Suiza es considerado un país estable, que tiene una economía estable, que tiene una moneda estable y que su modo de vida es así, fundamentalmente porque existe un alto nivel de confianza en sus instituciones.
En un viaje en tren hacia o desde Berna, la capital, suele encontrarse con algún miembro del gobierno que casi siempre viajan sin ningún tipo de protección especial.
La confianza en el gobierno es mayor en Suiza que en cualquier otro país de la OCDE.
En el mundo la democracia, ha retrocedido durante los últimos años como en el caso de Brasil o Estados Unidos, que han sufrido intentos de golpe de estado. Muchas democracias luchan por sobrevivir, sin embargo en Suiza los representantes de los principales partidos tanto de izquierda como de derecha siguen gobernando conjuntamente producto de la confianza institucional.
En Suiza, como en otras democracias desarrolladas el gobierno, el parlamento y el poder judicial se controlan mutuamente.
No obstante, los consejeros federales suizos tienen que enfrentarse periódicamente a referendos en los que algunas veces reciben votos negativos, por cuánto el concepto que se tiene de la Democracia es que ella reside en la soberanía del pueblo.
En el sistema suizo la participación es clave, en las diversas áreas de la vida cotidiana porque las posibilidades de participar generan confianza entre los ciudadanos.
Suiza es un estado constitucional, que funciona y goza de amplias libertades personales, la libertad de investigación, la libertad de prensa, la libertad política todas son libertades que están protegidas.
Parece claro que la prosperidad contribuye al alto nivel de confianza, porque la mayoría de los habitantes disfruta de un elevado nivel de vida. Solo algo menos del 15% de la población están en riesgo de pobreza o son pobres.