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Claves de la comunicación política moderna    Parte IV

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Cuando líderes de los países tratan de hacer ajustes en lo macroeconómicos, sin prever alternativas de auxilio a los ciudadanos más desfavorecidos, estos terminan pasándola muy mal.

Por: Orlando Goncalves

@OrlandoGoncal

En esta serie de artículos donde nos hemos adentrado en algunas claves de la comunicación política moderna, apenas hemos escrutado algunos conceptos, por lo que seguimos examinando nuevas claves que, definitivamente, son de importancia para la consecución y retención del poder.

Hoy nos enfocamos en el tiempo, único recurso no renovable de una campaña.

Toda campaña enfrenta el desafío de lograr los objetivos estratégicos que se planteó, generalmente con recursos limitados. Sin embargo, el tiempo es quizás el elemento más crítico, puesto que el día de la elección es inamovible, por lo que la ejecución de todas las acciones tácticas deben concluir para ese día.

Esto implica que, en el desarrollo de la planificación estratégica de la campaña, el factor tiempo y la cantidad del mismo a ser invertida en cada acción tiene que ser bien ponderada.

Como se dijo al principio, generalmente las campañas tienen recursos limitados, entre ellos el dinero, razón por la cual esta actividad tomará una buena dosis de tiempo para lograr conseguir los recursos requeridos, sin embargo, la mayoría de las campañas, tienden a minimizar la inversión de tiempo de esta actividad, le asignan mayor cantidad de tiempo, por ejemplo, al contacto directo con los electores.

Como muchas cosas en la política, la siguiente sugerencia para la distribución del tiempo no está escrita en piedra, pues como siempre se ha dicho, cada campaña es única e irrepetible, además que, dependiendo del tamaño de esta y de otros múltiples factores, se hace difícil aplicar una misma regla a todas las campañas, pero basados en la experiencia de múltiples campañas, esta distribución puede ser una guía que ayude a la hora de hacer la planificación estratégica de la misma.

Por ejemplo, la búsqueda de recursos puede llevarse entre el 25 al 30% del tiempo de un candidato, y esto, si bien parece mucho tiempo, en el fondo es una de las mejores inversiones que se puede hacer. Seguramente, algunos pensarán que es demasiado tiempo, pero en el fondo esta sugerencia tiene una lógica clara.

Cuantos más recursos se puedan conseguir, más actividades y eventos se podrán realizar. Cuantos más eventos y actividades se realicen, se lograrán más contactos con electores, lo cual aumentará la posibilidad de conquista de voluntades, lo que, a su vez, tendrá un impacto en la percepción del electorado, lo que se traducirá en un mejor posicionamiento y con ello una mejor ubicación en las encuestas.

Si el candidato sube en las encuestas, entonces le será más fácil conseguir más recursos y el circulo vuelve a iniciarse, es decir, se realizan más eventos y actividades, habrá más contactos con electores, lo que tendrá un mayor impacto en la percepción del electorado y esto a su vez, se traducirá en un mejor posicionamiento, una mejor ubicación en las encuestas, y vuelve el circulo a iniciarse.

Este circulo no se acaba, sigue y sigue a lo largo de la campaña, con lo cual, al disponer de más dinero, la campaña podrá, por ejemplo, contratar más personal para distintas actividades, ampliar el equipo de contacto directo, lo que implica un mayor alcance de la campaña, tener una mayor presencia en medios y redes sociales.

En otro orden de ideas, muchas campañas nunca llegan a desarrollar una campaña de relaciones públicas. Resulta que esta actividad le puede permitir abrir más puertas a la campaña en los más diversos sectores, lo cual a su vez redundará en una mayor posibilidad de, bien conseguir más recursos, o bien conseguir endorsments, o respaldo de micro poderes o poderes que, si bien no son numerosos electoralmente hablando, su capacidad de influir en la opinión pública es importante y le agregan valor a la campaña.

Siguiendo con la distribución del tiempo, se sugiere entonces que el candidato dedique entre el 25 al 30% en la búsqueda de recursos, alrededor del 25% en contacto directo con los electores, un 10% aproximadamente en asuntos de campaña, otro tanto similar para la estrategia y más o menos lo mismo para la atención y aparición en medios, un 5% como tiempo de traslados, y más o menos el 5% para tiempo personal y de familia.

De nueva vuelta, los porcentajes anteriores no están escritos en piedra, pero pueden servir como una referencia para maximizar la eficiencia de del único recurso no renovable de una campaña, el tiempo.

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