El 28 de mayo se celebra el Día Mundial del Hambre, una fecha que busca crear conciencia sobre la grave situación alimentaria que afrontan millones de personas en todo el mundo, especialmente en zonas y regiones con pobreza extrema. Esta jornada no solo busca poner en evidencia la falta de acceso a la alimentación, sino también destacar la importancia de aspectos como la educación, la atención a la salud y la seguridad.
El Día Mundial del Hambre se estableció en el año 2011 por iniciativa de The Hunger Project (Proyecto Hambre), con el objetivo de visibilizar la crisis alimentaria mundial y plantear soluciones sostenibles para erradicar el hambre en el mundo y declarar «un planeta libre de hambre».
The Hunger Project aborda de manera integral los problemas relacionados con el hambre en el mundo, estableciendo alianzas efectivas con los gobiernos locales. A nivel mundial, el sistema alimentario actual no logra satisfacer las necesidades de más de 2.400 millones de personas, lo que representa aproximadamente un tercio de la población mundial. Esta realidad afecta no solo a las personas en el presente, sino que también tendrá un impacto en las generaciones futuras, a menos que se generen soluciones efectivas para abordarla.
El hambre en el mundo es un problema persistente que afecta a millones de personas en diferentes regiones. Según el informe más reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) titulado El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, se estima que en 2021 había alrededor de 811 millones de personas que padecían hambre crónica a nivel mundial. Esto representa un aumento significativo en comparación con años anteriores, principalmente debido a factores como los conflictos, los desastres naturales, el cambio climático y los impactos de la pandemia de COVID-19.
El hambre crónica se refiere a la falta de acceso constante a alimentos necesarios y nutritivos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el hambre también puede manifestarse de otras formas, como la desnutrición aguda, que afecta especialmente a niños menores de cinco años, y la inseguridad alimentaria, que implica la incertidumbre sobre la disponibilidad y el acceso a alimentos adecuado en el futuro.
La erradicación del hambre es un objetivo importante para la comunidad internacional. En 2015, los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), uno de los cuales es «Hambre Cero«. Este objetivo busca garantizar el acceso a una alimentación adecuada y nutritiva para todas las personas, así como promover la agricultura sostenible y fomentar sistemas alimentarios resilientes.
Para abordar el problema del hambre, se requiere una combinación de enfoques a nivel global, regional y local. Esto implica mejorar la productividad agrícola, promover prácticas agrícolas sostenibles, invertir en infraestructuras rurales, fortalecer los sistemas de protección social, fomentar la igualdad de género y mejorar la resiliencia de las comunidades ante los desafíos climáticos. Es importante destacar que la situación del hambre en el mundo es compleja y está influenciada por múltiples factores interrelacionados.
