaron los paÃses de todo el mundo como parte del Acuerdo de ParÃs de 2015, el planeta experimentará un aumento considerable del nivel del mar.
Cabe señalar que los patrones de circulación oceánica, como la corriente del Golfo, pueden provocar diferencias regionales en ese aumento.
La subida del nivel del mar tiene amplias repercusiones no sólo en el medio fÃsico, sino también en el tejido económico, social y cultural de las naciones vulnerables de todo el mundo.
Las inundaciones de agua salada pueden dañar los hábitats costeros, incluidos los arrecifes de coral y las poblaciones de peces, las tierras agrÃcolas, asà como las infraestructuras, incluidas las viviendas, y pueden afectar la capacidad de las comunidades costeras para mantener sus medios de vida.
Las inundaciones pueden contaminar los suministros de agua dulce, fomentar enfermedades transmitidas por el agua que amenazan la salud de las personas y provocar estrés y problemas de salud mental.
Al mismo tiempo, los ingresos del turismo, un motor económico clave sobre todo en muchos pequeños Estados insulares en desarrollo pueden resentirse al dañarse playas, centros turÃsticos y otras atracciones turÃsticas como los arrecifes de coral.
La combinación de estos factores puede obligar a las personas a abandonar sus hogares, trasladarse a terrenos más elevados o, en última instancia, emigrar, lo que a su vez trastorna las economÃas, los medios de subsistencia y las comunidades.
A medida que la temperatura global aumenta debido al cambio climático, los océanos absorben gran parte de este exceso de calor. El agua caliente aumenta de volumen, un proceso conocido como expansión térmica, que contribuye significativamente a la subida del nivel del mar. El aumento del nivel del mar también crea un catastrófico bucle circular de retroalimentación.
Por ejemplo, los manglares, que protegen los hábitats costeros y almacenan gases de carbono perjudiciales que contribuyen al cambio climático, pueden verse desbordados rápidamente al perder sus cualidades protectoras. Menos manglares significa más gases nocivos en el ambiente, lo que impulsa el cambio climático, y con el aumento de las temperatura el nivel del mar subirá aún más.
Se calcula que unos 900 millones de personas, es decir, uno de cada diez habitantes del planeta, viven cerca del mar. Los habitantes de las zonas costeras de paÃses densamente poblados como Bangladesh, China, India, PaÃses Bajos y Pakistán estarán en peligro y podrÃan sufrir inundaciones catastróficas. También corren peligro las grandes ciudades costeras de todos los continentes, como Bangkok, Buenos Aires, Lagos, Londres, Bombay, Nueva York y Shanghai.
PodrÃa decirse que las islas pequeñas con tierras bajas son las que se enfrentan a las amenazas más graves. La subida del nivel del mar y otros impactos climáticos ya están obligando a la población de paÃses del Océano PacÃfico como Fidji, Vanuatu y las islas Salomón a trasladarse.
La medida más importante que puede adoptarse es frenar el calentamiento global reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, el principal motor del cambio climático. Mientras tanto, mitigar el aumento del nivel del mar y adaptarse a él ha adquirido una nueva importancia.
Existe una amplia gama de soluciones, que obviamente tienen un costo. Entre ellas se cuentan construir infraestructuras, como diques y barreras contra las mareas de tempestad, para proteger contra las inundaciones y la erosión; mejorar los sistemas de drenaje y construir edificios resistentes a las inundaciones; restaurar barreras naturales como los manglares; y proteger los humedales y los arrecifes de coral para absorber la energÃa de las olas y reducir el impacto de las mareas de tempestad.
Muchos paÃses también están reforzando sus planes de reducción del riesgo de catástrofes, asà como los sistemas de alerta temprana para hacer frente a los incidentes relacionados con el nivel del mar.
En algunos casos, las comunidades también pueden ser reubicadas fuera de las zonas costeras vulnerables como parte de las medidas de adaptación, un enfoque conocido como retirada controlada.