
Por: Juan Figueroa
El propósito de este artículo es explicar algunas dimensiones de la crisis legal en el ámbito global y encontrar las claves de la crisis legal en América Latina, centrándonos especialmente en América Central. Argumentamos que la crisis legal en esta región es una manifestación particular de una tendencia global hacia la autocracia, que tiene sus raíces en la profunda crisis que afecta al mundo entero. Esta crisis se origina en la persistente influencia del socialismo y sus distintas tendencias, cuyos niveles de inestabilidad y desigualdad han propiciado un resurgimiento reaccionario populista (Desde conservadores hasta Libertarios). En el contexto de América Latina, esta crisis se agrava debido a la debilidad crónica de los Estados. Por lo tanto, es esencial abordar los problemas sociales para fortalecer la democracia en todo el mundo. La recuperación de la esfera legal y política es fundamental para que la humanidad pueda encontrar soluciones a la desigualdad global, la distopía tecnológica.
Como ejemplo extremo de esta crisis, analizaremos el caso de América Central, una región donde se ha acelerado el resurgimiento de dictaduras. Concluimos el artículo expresando la creencia de que, a pesar de los numerosos desafíos, el avance de los derechos de las sociedades “humanos” sigue abriendo una puerta a la esperanza.
Entender la crisis legal y política en una región como América Latina, especialmente Centroamérica, es un desafío que no se puede abordar sin considerar la profunda crisis global que ha sido impulsada de forma irreversible por la globalización y un rápido avance tecnológico. En un entorno de interrupciones significativas, los cambios sociales, legales y políticos apenas se reconocen antes de que surjan transformaciones profundas.
En este contexto, la conciencia de una crisis constitucional global es cada vez más evidente en la mayoría de las naciones. La desaparición de la efectividad de las normas constitucionales, la pérdida de eficacia de las leyes fundamentales y la apatía hacia los valores de convivencia, entre otros factores, generan un escepticismo ciudadano corrosivo que suele manifestarse en una crisis de la democracia. Estas crisis reflejan un mundo que lucha por identificar el camino hacia un futuro sostenible. Por lo tanto, es esencial centrar nuestros esfuerzos en construir un orden viable para un mundo que en ocasiones parece indiferente a su propio bienestar.
El escepticismo normativo que subyace a nuestros problemas coincide con las tendencias autocráticas que afectan al mundo. Estos fenómenos sociales y políticos, de naturaleza destructiva, reflejan los cambios fundamentales en una comunidad global que necesita un cambio de dirección. Esta transformación, en gran parte impulsada por la irresponsabilidad tecnológica, no se limita a los países periféricos, sino que afecta a las democracias más sólidas, aunque se manifieste de manera diferente en cada contexto.
A pesar de estas tendencias, existe un claro rechazo a las corrientes autocráticas, ya que el derecho sigue abriendo nuevos horizontes. A pesar de sus retrocesos, debemos comprender que el derecho ofrece una perspectiva que debemos seguir en las próximas décadas, especialmente si tomamos en serio la continua crisis actual. Es de esperar que las tendencias basadas en la racionalidad, los valores y la comunicación, que encarnan la amplitud de pensamiento requerida en el mundo contemporáneo, prevalezcan en un mundo que se acerca al precipicio.
En este trabajo se argumenta que esta deriva hacia la autocracia se debe al malestar social causado por la creciente desigualdad, que es explotada por aquellos que se benefician de este sistema anómalo y bicéfalo. Las sociedades deben recuperar las prácticas democráticas que pueden evitar el colapso legal y político. Para resaltar la gravedad del problema, se enfatiza la existencia de un sistema económico que oculta la riqueza, a menudo de manera ilícita, dificultando la obtención de los recursos necesarios para garantizar los derechos fundamentales que sustentan el bienestar de las sociedades. Este desafío se agrava por el poder «innovador» de las fuerzas de la disrupción tecnológica, que están afectando la posibilidad de una vida digna en un entorno que asegure la supervivencia de la humanidad. En este contexto opresivo, surgen fuerzas que se asemejan al fascismo europeo de los años treinta y que también exhiben las características del capitalismo tardío.
Después de un análisis global conciso, este trabajo se centra en América Latina y, finalmente, considera el caso de América Central, una región que refleja la intensidad de la crisis autocrática contemporánea. Se hace un llamado para consolidar la preocupación generalizada por los graves problemas que pueden resolverse a nivel global, asumiendo desafíos fundamentales que no pueden ser enfrentados mediante la polarización característica de nuestro mundo actual. También debemos preocuparnos por las generaciones futuras, que ya se están perfilando como titulares de derechos; no podemos agotar de forma irresponsable los recursos necesarios para la supervivencia de las futuras sociedades. Esta dinámica demuestra la necesidad de pensar con la ayuda de conceptos que nos guíen hacia el objetivo común de la supervivencia de nuestra especie.