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La NASA presenta  nuevos huracanes

Debido al calentamiento global, los modelos climáticos globales prevén que los huracanes tendrán algunos cambios que aumentarán las probabilidades de que generen mayores daños en un futuro no muy lejano. 

El 1 de junio comenzó la temporada de huracanes en el Atlántico. Entre esta fecha y hasta el 30 de noviembre, las miradas están puestas en los trópicos porque es la temporada de huracanes. Algunos de estos ciclones son devastadores. Cuando se acercan a tierra, dejan pérdidas de millones de dólares, ciudades destruidas y cientos de familias que no pueden regresar a su hogar.

Dependiendo del lugar donde se formen, se los llaman huracanes, tifones o ciclones. Sin embargo, los científicos usan un nombre más genérico: ciclones tropicales. Son tormentas grandes que giran alrededor de una extensa área y que necesitan condiciones tropicales para formarse, por lo que se originan principalmente en los trópicos. 

Para recibir el nombre de huracán, sus vientos deben superar los 120 km/h. Sin embargo, en este artículo se utilizará “huracanes” como término general para incluir tormentas tropicales, que son ciclones tropicales con viento de intensidad inferior a la del huracán.

Para formarse y fortalecerse, los huracanes necesitan cuatro ingredientes principales:

  • un océano con agua tibia
  • mucha humedad en el aire
  • poca o nula variación del viento en la vertical
  • una perturbación preexistente (por ejemplo, un grupo de tormentas)

Un huracán necesita todos estos ingredientes para formarse,pero si cualquiera de estos cuatro ingredientes principales no está en la cantidad correcta, la tormenta no se forma o será diferente. 

Los científicos usan modelos climáticos sofisticados y una enorme base de datos observados para comprender qué pasará con los huracanes a medida que se incrementen las temperaturas del planeta. 

Más lluvias

Los expertos ya saben que el cambio climático aumenta los episodios de precipitaciones extremas. En un mundo más cálido, simplemente hay más humedad en el aire en forma de vapor de agua. A medida que aumentan las temperaturas de la superficie, se evapora más agua de la tierra y el océano.

En un huracán, los vientos en espiral atraen aire húmedo hacia el centro, alimentando las imponentes tormentas que lo rodean.

La evaporación añade humedad al aire, y la cantidad de vapor de agua que puede contener el aire depende de su temperatura. Cuanto más cálido está, más vapor de agua puede contener. El aumento de humedad en el aire provoca lluvias más intensas, especialmente durante eventos extremos.

Más huracanes de mayor categoría

La mayoría de los modelos muestran que el cambio climático provoca un ligero aumento en la intensidad de los vientos huracanados. Es probable que este cambio esté relacionado con el calentamiento de las temperaturas del océano y una mayor humedad en el aire, los cuales alimentan los huracanes.

En un clima más cálido, los modelos no muestran una variación marcada en la cantidad o la frecuencia de los huracanes. Sin embargo, hay una mayor proporción de huracanes que alcanzan las categorías 4 y 5. En otras palabras, los huracanes que se forman tienen mayores posibilidades de volverse más intensos. 

Más inundaciones costeras

El cambio climático está provocando que los océanos se calienten y los glaciares se derritan, lo que resulta en el aumento del nivel del mar. Desde 1880, el nivel del mar global ha aumentado 20 centímetros, y para el 2100, se proyecta que aumente entre 30 y 122 centímetros más.

Dado que los impactos del cambio climático (como el aumento del nivel del mar) ya se están produciendo, la probabilidad de que un huracán provoque un desastre de miles de millones de dólares es cada vez más alta.

Cualquiera que haya experimentado un huracán o visto las imágenes de la zona afectada sabe cuánto daño pueden causar a la vida y a la propiedad. Las inundaciones siguen siendo una de las mayores preocupaciones cuando un huracán llega a la costa, y el cambio climático probablemente empeorará las cosas. 

¿Qué ha pasado hasta ahora?

Desde la década de 1980, el registro de huracanes ha mostrado un período más activo en el océano Atlántico Norte. En promedio, hubo más tormentas, huracanes más fuertes y un aumento de huracanes que se intensifican rápidamente. Hasta ahora, la mayoría de estos aumentos se deben a variaciones climáticas naturales.

Sin embargo, un estudio reciente sugiere que el último aumento en la proporción de huracanes del Atlántico norte que experimentan una rápida intensificación es demasiado grande para explicarlo únicamente por la variabilidad natural.Este podría ser el comienzo para detectar el impacto del cambio climático sobre los huracanes, afirma el estudio.

En contraste, la frecuencia de los huracanes que tocan tierra en Estados Unidos (un subconjunto de huracanes del Atlántico norte) no ha aumentado desde 1900, a pesar del importante calentamiento global y del calentamiento del océano Atlántico tropical.

Referencia:

https://science.nasa.gov/earth/climate-change/a-force-of-nature-hurricanes-in-a-changing-climate/?

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