En la actualidad, casi el 30% de la electricidad mundial procede de energías renovables. Para 2050, el 90% de la electricidad mundial debería proceder de energías renovables.
Se prevé que las energías renovables se conviertan en la mayor fuente de generación mundial de electricidad a principios de 2025, superando al carbón.
En muchas regiones, las renovables son la fuente de energía de más rápido crecimiento.
Las energías renovables son más económicas que los combustibles fósiles
En la mayor parte del mundo, la electricidad procedente de centrales de energías renovables, como la eólica o la solar, es más económica que la procedente de nuevas centrales de combustibles fósiles.
Los nuevos proyectos eólicos y solares terrestres cuestan aproximadamente un 40% menos que las centrales de carbón o gas construidas desde cero y la diferencia es cada vez mayor.
El mundo ha sido testigo de un cambio en la competitividad de las opciones de energía renovable desde 2010: la energía solar ha experimentado la reducción de costos más rápida, con un descenso del 88% en los nuevos proyectos a escala comercial entre 2010 y 2021, gracias a las continuas mejoras tecnológicas, economías de escala y la reducción de los costos de financiación de las centrales eólicas y solares. El costo de la energía eólica terrestre se redujo un 68% y el de la eólica marina un 60% desde 2010.
En los próximos cinco años, el mundo incorporará tanta energía renovable como lo hizo en los últimos 20 años.
Paneles solares y turbinas eólicas
Todas las fuentes de energía requieren tierras, desde la parcela utilizada para extraer carbón hasta el terreno que ocupa una central eléctrica.
Los parques eólicos requieren mucho terreno, pero mientras que una mina de carbón se utiliza una sola vez, un parque eólico sigue produciendo energía, año tras año.
Con el tiempo, una hectárea de energía eólica o solar puede generar más electricidad que una hectárea de minas de carbón o uranio.
Los terrenos destinados a parques solares y eólicos pueden tener un doble uso, producción de energía y agricultura.
Una vez construido, un parque solar o eólico tiene tan poco impacto en el terreno que permite el pastoreo y la agricultura al mismo tiempo en las mismas hectáreas.
Los paneles solares no tienen por qué instalarse directamente en el suelo, pueden colocarse en estructuras existentes como tejados, carreteras, sobre canales y en terrenos agrícolas, e incluso flotando en lagos y estanques.
En el sudeste asiático y África, donde los proyectos solares suelen competir con las tierras agrícolas, la “agrivoltaica” y la “hidrosolar” permiten un doble uso de las tierras agrícolas y el agua para la instalación de paneles solares sin comprometer los recursos hídricos y alimentarios.
Las granjas solares también pueden instalarse en terrenos no aptos para otros usos: desiertos, vertederos, antiguas minas de carbón o territorios contaminados (Chernóbil alberga ahora una planta solar).
Los paneles solares pueden colocarse en cualquier lugar de la Tierra ya que el sol brilla en todas partes. Ningún otro sistema de generación de electricidad puede igualar esta flexibilidad.
Soportan fenómenos meteorológicos extremos
Las centrales de gas no pudieron satisfacer la demanda de electricidad durante la ola de frío extremo que azotó Texas en febrero de 2021, dejando a 5 millones de usuarios sin electricidad durante cuatro días, debido sobre todo a pozos de gas congelados y apagones en los generadores de gas. Las centrales nucleares y de carbón también sufrieron cortes.
Aumentar la proporción de energía eólica y solar en el suministro energético mejora la seguridad de la electricidad. Los generadores a pequeña escala, como los paneles eólicos y solares, también pueden acelerar la recuperación de las comunidades frente a catástrofes o apagones a gran escala, mientras que las grandes centrales térmicas tardan más en reanudar su funcionamiento normal, ya que para ello necesitan que se restablezca una gran parte del sistema.
Las tecnologías de energías renovables reducen la vulnerabilidad al riesgo climático diversificando las fuentes de energía y recurriendo al almacenamiento en baterías y a tecnologías de la información inteligentes.
La energía solar también puede proporcionar energía para las comunicaciones de emergencia y la respuesta a catástrofes naturales en zonas remotas.
Puestos de trabajo
Se prevé que la transición hacia las emisiones netas cero genere un aumento generalizado del empleo en el sector energético. De aquí a 2030 podrían perderse unos 5 millones de puestos de trabajo en la producción de combustibles fósiles, pero se calcula que se crearían 14 millones de nuevos empleos en el sector de las energías limpias, lo que supondría una ganancia neta de 9 millones de puestos de trabajo en todo el mundo.
El número ha ido aumentando en todo el mundo durante la última década, con el mayor crecimiento de empleo registrado en los sectores de la energía solar fotovoltaica, la bioenergía, la energía hidroeléctrica y la energía eólica.
El sector de las energías renovables empleó a 12,7 millones de personas, directa e indirectamente, en 2022, por encima de los 7,3 millones de 2012.
Para 2050, se espera que el sector de las energías renovables dé empleo a un mínimo de 42 millones de personas.
Los paneles solares actuales solo necesitan funcionar entre 4 y 8 meses para compensar las emisiones generadas durante su fabricación (el panel solar típico tiene una vida útil de entre 25 y 30 años).
Las turbinas eólicas tardan 7 meses en producir la electricidad suficiente para compensar la contaminación por carbono generada durante su fabricación y tienen una vida útil media de 20-25 años.
La mayor parte de la contaminación por carbono generada durante la vida útil de una turbina eólica se produce durante su fabricación. Una vez en funcionamiento, la turbina genera prácticamente cero emisiones. En cambio, una central de carbón o gas natural quema combustible y libera dióxido de carbono cada vez que está en funcionamiento.
Incluso, la turbina eólica más contaminante es responsable de menos emisiones de carbono por kilovatio/hora de electricidad producida que cualquier central eléctrica de carbón o gas natural. Las centrales eléctricas de carbón producen entre 675 y 1689 gramos de CO2 por kilovatio/hora, mientras que las de gas natural producen entre 437 y 758 gramos, mucho más que las eólicas terrestres y marinas, que producen, de media, 15 y 12 gramos (UNECE), o incluso que la turbina eólica con más emisiones de carbono, 25,5 gramos.
Los vehículos eléctricos, a lo largo de su ciclo de vida, desde la fabricación hasta su eliminación, producen aproximadamente la mitad de emisiones de carbono que un coche con motor de combustión interna, con un potencial de reducción adicional del 25% con electricidad baja en carbono.
Hay países que dependen al 100% de la electricidad renovable
Costa Rica, Dinamarca, Noruega, Islandia, Paraguay y Uruguay alimentan sus redes con energía hidráulica, geotérmica, eólica y solar.
Algunas provincias y estados subnacionales también utilizan electricidad 100% procedente de energías renovables: Australia Meridional, Hawái (EE.UU), Quebec (Canadá) y Qinghai (China), así como las islas de Ta’u (Samoa Americana), Eigg (Escocia), El Hierro (España), Graciosa (Portugal) y King Island (Australia).
Dinamarca, Escocia, Australia Meridional y Hawái han cubierto más del 100% de su demanda total de electricidad con energía eólica y solar, y algunos exportan su excedente.
Otras regiones han generado excedentes de electricidad mediante energía hidroeléctrica: Paraguay y Quebec son dos claros ejemplos.
Las energías renovables suministrarán gran parte de la electricidad mundial.
Todos los países disponen de fuentes de energía renovables, como la hidráulica, la geotérmica, la eólica y la solar, cuyo potencial aún no se está aprovechando plenamente.