Hey-diario-digital
Hey! Diario Digital || Plataforma global de noticias

Claves de la comunicación política moderna. Parte XVI

Heydiariodigital_regalos

Loading

Por: @OrlandoGoncal

Estrategia de ataque y defensa III

En la continuación de esta serie abordamos la tercera parte de la estrategia de ataque y defensa; comenzando por el hecho de que, en campaña, la debilidad de uno es fortaleza de otro.

Bajo ciertas circunstancias, un ataque segmentado, dirigido a una población específica en un pequeño territorio puede funcionar, usando la debilidad electoral de un oponente cuyo pequeño y circunscrito caudal electoral después de estudiado y analizado, se concluya que hay indicios de que puedan migrar hacia un candidato determinado. Entonces, operando con la habilidad del caso, el resultado puede ser positivo. Nuevamente, aquí hay una necesidad y un objetivo claro, que debe ser estudiado y detectado con antelación; y, de ser necesario, aprovecharlo.

Otro elemento que en lo personal es una regla inviolable, es nunca usar hechos de la vida privada del adversario para generar un ataque. Usar la vida privada de una persona para atacarla en una contienda política éticamente es muy cuestionable. Si bien el político constantemente está bajo el escrutinio público, debemos guardar límites que nos identifiquen como empáticos con el ser humano. Además, quien recurre a esta clase de ataques es porque no tiene argumentos reales de peso, y al final solo se mostrará y evidenciará la debilidad del atacante.

Otro concepto que debe estar claro es la diferencia entre una -operación de ataque-, y una -campaña de contraste-

Tendemos a confundir las estrategias, pero hay diferencias desde lo conceptual, en su implementación, pasando por el timing de su puesta en práctica.

En la operación de ataque, se recurre a -atacar en la búsqueda de un objetivo-, por la necesidad que impone la realidad electoral. Es decir, si la competencia es muy reñida, y previamente se hizo el estudio y se calcularon todas las variables y escenarios, se procede obligados por la realidad electoral apremiante.

Por la otra parte, la -campaña de contraste- es casi una obligación con el elector hacerla si hay razones claras, probadas y demostrables. Por ejemplo, al hacer la investigación del oponente se encuentra que el personaje es un agresor y maltratador de mujeres. Teniendo las pruebas, se vuelve una responsabilidad de la campaña exponer a este individuo, a fin de que el elector tenga toda la información y sea advertido del peligro que representa para la sociedad. Entonces, hacer una campaña de contraste no es atacar sino exponer de manera clara y documentada una realidad que muy pocos saben, y que el elector tiene derecho a conocer.

Otros conceptos en los que también hay una diferencia importante, es entre una -estrategia de ataque- y una -campaña sucia o negra-. La diferencia es enorme, al igual que las consideraciones de carácter ético.

Este tipo de campañas no tienen respaldo en la realidad verdadera, ni en hechos comprobables. Por lo contrario, son realizadas para generar dudas, para hacer daño, y en la era de las noticias falsas su propagación tiende a ser muy rápida, generando perjuicio no solo al adversario, sino al proceso democrático.

Por ello, la verdad, ante todo, tiene enormes ventajas. La verdad es sólida y tiende a no generar riesgos, mientras que, usar la mentira, es caer en la campaña sucia y, es enlodar el prestigio y la credibilidad de quien recurre a ella. Con la verdad, la credibilidad y el prestigio –y vaya que hoy en día es de mucha utilidad, por ser tan escasos- las campañas serán mejores, más eficientes y, sobre todo, difícilmente atacables.

Como se ha dicho a lo largo de las -tres partes de esta sección, de ataque y defensa-, este es un proceso complejo que requiere mente fría, corazón caliente, investigación y uso comedido, y ético del mismo.

Podemos concluir que el ataque es siempre una operación de resta, máxima que jamás debe olvidarse si se quiere tener una campaña electoral exitosa.

Related Articles