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Día Mundial de los Océanos

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“Despertar nuevas profundidades” es el tema del Día Mundial de los Oceános 2024, un año enmarcado en el Decenio de Ciencias Oceánicas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, fecha que tiene como objetivo reconocer la importancia que tienen los océanos en el planeta. Esta efeméride fue establecida por la ONU desde el año 2009. Es propicia la oportunidad para reflexionar sobre ellos.

Los océanos cubren el 70% de la superficie del planeta, producen al menos el 50% del oxígeno, es el hogar de la mayor biodiversidad de la Tierra y es la principal fuente de proteínas para más de un billón de personas alrededor del mundo.  Da empleo a unos 40 millones de personas; sin embargo, el 90% de la población de grandes peces está extinguida y un 50% de los arrecifes de coral destruidos.

Al ritmo del cambio climático, los océanos del planeta están más calientes que nunca. El aumento de la temperatura seguirá afectando la supervivencia de la vida marina y elevando el nivel del mar. El récord de temperatura media de la superficie del mar alcanzó el 4 de abril de 2023 los 21,06°C.

El mar sirve a la Tierra como una especie de sistema de aire acondicionado: la calienta cuando hace mucho frío y la enfría cuando hace calor. Los océanos absorben alrededor de una cuarta parte del dióxido de carbono (CO2) que produce el hombre y alrededor del 90% del calor adicional.

Una consecuencia directa del calor excesivo almacenado por los océanos es que se evapora más agua, aumentando la salinidad. Esto altera significativamente las condiciones de los hábitats marinos, afectando directamente a la fauna y la flora, que o bien se desplaza o muere, con repercusiones muy negativas en el turismo o la pesca.

Se prevén la migración de ciertas especies y la propagación de otras invasoras, lo cual podría amenazar a poblaciones de peces y socavar así la seguridad alimentaria en distintas partes del planeta. Por ejemplo, los investigadores han detectado los problemas que tienen algunas especies importantes, como el bacalao y el arenque, para encontrar aguas frías.

De otra parte, los océanos se vuelven cada vez más ácidos con mayor rapidez. La acidificación del océano es un fenómeno que se produce cuando el CO2 emitido por actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, se disuelve en el agua del mar. Al combinarse con el agua, el CO2 forma ácido carbónico, lo que provoca una disminución del pH en el océano.

Este proceso de acidificación del océano tiene graves consecuencias para los ecosistemas marinos, ya que puede afectar negativamente a la vida de los organismos que habitan en el mar. En particular, puede afectar a la capacidad de los organismos marinos para construir estructuras duras, como conchas o esqueletos, y también puede alterar la cadena alimentaria marina al afectar la disponibilidad de nutrientes para los organismos.

Además de afectar negativamente a la vida de los organismos marinos, la acidificación del océano también puede tener profundas implicaciones para la economía mundial. La pesca es una fuente importante de ingresos para muchos países, y cualquier impacto en los ecosistemas marinos puede tener un efecto dominó en toda la cadena alimentaria.

También, la acidificación del océano puede tener consecuencias para el turismo. Muchas personas viajan a destinos costeros para disfrutar de la belleza del mar, pero si la acidificación del océano destruye los arrecifes de coral y otros ecosistemas marinos, esto podría tener un efecto negativo en el turismo.

Otro serio problema es la reducción de oxígeno debido al cambio climático y la contaminación por nutrientes. Diversos estudios aseguran que hay más de 900 sitios oceánicos en todo el mundo que sufren de eutrofización (enriquecimiento excesivo en nutrientes provenientes de la agricultura, de productos químicos como el nitrógeno y el fósforo, provenientes de diferentes industrias y otras fuentes) y de estos, 700 tienen problemas de hipoxia (falta de oxígeno).  Y en los mares tropicales la pérdida de oxígeno es aún mayor.

En algunos mares tropicales la pérdida de oxígeno llega hasta un 40%. Sin embargo, porcentajes menores a ese ya pueden afectar la vida marina de manera significativa: las aguas con menos oxígeno favorecen a especies como las medusas, pero afectan la vida de peces más grandes y rápidos como el atún. Si nos quedamos sin oxígeno, significará una pérdida de hábitat y de biodiversidad y tendremos más hongos y más medusas.

La disminución de oxígeno se ha cuadruplicado en los últimos 50 años. Esta caída en los niveles de oxígeno amenaza a algunas especies como el atún, el pez espada y los tiburones,que son particularmente sensibles a la falta de oxígeno.

De otra parte, algunos científicos predicen que es probable que, a futuro, el color de los océanos se vuelva más azul. No solo se verán cambios en los tonos azules del océano, sino también en los verdes.

Esto es así porque el calentamiento global cambiará la mezcla de fitoplancton, pequeños organismos marinos que absorben y reflejan la luz, lo que quiere decir que en las siguientes décadas habrá menos de estos organismos en el agua, y ello provocará un cambio en el color de más del 50% de los mares del mundo para el año 2100.

El problema está en que el plancton juega un papel primordial en los océanos. No solo convierten la luz solar en energía química y consumen dióxido de carbono, sino que también son el primer eslabón en la cadena alimentaria marina.

Un estudio del Instituto de Tecnología de Masachusetts (MIT), Estados Unidos, modela el probable impacto que estos cambios tendrán en el color del océano y del planeta conforme la temperatura global aumenta y encontraron que el color cambiará. Es probable que esto se perciba en regiones más verdes cerca del ecuador y los polos, de acuerdo con los investigadores.

Y por último está el grave problema de la contaminación de los océanos por derrames de petróleo, residuos tóxicos, vertidos ilegales, acumulación de plásticos, que son algunas de las muchas fuentes de contaminación.

Más de ocho toneladas métricas de plásticos se arrojan al año en los océanos. Para el año 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos.

Hay tanta basura en el mar que los escombros han formado parches de basura gigantes, el mas grande es el denominado Gran Parche de Basura del Pacífico, que incluye aproximadamente 1,8 billones de piezas de basura y cubre un área dos veces el tamaño de Texas.

La basura del océano se rompe en pedazos mas pequeños por la exposición al sol y la acción de las olas, y son los conocidos microplásticos, que después se incorporan en la cadena alimentaria para los peces. Cuando finalmente se degrada (lo que lleva 400 años para la mayoría de los plásticos), el proceso libera químicos que contaminan aun más el mar.

El 80% de la contaminación plástica proviene de sólo 20 paises, incluyendo Estados Unidos. Un tercio de esta contaminación proviene de China e Indonesia.

El 70% de la basura oceánica se hunde en el lecho marino, por lo que será poco probable de limpiarla.

En definitiva, estos problemas en los océanos son un problema grave que debe ser abordado de manera urgente. Si no se toman medidas para proteger los ecosistemas marinos, las consecuencias podrían ser desastrosas.

Nuestra relación con los océanos tiene que cambiar rápidamente.

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