El 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, fecha que tiene como objetivo reconocer la importancia que tienen los océanos en el planeta. Esta efeméride fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde el año 2009.
En esta ocasión queremos mencionar uno de los problemas que afectan a nuestros océanos, como es la reducción de oxígeno debido al cambio climático y la contaminación por nutrientes.
Así lo asegura un estudio realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Aunque los graves efectos de la contaminación por nutrientes (fertilizantes, aguas residuales) se conocen desde hace décadas, poco se sabía de los efectos del cambio climático en los ecosistemas de los mares.
El estudio “La desoxigenación de los océanos: un problema de todos”, asegura que hay más de 900 sitios oceánicos en todo el mundo sufren de eutrofización (enriquecimiento excesivo en nutrientes) y de estos, 700 tienen problemas de hipoxia (falta de oxígeno). Y en los mares tropicales la pérdida de oxígeno es aún mayor.
Esta cifra es muy superior a los 45 que existían en la década de los 60.
El exceso de nutrientes de productos químicos como el nitrógeno y el fósforo, provenientes de diferentes industrias, sigue siendo la principal causa de la reducción de oxígeno en los mares, sobre todo en las zonas costeras.
Pero en los últimos años la preocupación por los efectos del cambio climáticoen los océanos se ha incrementado.
El dióxido de carbono, uno de los principales gases causantes del efecto invernadero, es mayormente absorbido por los océanos, una acción que calienta las aguas y por consiguiente les quita oxígeno.
En total, la cantidad de oxígeno en los océanos disminuyó un 2% entre 1960 y 2010, según los investigadores.
Este número a simple vista puede no parecer importante, porque se trata de un promedio, pero en algunos mares tropicales la pérdida de oxígeno llega hasta un 40%.
Sin embargo, porcentajes menores a ese ya pueden afectar la vida marina de manera significativa: las aguas con menos oxígeno favorecen a especies como las medusas, pero afectan la vida de peces más grandes y rápidos como el atún.
La disminución de oxígeno se ha cuadruplicado en los últimos 50 años, según Minna Epps de la UICN. “Sabíamos lo de la desoxigenación, pero no conocíamos su vínculo con el cambio climático y esto es realmente preocupante”, explica Minna Epps.
“No solose ha cuadruplicado la disminución de oxígeno en los últimos 50 años, sino que incluso en el mejor de los casos, el oxígeno seguirá reduciéndose en los océanos”.
Según los investigadores, esta caída en los niveles de oxígeno amenaza a algunas especies como el atún, el pez espada y los tiburones, que son particularmente sensibles a la falta de oxígeno. Se trata de peces más grandes que necesitan más energía.
Según los autores del estudio, estas especies están comenzando a moverse hacia zonas marítimas superficiales y poco profundas donde hay más gas disuelto. Sin embargo, esto las hace más vulnerables a la sobrepesca.
Si los países continúan considerando esta situación como normal, se espera que los océanos pierdan entre 3 y 4% de sus niveles de oxígeno para el año 2100.
Y es probable que esto sea peor en los trópicos. Se espera que la mayor parte de la pérdida de oxígeno ocurra en los primeros 1.000 metros de la columna de agua, la más rica en biodiversidad.
Los bajos niveles de oxígeno también son perjucidiales para procesos básicos como el ciclo biogeoquímico, crucial para la vida en la Tierra y que incluye elementos como el nitrógeno y el fósforo.
“Si nos quedamos sin oxígeno, significará una pérdida de hábitat y de biodiversidad y llegaremos a una pendiente resbaladiza con más hongos y más medusas“, insiste Epps.
“El agotamiento del oxígeno en los océanos está amenazando los ecosistemas marinos que ya están bajo presión debido al calentamiento y la acidificación”, afirma Dan Laffoley, coeditor del informe.
“Para detener la preocupante expansión de las áreas pobres en oxígeno,se necesita frenar de manera decisiva las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la contaminación por nutrientes provenientes de la agricultura y otras fuentes”, señala Laffoley.