“Partimos de un principio muy simple que es del pañal desechable: gelatiniza los líquidos, los retiene, se los pasa a la planta y ésta se sigue rehidratando, por años, de forma segura y sin contaminación”, explica Leonardo Rico, quien junto a su padre descubrieron un sistema de riego que utiliza un compuesto a base de polímeros para ahorrar agua, aprovechar la lluvia y mantener la humedad en las plantas y cultivos por más tiempo.
Los polímeros, del tamaño de granos de azúcar, absorben el agua, se expanden hasta 400 veces su peso y la raíz toma de ahí lo que necesita. Esta es una solución ante uno de los problemas más apremiantes del cambio climático, la escasez de agua y el hecho de que la agricultura la utiliza intensivamente y desperdicia más de la mitad por la evaporación.
Rico fundó una empresa en 2003, y después de años sin tener ganancias, principalmente por su desconocimiento en administrar un negocio, en 2015 quebró. Desde entonces empezó a capacitarse en temas contables y administrativos, y recibió la ayuda de una aceleradora de negocios dos años después.
En un primer momento se enfocó a atender a los productores de temporal del campo mexicano, que siembran maíz, frijol, trigo, pero el temor a cambiar sus métodos de cultivo y sus dificultades económicas limita el venderles. “La mayoría no cuenta con los recursos y nos enfrentamos a su resistencia de abandonar sus prácticas de toda la vida”, dice Leonardo.
Entonces, decidió segmentar su mercado. Por un lado, se enfoca en productores con cultivos más rentables, como aguacates y berries (bayas o frutas del bosque), y por otro, jardines, huertos y viveros.
“El árbol de aguacate requiere 600 litros para regarlo, y eso lo podemos reducir a la mitad. Además, los aguacateros, desde los pequeños hasta los grandes tienen más posibilidades de invertir en una innovación”.
Por ahora aún reinvierte sus beneficios, pero pronto, dice, podrá generar un sistema de financiamiento para los productores que siembran maíz, frijol, trigo y que tienen menos posibilidades de invertir en nuevas tecnologías. Con el tiempo ha aprendido a abordar a sus distintos públicos y les da una asesoría personalizada para utilizar el producto de acuerdo con sus formas de sembrar.
Sistema.bio y la expansión geográfica
Sistema.bio pronostica tener instalados para 2030 unos 50 millones biodigestores y con ello contribuir a la reducción de 1% de la emisión de gases de efecto invernadero. Podría parecer demasiado optimista, pero la tecnología y su modelo de negocio están probados y sus ventas ya empezaron a tener tracción: tan solo este 2023, venderán 50.000 sistemas, la misma cantidad que suministraron en 12 años desde su fundación.
Alex Eaton y Camilo Pagés fundaron Sistema.bio en 2010 después de desarrollar un sistema que transforma los desechos orgánicos del ganado en gas natural y fertilizantes orgánicos. Actualmente lo distribuyen de forma directa entre pequeños productores agrícolas en México, Colombia, Kenia e India, y a través de distribuidores en otros treinta países.
“Identificamos que el pequeño productor es el más vulnerable del agro, no tiene acceso a tecnología, a financiamiento ni a capacitación, es el más impactado por el cambio climático y produce 70% del alimento mundial”, dice Camilo Pagés, director de producto.
Con el biodigestor ahorran en el uso de fertilizantes y de energía. Además, al usar esta tecnología, desplazan los combustibles fósiles y agroquímicos, por cada sistema instalado dejan de emitir al ambiente 10 toneladas de carbono al año.