Por: Miguel Galindo Sánchez
…De la Ley de Dios.- Con permiso de Cécil B. de Mille, de la Iglesia y de todos los que se puedan sentir ofendidos, aunque no tenga el mínimo deseo de ofender a nadie, me voy a atrever a corregir lo de “Los Diez Mandamientos”…
Un Dios que otorga al ser humano libre albedrío para experimentar su obra creativa y adquirir conciencia, no puede contradecirse a sí mismo, mandando, ordenando, ni prohibiendo, nada (salvo indicando, razonando).
Si el hombre, como género humano, ha de aprender algo y yo creo que mucho, lo hace a través de los errores, no a través del castigo, para eso Él mismo nos colocó, a modo Gps, la ley de causa y efecto.
Lo que bien pudo pasar, es que aquél cansino Moisés, que estaba obsesionado por ser homologado por Dios para ser guía y garante de su pueblo (noble propósito, por cierto) no paraba con su cantinela: “Oh Dios de mis padres, dígnate mostrarte a mí”, como recoge el Éxodo, o: “dame una señal que yo pueda mostrar a mi pueblo”, y dale que te pego: “¿cómo podemos saber que somos los elegidos?”… Todo tole-tole provoca un fruto (pedid y se os dará, buscad y hallaréis), y el nieto secreto del farahón, tanta brasa dió, que prendió una zarza en lo alto del Nebo, que era su propia conciencia ardiente: acho, tío, “Yo soy El que Soy”, y no hay más, ni menos, que eso.
Bueno… ya había iniciado el contacto, el movimiento de apertura del ajedrez…. Pero seguía insistiendo en la cantinela del: “¿cómo puedo estar seguro, tío?”, que repetía a cada subida al monte, cual Almonte, o Fuensante, que son versiones competenciales de lo mismo… Hasta que El que Es tuvo que contestarle algo así como: mira, majo, pesaíto eres, escribe en lo que pilles lo que te voy a decir: estaréis seguros de cuánto me preguntas, cuando tú y tu gente viváis una realidad basada en unos convencimientos, y fíjate que no digo mandamientos, básicos, elementales, como premisa de que, poco a poco, vayáis entendiendo por vosotros mismos y convenciendóos, de lo que no debe ser impuesto sino adquirido de buen grado. Cuando lo logréis, podréis consideraros mi pueblo. Toma nota:
1).- Cuando dejéis de rendir culto al estátus, al poder y el dinero, y lo rindáis al único Dios verdadero, que soy Yo por cierto y estoy dentro de vosotros, que no tenéis que subir a ningún cabezo, cabezones…
2).- Cuándo dejéis de usar mi nombre para adquir ese vano poder, que no vale nada, porque, al fín, descubráis que todos somos una misma realidad… que Yo soy tú, y tú eres Yo, que no te enteras, Contreras…
3).- Como no va a ser de hoy para mañana, porque os conozco, al menos reservad un día de la semana para pensar y hablar de estas cosas y todo lo demás se os dará por añadidura. Aislaos, meditad, santificadme ese ratico dentro de todos y cada uno de vosotros. Buscadme ahí aunque solo sea en uno de siete
4).- Cuando veais que todos honráis a vuestro Padre/Madre, que soy Yo y a vuestra Madre que es la Tierra que plantáis y de la que coméis y de vuestra Madre carnal que os dio de mamar, mamones, empezaréis a comprender el principio de todo.
5).- Cuando no matéis ni asesinéis, porque os hayais dado cuenta que lo que hagáis a cualquiera de los otros os lo hacéis a vosotros mismos y que os estáis pegando tiros en los piés, tontos del nabo, empezaréis a comprender.
6).- Cuando dejéis de cometer adulterio con y entre vosotros mismos, ni envenenéis vuestros cuerpos con alimentos que igual habéis adulterado, entonces vamos y hablamos.
7).- Cuando entendáis que no vale la pena robar, porque todo es de todos y no existe nada de nadie, y lo que roba uno aquí se lo está robando a sí mismo para cuando salga de aquí…
8).- Cuando veais que no hace falta mentir, ni ir haciendo por ahí el trincaleras, levantando falsos testimonios, porque la sociedad es como un espejo que refleja en nosotros todo lo que hacemos, entonces, quizás…
9).- Cuando seáis todos como Uno, no habrá esposas de nadie, porque las mujeres no son propiedad de nadie; y los que entiendan eso, no desarán a ninguna prójima de ningún prójimo. Lo que vino de la unidad, volverá a la unidad.
10).- Como tampoco los bienes ajenos, ya que habréis acabado con la “ajenidad”, con la propiedad y hasta puede que sepáis lo que es en verdad la “comunidad”, no la de vecinos que solo sirve para pelearos entre vosotros…
… Así que – concluyó Dios a Moisés – cuando en el mundo se den esa serie de conclusiones, por razonamiento propio, tendrás la prueba de que has hablado Conmigo… o mejor dicho, Yo contigo. Así que no vuelvas más por aquí, que ya yo, yo ya…
Pero yo no concibo a Dios (sí a los dioses, pero eso sería otra historia) como un legislador/castigador que ha “creado” a sus propios siervos para que éstos se le suban a las barbas, y así poder sacudirles estopa a placer… Puedo entender muchas cosas, pero no esa.
Más bien me inclino a creer que a Dios lo han secuestrado las religiones en beneficio propio y de su sacerdocio. Que lo han manipulado hasta ponerlo a su servicio e interés ante la pasmada y domesticada mirada de los fieles que han falsificado sus enseñanzas convirtiéndolas en gobernanzas. Que han revertido (rebajado) a Dios en un Rey para así ellos poder convertirse en sus visires… Y lo más cómico de todo, es que ese poder que ellos se arrogan, no se lo dá Dios, sino que se lo damos nosotros… A ver si vamos espabilando, tío Fernando.
Miguel Galindo Sánchez / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com