El saliente ministro de Hacienda operó como muro de contención frente a algunas declaraciones y decisiones del Gobierno. El reto de Ricardo Bonilla, quien asumirá la dirección de la cartera, es continuar siendo un baluarte de confianza y estabilidad frente a inversionistas y mercados, tanto locales, como internacionales.
Tras ocho meses siendo el pararrayos de la administración Petro, el saliente ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, no va más. Era el polo a tierra de un gobierno en el que las intervenciones de algunos ministros se transformaban en mensajes que mortificaban a los mercados internacionales.
Su credibilidad, sin embargo estuvo a prueba de esas imprudencias.
Los inversionistas le creían y confiaban en sus explicaciones.
Será una de las bajas más grande de esta crisis.