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Reducir la contaminación ayudará combatir las superbacterias

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Hasta diez millones de personas podrían morir anualmente de aquí a 2050 debido a la resistencia a los medicamentos que han desarrollado algunas bacterias y otros microbios, según afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Para reducir estas cifras, el PNUMA destaca la necesidad de reducir la contaminación, especialmente la generada por los sectores farmacéutico, sanitario y agrícola.

El PNUMA también pide que se refuercen las medidas para reducir la aparición, transmisión y propagación de “superbacterias” (cepas de bacterias que se han hecho resistentes a todos los antibióticos conocidos) y otros casos de antimicrobianos, que ya están afectando la salud humana, animal y vegetal.

El estudio preparado por el PNUMA se centra en las dimensiones ambientales de los antimicrobianos, que es como se conoce a las bacterias, virus, hongos y parásitos que dejan de responder a los medicamentos.

El creciente uso y abuso de antimicrobianos y otros factores de estrés microbiano (por ejemplo, la presencia de metales pesados y otros contaminantes) crean condiciones favorables para que los microorganismos desarrollen resistencia.

Esto a su vez, plantea graves amenazas para la salud humana, animal, vegetal y ambiental, la inocuidad de los alimentos, la seguridad alimentaria y la prevención, preparación y respuesta ante pandemias.

Los sectores farmacéutico, agrícola y sanitario son los principales impulsores del desarrollo y la propagación de los antimicrobianos en el ambiente, junto con los contaminantes procedentes de sistemas deficientes de saneamiento, alcantarillado y residuos municipales.

La resistencia de los microbios afecta de manera extrema los países con menos desarrollo, según el informe Global Research on Antimicrobial Resistance, lo que es un ejemplo mas de desigualdad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los antimicrobianos se encuentran entre las diez principales amenazas mundiales para la salud.

En 2019, se estimó que 1,27 millones de muertes en todo el mundo se atribuyeron directamente a infecciones resistentes a los medicamentos. En general, casi cinco millones de muertes se asociaron con esa resistencia.

Se espera que para el año 2050 se produzcan unos 10 millones de muertes directas adicionales al año, lo que equivale al número de muertes causadas globalmente por el cáncer en 2020.

Los antimicrobianos y las superbacterias también afectan a la economía y se espera que cause una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de al menos 3,4 billones de dólares anuales para finales de la década, empujando a unos 24 millones de personas a la pobreza extrema.

Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, explicó que la triple crisis planetaria, el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, han contribuido a este fenómeno.

La contaminación del aire, el suelo y los cursos de agua socava el derecho humano a un ambiente limpio y sano. Los mismos factores que provocan la degradación del ambiente están agravando el problema de la resistencia a los antimicrobianos. Los efectos de la resistencia de los antimicrobianos podrían destruir nuestra salud y nuestros sistemas alimentarios, advirtió.

Hacer frente a los antimicrobianos requiere una respuesta multisectorial que reconozca que la salud de las personas, los animales, las plantas y el ambiente están estrechamente relacionados y son interdependientes.

Esto está en consonancia con el marco de «Una sola salud» desarrollado por las citadas agencias de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH).

De hecho, la FAO está comprometida a trabajar para crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resistentes y sostenibles para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor ambiente y una vida mejor para todos, dijo su director general, Qu Dongyu.

El documento presentado por el PNUMA contiene medidas para hacer frente tanto al deterioro del entorno natural como al aumento de la resistencia a los antibióticos, centrándose en abordar las principales fuentes de contaminación derivadas de un saneamiento deficiente, las aguas residuales y los residuos comunitarios y municipales.

Las recomendaciones incluyen:

  • la creación de marcos sólidos de gobernanza, planificación, reglamentación y legislación a nivel nacional
  • el aumento de los esfuerzos mundiales para mejorar la gestión integrada del agua
  • el establecimiento de normas internacionales sobre lo que constituye un buen indicador microbiológico de antimicrobianos a partir de muestras ambientales
  • la exploración de opciones para reorientar las inversiones, incluso para garantizar un financiamiento sostenible

En la actualidad la FAO está preparando una iniciativa mundial a 10 años para reducir la necesidad de antimicrobianos en los sistemas agroalimentarios.

Además, la organización ha desarrollado la primera versión de la plataforma informática internacional para el seguimiento de la resistencia a los antimicrobianos, que tiene como objetivo abordar la falta de información existente de esta materia en los sistemas agroalimentarios.

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