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México dio cifras de muertos y desaparecidos por Otis

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Las autoridades mexicanas confirmaron que el paso del huracán Otis por el estado de Guerrero, en el sur del país, causó 46 muertes, mientras que 58 personas siguen desaparecidas.

En Acapulco, la ciudad más afectada, los servicios de telecomunicaciones y energía eléctrica se recuperan lentamente entre calles surcadas por la desesperación de cientos de familias que lo perdieron todo.

La Gobernación de Guerrero, liderada por Evelyn Salgado, confirmó este martes 31 de octubre que la cifra de muertos asciende a 46, de estos 36 son hombres y 10, mujeres. Únicamente 18 cuerpos han sido entregados a sus familiares, mientras la Fiscalía continúa sus labores de levantamiento de cadáveres y otros organismos mantienen las labores de búsqueda y rescate.

La destrucción de las telecomunicaciones provocó, en un inicio, reportes de cientos de personas desaparecidas. Con el restablecimiento paulatino del servicio, hasta el momento se ha logrado localizar con vida a 180 personas. Sin embargo, aún se mantiene la búsqueda de 58.

La búsqueda se amplía a quienes estaban en altamar. Las familias de marineros y pescadores buscan a los suyos. De acuerdo con la Secretaría de Marina, hasta el momento se han registrado 29 embarcaciones hundidas.

Mientras, un equipo de más de 2.600 personas hace un balance de los daños en viviendas e infraestructura. Hasta el lunes 30 de octubre habían sido identificadas 20.961 viviendas afectadas.

Las huellas de la devastación aún son alarmantes. La cifra de muertos sigue en aumento y el número de damnificados rebasa la ayuda de las autoridades de todo nivel.

Otis destruyó en pocas horas una ciudad, rompió abruptamente el proyecto de vida de cientos de mexicanos que viven —o vivían— cerca de la zona costera del estado de Guerrero, donde el miércoles 25 de octubre tocó tierra este huracán de nivel 5, la máxima categoría.

Un puerto completamente en ruinas es el recordatorio visible de la nueva realidad que afrontan los lugareños de Acapulco, uno de los principales balnearios del país. Despojados de todo, ahora duermen en refugios, en canchas de fútbol, a la intemperie, con las pocas cosas que les quedaron y que sujetan fuertemente porque la desesperación ha traído saqueos y delincuencia.

Más allá de Acapulco

No solo la turística zona de Acapulco sufrió daños. Lugares sobre las colinas y otras localidades aledañas también resultaron afectadas, entre ellas Coyuca de Benítez, que queda a 30 kilómetros al norte del famoso balneario.

El alcalde de dicha ciudad, Ossiel Pacheco, informó al programa ‘¿Qué Chilangos pasa?’, que el 90 % de viviendas tiene afectaciones por el paso de Otis, entre daños totales y parciales. Luego de seis días, informó que se logró despejar una arteria vial principal que permite el ingreso de ayuda humanitaria para los ocho refugios que alojan a unas 1.500 personas.

Entretanto, los comedores comunitarios trabajan para ofrecer al menos dos raciones de alimentos para las más de 9.000 personas damnificadas.

En esa ciudad, de unos 13.000 habitantes, se registraron seis muertes y no hay reportes de personas desaparecidas. Hospitales y escuelas públicas también resultaron afectadas en Coyuca de Benítez.

El alcalde mencionó que aún no se cuantifican las pérdidas de los cultivos, en un municipio eminentemente agrícola y rural.

Testimonios de resistencia

Quienes han decidido quedarse para recuperar su hogar se enfrentan a un sinnúmero de obstáculos que, incluso, ponen en riesgo su vida.

“Vamos a intentar traer suministros de diferentes maneras porque mucha gente se ha cortado los pies por andar descalzos sobre lo que sea que sopla el viento por todo el suelo.

Estamos descalzos y no tenemos nada, no queremos ver las heridas que tenemos en los pies porque no queremos que eso nos impida salir a buscar comida para nuestros hijos”, relató Julián Matadama, de 52 años, quien recoge los escombros y trata de limpiar el barro estancado frente a su casa.

No solo deben sortear los obstáculos sobre el suelo. Las enfermedades, como el dengue, la desesperación por falta de agua y padecimientos por infecciones agudizan la crisis en esta región. La falta de medicamentos es una constante y personas con enfermedades catastróficas son las primeras en sentir esa escasez.

Ante ese panorama, Margarita Carmona, de 55 años, tomó su machete para retirar los escombros. Corta las ramas de grandes árboles que terminaron frente a su domicilio, en Puerto Marqués, una playa popular en Acapulco.

“Solo quiero volver a casa porque trabajé muy duro para construir mi casita. Estoy sola y no tengo a nadie”, comentó. No es valentía decidir quedarse, es no tener a dónde ir. Margarita, Julián y otros residentes siguen resistiendo, mientras llega —reclaman— a cuentagotas la ayuda del Gobierno.

Clara Alemán tiene un local de venta de frutas y verduras. Sobrevivió al impacto de Otis, pero sus pertenencias —colchones, estufa, muebles— quedaron bajo el agua por varios días. Cuando pudo salir, llegó hasta su local, que ahora está completamente destruido.

“Este aquí es mi negocio, mi fuente de trabajo, y hoy venimos a ver y está deshecho también”, lamentó.

Otros, han decidido dejar la zona. Muchos viajaron a Ciudad de México en busca de un mejor futuro —uno habitable—. Apenas con una maleta, con pocas prendas de vestir y algún objeto que recuerde lo que fue su hogar, llegan hasta la terminal Taxqueña, en la capital, para empezar de cero.

Pese a la devastación, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó este 30 de octubre: “No nos fue tan mal con Otis”.

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