Existe por ahí todavía una frase enganchada a las telarañas del tiempo, casi perdida por no querer ser hallada, que no me resisto a traer aquí… Parece un trabalenguas, pero no lo es; si acaso es un trabapensamientos. Tampoco es un juego, aunque se pueda especular como si lo fuera. Tiene más mala leche que todo eso, porque puede que sea un sofisma. Así que, si no quieren seguir, es el momento de dejarlo y ponerse a leer el Marca; y si quieren probar, pueden intentarlo:
“Eres como eres porque fuiste como fuiste, pero sigues siendo lo que eres”… Yo les aconsejo que lo tomen como un ejercicio, o mejor, como un “divertimento”. Esta puñetera docena de palabras puede dar para todo un libro, y, por supuesto, sobradamente para un artículo, como es el caso… Sin embargo, si así lo quieren, antes de seguir leyendo mis especulaciones – pues no son otra cosa que eso mismo: especulaciones – deberían de pararse ahí, relajarse, leerlo dos o tres veces, las que hagan falta, y buscarle el sentido, lo que quiere decir, o transmitir. En este caso, el ejercicio importa más que el resultado, pues es de lo que se trata. Y solo luego, al final de todo, o mañana, o pasado, comprobar si coincidimos o no en el planteamiento de cada cual. Ya digo, es un mero ejercicio intelectual, y las coincidencias o no, son lo de menos.
Yo lo veo de esta manera: existe la voluntad, aparentemente al menos, de distinguir un par de cosas: el CÓMO eres, y LO que eres; y conste que el valor que le demos como definición a esas dos palabras importan poco, pues según quién igual pueden definirlas al contrario. Pero lo importante para el autor es que no son lo mismo. Vale… tenemos una cosa cambiante, o que parece cambiar, y es el CÓMO, y otra que la presenta como fija, que es el LO. Esto es, el LO que somos no cambia, y el COMO somos es cambiante (fuimos como fuimos y somos como somos), sin embargo, seguimos siendo LO mismo…
Así lo entiendo yo, no sé si coincidimos hasta aquí o no… Bien, la cuestión es profundizar en la diferencia de esos dos “Yoes”, por llamarlos de alguna manera; en el porqué de sus distintos comportamientos; en la naturaleza de su fijación a la vez que en la de sus cambios… Creo entender que existe un LO original (principal viene de principio), que es lo que es y eres lo que eres. Pero otra cosa es el cómo se es en cada momento de la vida en nuestra evolución, o involución, de nuestro ayer y nuestro hoy, en un tiempo que no existe en la dimensión de ese LO… Eso es lo que un servidor de ustedes ve en la construcción y exposición de la tal frasecica… no sé los demás, claro.
Podríamos dejarlo aquí, que ya va bien, y guardar para otro rato el resto, o podemos, si queremos, seguir avanzando un poco más, sin perder el hilo de la cuestión, por supuesto… Y el siguiente paso es: bueno, vale, admitimos pulpo como animal de compañía, o sea: las vivencias y experiencias, el paisaje y el paisanaje, nos cambia continuamente el COMO. Desde que nos nacieron acá hemos cambiado un rato largo, unos más otros menos, naturalmente… ¿Pero de qué, o de dónde, viene ese LO invariable que somos cambiando los cómos?.. por decirlo de alguna manera que se me pueda entender.
Y aquí, en este punto precisamente, es donde salimos escopetados, disparados y disparatados, cada uno por su gatera, o por su tronera, o por lo que sea… Lo importante es haber llegado juntos hasta aquí, no cómo hemos llegado. Cada uno, o una, ponga nombre o lugar según sus creencias o apetencias, yo no me meto en eso. Tiempo tenemos por delante para que veamos que es lo mismo, pero visto desde diferentes ojos y distintas “pensaeras”, y que lo que importa es estar en la misma era, con el fín de poder realizar esas posibles “juntaeras”.
En el fondo de todo reside aquel antiquísimo consejo de dios viejo, el grabado en el frontis del templo de Apolo, en el Oráculo de Delfos: “Hombre, conócete a ti mismo”… Sabiduría que Platón recogió en sus Diálogos en boca de Sócrates; y que, llegada esta época actual de brutal ignorancia, hemos dejado de transmitir para que el personal deje de preguntar, y no tengamos que explicar… puesto que ya no sabemos, ni tampoco queremos, saber, mucho menos hacer.
En realidad somos entidades que nos hemos desentificado de nosotros mismos… esto es: hemos parido nuestra propia personalidad pero hemos perdido nuestra propia identidad. La tomamos, copiamos, imitamos y retuiteamos de nosotros mismos entre nosotros mismos sin molestarnos en buscar el genuino origen de todo. Ésta es la auténtica y puñetera verdad, nos guste o no enfrentarnos a ella… Por eso mismo este artículo lo he planteado a modo de reflexión, interna y personal, pero como un juego en el que no nos jugamos nada, puesto que ya nos lo hemos jugado todo.
Al que haya llegado hasta aquí, enhorabuena. Y al que no, gracias por haberlo intentado… Todos ganamos y todos perdemos en la partida, puesto que todos somos piezas de un mismo tablero. Y, la verdad es que, por ser, somos hasta el propio tablero donde jugamos nuestra propia partida.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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