La WOLA no cree que la solución a la cuestión migratoria deba ser con el cierre de la selva del Darién, como afirmó que hará el presidente electo de Panamá, José Ramón Mulino. La presidenta de la organización, Carolina Jiménez, sugirió que toda la región debe abordar el problema
La presidenta latinoamericana de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Carolina Jiménez Sandoval, opinó que el posible cierre de los accesos a la selva del Darién que prometió el presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, representa una amenaza para los migrantes que buscan pasar por ese lugar porque los impulsaría a buscar rutas más inseguras que pueden exponerlos a más peligros.
En entrevista concedida a Radio Fe y Alegría, Jiménez insistió en que un cierre del paso por el Darién no va a mejorar la situación migratoria y, en ese sentido, cree que la respuesta al problema de este flujo de personas hacia países a Norteamérica debe ser abordado de forma regional y atendiendo las causas por las cuales la gente se está movilizando.
“La crisis de derechos humanos y la emergencia humanitaria compleja tiene mucho que ver con la salida de familias enteras de Venezuela, pero también es cierto que hay muchas personas cruzando el Darién que son de Venezuela y salen de un segundo país como Ecuador o Colombia. Hay que preguntarse: ¿qué está pasando en estos países de recepción que no se da una verdadera integración de la población migrante en las economías de estos países?”, apuntó la presidenta de WOLA.
A juicio de la funcionaria de EEUU, las soluciones deben basarse en los derechos humanos, por lo que deben promoverse vías de migración legal para que los afectados sufran peligros y horrores en esa travesía.
Destacó que los migrantes contribuyen a energizar la economía con mano de obra calificada y en sectores donde los mismos nacidos en ese país receptor no quieren trabajar.
“Las ciudades se transforman (…) Los beneficios de la migración están bien registrados en estudios, pero lamentablemente la xenofobia es una realidad y en algunos países se ha institucionalizado”, sostuvo.
Previo a las elecciones en Panamá, el hoy presidente electo José Ramón Mulino había prometido «cerrar» la selva del Darién a los migrantes que van rumbo a Estados Unidos.
«Vamos a cerrar Darién y vamos a repatriar a todas estas personas como corresponda, respetando los derechos humanos», dijo Mulino en ese momento.
La frontera selvática entre Colombia y Panamá, de 266 km de longitud y 575.000 hectáreas de superficie, se ha convertido en los últimos años en un corredor para los migrantes que desde Sudamérica tratan de llegar a Estados Unidos.
Luego, durante su proclamación como vencedor en los comicios, Mulino prometió deportar a los migrantes que ingresen al país a través de la selva del Darién.
«Para que sepan los de allá [en naciones de Sudamérica] y los que quisieran venir, que aquí el que llega se va a devolver a su país de origen», añadió Mulino, y prosiguió: «Nuestro Darién no es una ruta de tránsito, no señor, esa es nuestra frontera»