Paris vive la duodécima jornada de protestas contra la reforma de pensiones.
 Las manifestaciones tienen lugar un dĂa antes de que el Consejo Constitucional se pronuncie sobre la legalidad de la reforma, los sindicatos llaman a hacer una demostraciĂłn de fuerza en las calles.
No obstante, los sindicatos ya han dicho que, sea cual sea la resolución del tribunal, continuarån luchando hasta que se anule el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años.
El jueves 13 de abril arrancĂł en el paĂs la duodĂ©cima jornada de protestas contra la reforma de pensiones impulsada por el Gobierno de Emmanuel Macron que planea subir la edad mĂnima de jubilaciĂłn de los 62 a los 64 años.
Sin servicio de recogida de basura en ParĂs, huelgas en las refinerĂas y con bloqueos del trĂĄfico fluvial en el rĂo Rin, los manifestantes recordaron al mandatario y a la primera ministra, Elisabeth Borne, que una gran mayorĂa de los franceses se opone a la medida.
Ahora, el siguiente objetivo en la lucha sindical es intentar que el Consejo Constitucional bloquee la reforma alegando falta de constitucionalidad. Pero los expertos opinan que este es un escenario improbable.
Si el Consejo da su visto bueno, el Gobierno podrĂĄ a promulgar la ley -puede que con algunas modificaciones-. De ser asĂ, el Ejecutivo espera que la decisiĂłn del tribunal acabe con las protestas y con el declive de la ya dañada imagen del presidente Macron.
âTodo el mundo debe aceptar la decisiĂłn del Consejo Constitucionalâ, apuntĂł Olivier VĂ©ran, portavoz del Gobierno, durante su intervenciĂłn pĂșblica este jueves, en una clara alusiĂłn a los manifestantes.
A pesar de que en las Ășltimas semanas Macron rechazĂł reunirse con los lĂderes sindicales, ha asegurado que organizarĂĄ un encuentro con estos tras la decisiĂłn del Consejo para empezar a trabajar en otras propuestas, una iniciativa âinsuficienteâ, segĂșn la CGT. Y es que, para las organizaciones de trabajadores, sin la retirada de la reforma de pensiones sobre la mesa, âno hay nada de quĂ© hablarâ.
«Los trabajadores de las incineradoras, los basureros, estĂĄn en huelga hasta nuevo aviso, hasta la retirada de la reforma de las pensiones», sostuvo el sindicalista de CGT Loic Gefrotin, en los piquetes de otra planta de tratamiento de basura en la regiĂłn de ParĂs, en Issy-les-Moulineaux.
No obstante, pese al descontento, la fuerza de las manifestaciones ha mermado con el paso del tiempo desde el pasado enero. Para este jueves, las autoridades esperan que entre 400 mil y 600 mil personas salgan a las calles en todo el paĂs, una cifra significativamente inferior a los casi 1,3 millones que protestaron en el punto ĂĄlgido de las movilizaciones en marzo, tras la ira desencadenada por la aplicaciĂłn el 49.3, con la que el Gobierno aprobĂł la ley sin el apoyo del Parlamento.
Los politĂłlogos han puesto en relieve las posibles consecuencias de este descontento generalizado, que podrĂa traer consecuencias a largo plazo, como un impulso para la extrema derecha. Marine Le Pen, lĂder de la coaliciĂłn AgrupaciĂłn Nacional y la cara mĂĄs visible de la ultraderecha en Francia, ya ha aprovechado este malestar para impulsar su proyecto polĂtico.
«No estoy muy optimista con la decisiĂłn del Consejo Constitucional. Pero ÂżquĂ© quieren que haga? ÂżQuemar coches? Les digo algo muy simple a los franceses: Votad a la AgrupaciĂłn Nacional», apuntĂł Le Pen durante una entrevista en el canal de televisiĂłn âBFM TVâ.
Macron y su AdministraciĂłn sostienen que la ley es esencial para garantizar que el sistema de pensiones no quiebre. Sin embargo, los sindicatos no lo ven igual: aseguran que hay otros medios mĂĄs progresistas para garantizar la salud del sistema, como aumentar los impuestos a los mĂĄs ricos o hacer cambios estructurales. Y no son los Ășnicos que defienden esta postura, algunos expertos del propio Gobierno defienden estas medidas y ven la reforma de pensiones como âinnecesariaâ.