Desde que las Ciencias Sociales comenzaron a tomar espacios de desarrollo y aplicación de sus postulados, al lado de la teoría política, la teoría económica y la teoría administrativa, surgió la teoría de organización como fundamento de criterios. Pero también, como razón necesaria de procesos administrativos contentivos de la fuerza teorética y metodológica propia para ordenar y regular realidades en términos de variables o factores capaces de coadyuvar y precisar la integración de cuantos elementos saben responder a problemas que comprometan la estabilidad y equilibrio de procedimientos asociados al ordenamiento y optimización, que impliquen al hombre en sus propósitos de crecimiento, progreso y desarrollo tanto en lo individual como en lo colectivo.
Cabe este exordio a manera de justificación de la importancia que ha adquirido la teoría de la organización respecto de las actividades que adelanta la sociedad humana en beneficio de todo lo que resuelve y determina la sistematización de su devenir en los ámbitos o situaciones de vida.
Sin embargo, la dinámica social y política, por los acontecimientos que definen su trajinar, ha desvirtuado buena parte de los dictámenes enunciados por la teoría de organización en función de los procesos que rige.
La improvisación como causal de conflictos
Buena parte de los problemas que padece el mundo en todas sus manifestaciones obedece a la improvisación con la cual tiende a hacerse todo cuanto es posible. Sobre todo en materia política. En los predios de tan interesante terreno, ocupado de forma distorsionada, los intereses y necesidades que sus objetivos embargan, poco o nada son atendidas las premisas elaboradas desde la teoría de organización. Razón esta para reconocer el cúmulo de problemas que perfila cualquier desarreglo, capaz de oscurecer condiciones, procedimientos y resultados. Es cuando surgen complicaciones de toda índole que hacen atascar esfuerzos al situarlos en el ámbito de los barullos degenerando en motivos de anarquía.
Desconocer los beneficios de la atención logística, acarrea perjuicios de serias consecuencias que quizás no puedan apreciarse a primera vista, pero que luego han de generar daños inesperados, de sorprendente alcance.
Muchas veces por creer que, jugando a la política pueden logarse ingentes resultados, es un error.
La inercia de la supuesta presunción, conduce a descubrir crisis solapadas u olvidadas por la historia y el análisis político. Incluso, a relucirlas o acrecentarlas. Son pues algunas razones cuando se obvia la importancia que compromete la organización del discurrir político.