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Reserva petrolera en Antártida aviva tensiones con Rusia

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Las intenciones de Rusia en la Antártida tras el hallazgo de la mayor reserva de petróleo del planeta ponen en alerta al resto del mundo. Este descubrimiento confirma la existencia de la mayor reserva de petróleo en la Antártida, estimada en aproximadamente 511 mil millones de barriles.

Se sabe que la Antártida y el Atlántico Sur son la mayor fuente de riquezas naturales y biodiversidad del mundo. 

El Tratado Antártico protege a la Antártida desde 1959, prohibiendo explícitamente cualquier actividad de desarrollo petrolero en el continente. Este acuerdo internacional fue creado con el objetivo de asegurar que la Antártida se utilice solo para propósitos científicos, se eviten así conflictos internacionales y se conserve su integridad ambiental.

Las únicas actividades comerciales que se pueden concretar son las turísticas y ciertas pesqueras, ambas con controles taxativos. Se prohíben explícitamente las actividades militares, la construcción de bases militares, la realización de pruebas nucleares y la eliminación de desechos radiactivos en la región.

Aunque Moscú sostiene que los estudios geológicos son de naturaleza científica, los expertos están cada vez más preocupados de que representen una muestra más de las llamadas “tácticas de zona gris” que emplea el Kremlin en todo el mundo.

Los expertos opinan que las actividades de los barcos rusos y otras infraestructuras establecidas por Rusia, presentan un dilema diplomático, debido a su capacidad para fines tanto civiles como militares.

La Antártida no está gobernada por ningún país. El Mar de Weddell, sitio del hallazgo, es un reclamo histórico de Gran Bretaña, aunque para enmarañar todo un poco más, Chile y Argentina, también reclaman su bandera.

La confluencia de reclamos territoriales que se da en la península antártica, entre Argentina, Chile y el Reino Unido, no se da en otras partes del continente blanco, ya que los espacios en disputa no se superponen, en tal sentido, los demás actores, reconocen mutuamente sus espacios, situación que no se da en la prolongación de la cordillera de los Andes en la Antártida. Asimismo, a esta situación de conflicto, hay que agregar la disputa no resuelta con el Reino Unido, por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.

Este descubrimiento, convierte al Atlántico Sur en una zona de potencial conflicto, que involucra a dos continentes, y cuatro potencias extra-regionales, Rusia, que con su exploración científica sísmica pone en crisis el tratado antártico en cuanto a su finalidad de preservación del ambiente; asimismo, en los últimos 20 años, China se transformó en un actor relevante también en la región, con el despliegue de su flota pesquera, la infraestructura critica como la estación de observación espacial en Bajada del Agrio en Neuquén o el mega puerto Chancay en el Perú, sumado al enclave militar del Reino Unido en Mount Pleasant en las Islas Malvinas, convulsionan las aguas próximas a Tierra del Fuego y al estrecho de Magallanes.

Este hallazgo se produjo en 2020 pero recientemente se dio a conocer en el Parlamento británico ya que el hallazgo se encuentra en una zona donde la explotación está prohibida. No sólo esto. Hay dudas en el ambiente diplomático sobre las eventuales alteraciones ambientales y el conflicto diplomático que ello genera ya que se trata del área antártica en disputa por Chile, Argentina y Reino Unido.

El descubrimiento se realizó en el Territorio Antártico Británico (BAT), el más extenso y meridional de los 14 territorios de ultramar del Reino Unido y el menos acogedor, dado que el 99% de su superficie está cubierto por hielo. No obstante, durante períodos prehistóricos, esta región experimentó climas más templados que favorecieron la existencia de vegetación, lo cual podría haber facilitado la formación de depósitos de combustibles fósiles.

Gran parte del BAT es objeto de reclamaciones por parte de Argentina y Chile. Estas disputas podrían intensificarse si las pruebas sísmicas realizadas por Rusiase confirman con perforaciones adicionales, aunque por el momento, la viabilidad de estas operaciones sigue siendo incierta.

Rusia ha afirmado que solo están realizando investigaciones científicas y reafirmó su compromiso con los aspectos clave del Tratado Antártico.

Argentina reclama soberanía sobre el denominado Sector Antártico Argentino, el cual es considerado parte del territorio de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Sin embargo, esta reivindicación está sujeta a las disposiciones del Tratado Antártico. La superficie total del Sector Antártico Argentino es de aproximadamente 1.461.597 km². De esta extensión, 965.314 km² corresponden a tierra firme.

Es importante señalar que los rusos no realizaron perforaciones en la Antártida, sino que llevaron a cabo exploraciones sísmicas en una estructura que podría contener petróleo y gas en el futuro. A pesar de esto, el descubrimiento subraya el creciente interés y progreso de Rusia en la región antártica. Actualmente, Rusia mantiene 10 estaciones en la Antártida: cinco permanentes y cinco temporales.

De las 12 naciones activas en la Antártida en el momento en que se firmó el tratado en 1959, nueve habían presentado reclamos territoriales sobre el continente o se habían reservado el derecho de hacerlo. En cualquier caso, todas las partes acordaron que sus diferencias políticas no deberían interferir con la investigación en el continente y como régimen de desarme, el tratado ha ayudado a prevenir disputas territoriales hasta ahora.

Desde el Reino Unido, expertos en geopolítica expresaron su preocupación de que Rusia esté recopilando datos sísmicos que podrían interpretarse como prospecciones en lugar de investigaciones científicas.

En junio de 2023, la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) celebró una reunión especial para intentar resolver un estancamiento en la creación de más áreas marinas protegidas en la Antártida. China y Rusia frenaron el progreso al exigir más datos. No solo eso. En realidad han estado bloqueando propuestas para expandir las Áreas Marinas Protegidas desde que Australia propuso por primera vez la idea.

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