Por: Polo Casanova
La primera modificación introducida a la Teoría del Conocimiento fue hecha por Martin Heidegger en su Seminario de verano de 1.935 en la Universidad de Friburgo , » Introducción a la Metafísica «
Después de XXVII siglos , un pichón de filósofo de un país medio bananero y palúdico del Sur profundo introduce tres modificaciones premonitorias : primero , el sistema en el pasado era un algoritmo sin fin ; segundo , el sistema se redespliega , no siguiendo una linealidad determinista , el sistema se redespliega en retornos , en rizos en circunvoluciones , en feed – back , en regresos , en el eterno retorno Nietzscheano ; tercero , las cientos de miles de millones de decisiones vertidas a la objetividad ontológica por los 8 mil millones de hombres que habitan el planeta tierra , son absolutamente contradictorias unas con otras , si no son compatibilizadas esas decisiones devendría un verdadero caos, la compatibilización de esas miles de millones de decisiones se construyen a partir de un proceso espontáneo en la objetividad ontológica , rebanando , en un proceso espontáneo sin fin las contradicciones.
Es así como se genera un » Orden » , el Orden Hayeckiano , que permite resolver el acuciante problema que enunciamos en párrafos previos.
Ese proceso nos permite conocer cuánto cuesta un periódico cuando lo vamos a comprar al quiosco de la esquina ex – post.
Ese es el próximo paso del desarrollo de los sistemas tecnotrónicos – es que la Civilización Occidental va a poder saber cuánto cuesta un periódico , o cualquier cosa que a usted se le ocurra EX – ANTE , sentado en un taburete en la cocina de su casa , tomándose un café , sin necesidad de ir a comprar el periódico al quiosco de la esquina.
Para acceder a eso tenemos que seguir respetando las dos condiciones » necesarias » previstas con anterioridad : respeto a » The Man On The Spot » como lo llamase Friedrich Von Hayek y un respeto irrestricto a los llamados «Derechos de Propiedad » .
Si los grandes mogoles tecnotrónicos quieren saber cómo alcanzamos ese estadio alucinante tendrán que pagar por ello, ellos tienen mi dirección y mis teléfonos en Bogotá , ellos saben dónde encontrarme.
El más ingenuo de mis lectores es imposible que pueda escapar a la alucinante repercusión que ese paso de gigante tendrá en una Sociedad Postmoderna .