Aunque la contraofensiva no es la esperada, los ataques a Crimea muestran que Ucrania aún puede infligirle graves daños al ejército ruso.
El ataque ucraniano con misiles contra el cuartel general de la flota rusa del mar Negro es quizás el ejemplo más dramático hasta ahora de la confianza con la que Ucrania hostiga las instalaciones rusas en la Crimea ocupada y la vulnerabilidad que tienen algunas infraestructuras de importancia clave en la península.
En poco tiempo, los ucranianos atacaron un aeródromo militar ruso en Saky, debilitaron las defensas aéreas rusas en la costa noroeste (incluida la eliminación de un complejo de defensa antimisiles S-400) y llevaron a cabo un ataque con misiles contra el principal dique seco y una instalación de reparación de barcos en Sebastopol, inutilizando un submarino de ataque y un barco de desembarco.
Ucrania no ha facilitado hasta ahora más detalles ni pruebas sobre bajas concretas en la flota rusa del mar Negro.
Hasta la fecha, el Ministerio de Defensa ruso solo dijo que un soldado ruso había desaparecido tras el ataque con misiles del viernes.
