Aludir al término “política” abre innumerables posibilidades de examinar su significación, tanto en lo epistemológico como en lo hermenéutico. No obstante, las realidades políticas se tornan confusas en virtud de las variables o componentes que configuran la teoría que la explica y la demuestra como ciencia. Así como los elementos que hacen su praxis.
Metodológicamente, la hipótesis que de esta situación podría trazarse bien podría identificar la debilidad de cualquier sistema político afectado por la contaminación que estaría padeciendo su estructura ideológica. Podría ser el caso de la democracia y el socialismo. Pero no podría situarse en el mismo plano la “política” propiamente por cuanto su esencia transversaliza y fundamenta la vida social y económica del ser humano. Lo que no sucede, de atenderse ideologías políticas, puesto que su significación no trasciende del contexto en que sus funcionalidades adquieren el sentido que les otorga razones en términos de sus injerencias.
Lo que sí es posible, como en efecto pretende esta disertación, referir la mutación, conversión o alteración que ha venido comportando la política desde la perspectiva de su inherencia con el hombre mismo.
Más, cuando algunas ideologías políticas han sufrido vicisitudes en su configuración lo cual, directa e indirectamente, ha implicado la política vista como complejidad funcional del ser humano en todas sus expresiones. Específicamente, al comprometer decisiones y acciones. Sin embargo, esto no desdice de la posibilidad de “intervenir” la estructura conceptual e instrumental de “política” por vía del método deductivo-inductivo.
Intervención del concepto
A juicio de Hannah Arendet, “la política reposa sobre un hecho: la pluralidad humana” para lo cual “la participación es la conditio sine quo non de la política”, entonces no hay duda al inferir que la política se hace en los espacios donde la pluralidad humana adquiere sentido.
Si en dichos espacios, la pluralidad humana se limita a lo que el poder político permite en aras de sus preferencias, la política se verá reducida en términos de sus capacidades y potencialidades. Aunque en el fondo de la reconocida crisis de dominación y opresión que por doquier muestra su ímpetu, el concepto de política sigue dejando ver y sentir sus condiciones. Pero lo hace de manera insuficiente y deleznable lo que lleva a inferir que en su esencia la política comienza a lucir perturbada en cuanto al modo de imprimirle valor a la organización social y la legitimación del poder político.
Justamente, la carencia de las cualidades que hacen de la política el conducto expedito mediante el cual el hombre se beneficia de los mismos derechos y libertades que le son garantizados a los individuos más diversos y diferentes, hace que pueda advertirse que la política, en su ejercicio, se haya deformado. Reduciéndose a verse como lo explicaba Norbert Lechner, cuando optó por considerar que “la política ya no es lo que fue”.
Lechner se convenció de que la política había caído en una trampa preparada por ideologías pervertidas toda vez que el investigador alemán, nacionalizado chileno, insistió que la política había cambiado su praxis de amplitud por un estridente campo de interacciones y constricciones en donde la política, en su ejercicio, decide cómo y cuándo operar las realidades a su antojo.
En consecuencia, los problemas que atajan la dinámica política en el plano de cómo el ejercicio político decide intervenir políticamente en la vida social, arrojaron como resultado ciertas tendencias involutivas que desfiguraron el Estado democrático y la correspondiente administración de gobierno.
Particularmente, en el contexto de gobiernos verticales que hacen del autoritarismo, el móvil y objetivo central de su tarea.
Asimismo, comenzaron a mutarse conceptos que en un tiempo, regían la movilidad de la economía, libertades y derechos fundamentales y garantías civiles. Igualmente, de mecanismos de socialización que venían apostando a forjar y fraguar valores morales y principios éticos.
Por las razones expuestas, es posible hablar de que las realidades sociales están viviéndose afectadas por el serio problema de la mutación de la política.