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Proyecto de carretera amenaza árboles milenarios en Chile

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El último tramo de una carretera al sur de Chile amenaza al alerce, una de las especies arbóreas más longevas del mundo.

Científicos advierten que la obra vial atravesará el Parque Nacional Alerce Costero y afectará a árboles que están clasificados como En Peligro.

Cuando el presidente Gabriel Boric instruyó al Ministerio de Obras Públicas (MOP) concretar la construcción del último tramo de una carretera que une a las ciudades de La Unión y Corral, al sur de Chile, la comunidad científica envió una alarma al mundo. “Planes viales de Chile amenazan bosque milenario” titularon en una carta que publicaron en la revista científica Science.

Este tramo carretero atraviesa un área protegida que conserva una de las especies arbóreas más longevas del mundo, el alerce. Esta especie crece exclusivamente en Chile y Argentina; décadas de tala indiscriminada la colocaron  en la categoría de En Peligro. Así está clasificada tanto por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como por el propio gobierno chileno.

Actualmente la evaluación de impacto ambiental de la obra se encuentra suspendida, luego de que la Corporación Nacional Forestal (Conaf), el organismo en Chile encargado de la administración de las áreas protegidas terrestres, presentara una serie de observaciones al proyecto, el cual contempla cortar más de 700 alerces.

Los científicos aseguran que un camino como el que se proyecta no sólo pondrá en mayor riesgo a una especie ya amenazada, violando así el tratado que Chile firmó durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15) en diciembre 2022, sino que también aumentará la proliferación de incendios, la introducción de especies invasoras y la tala ilegal.

Entre los argumentos del MOP para llevar adelante el proyecto es que la carretera permitirá integrar zonas rurales, mejorando principalmente la conectividad de Corral. Se trata, dice, de una obra imprescindible de interés nacional, una de las pocas justificaciones que la ley considera para autorizar un camino al interior de un parque nacional. Científicos, sin embargo, aseguran que existen otras alternativas. Ambientalistas y habitantes de comunidades locales acusan que el verdadero propósito al abrir esa carretera es beneficiar a la industria forestal.

Información imprecisa 

El camino se llama ruta T-720 y tanto el inicio como el final ya están construidos. Sólo falta el tramo de en medio que es el que atraviesa el parque nacional. Son 10 kilómetros de una antigua ruta que se perdió en la década de los ochenta. “Se cortó un puente y se dejó de usar”, explica Rocío Urrutia, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y una de las autoras de la carta publicada en Science. Al no ser transitada prácticamente por nadie en 30 años, la vegetación ha cubierto la zona de alerces y más específicamente de una población de esta especie que la ciencia ya ha detectado que es genéticamente diferente.

Para los científicos, la principal preocupación se basa en que no hay claridad sobre la cantidad de alerces que se cortarán. ”Primero habían hablado de 148 alerces y luego, cuando se han ido haciendo las adendas del estudio de impacto ambiental, el MOP a través de su consultora en la última adenda presentó que iban a cortar 796 alerces”, dice Urrutia.

El problema, agrega la experta, es que el alerce en Chile tiene la categoría de Monumento Nacional y por lo tanto “importa cada individuo”. Así lo destaca la Conaf en una de sus observaciones al indicar que “deben ser contados todos los individuos, independiente del estado de desarrollo o tamaño”. Además, según el organismo, “existe una clara subestimación de las cifras entregadas” puesto que en el terreno, utilizando la misma metodología propuesta por el MOP, la Conaf encontró una mayor cantidad de alerces que la declarada por el ministerio. Por último, aunque el proyecto habla de trasladar los árboles hacia otro sitio “tampoco se sabe con certeza, cómo se va a hacer ese traslado ni dónde va a estar la zona donde se van a resguardar supuestamente para que puedan sobrevivir luego del traslado, cosa que ya hemos determinado que es muy difícil”, agrega Urrutia.

La preocupación de los científicos no se basa sólo en supuestos, sino en hechos puesto que en los tramos construidos del camino ya se han observado impactos, asegura Antonio Lara, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile e investigador principal del Centro del Clima y la Resiliencia (CR)2. Durante un recorrido realizado por el científico y otros especialistas se detectó la tala ilegal de cipreses de las guaitecas, un árbol catalogado como Vulnerable por la UICN, y al menos nueve alerces y cipreses muertos en pie junto al camino.

“Se ha visto que los alerces están muriendo en las zonas donde el camino ya está construido, porque como llueve tanto en esa zona durante el invierno, hay un escurrimiento muy fuerte de ripio hacia los alerces y eso los está matando, porque se empieza a lavar el suelo, se erosiona la capa vegetal y queda la piedra”, explica Urrutia.

Los impactos no dimensionados del camino

La información poco precisa sobre cómo el camino afectará directamente a los alerces y otras especies arbóreas amenazadas, es sólo parte del problema. En la carta publicada en Science, los científicos aseguran estar preocupados por los impactos indirectos que tendrá esta carretera sobre el ecosistema. Uno de ellos es la mayor probabilidad de incendios forestales en un país donde el 99% de los incendios son producidos por el ser humano, ya sea accidental o intencionalmente, y ocurren dentro de un radio de un kilómetro de las carreteras, aseguran los expertos.

Este punto causa particular preocupación, porque según la Conaf el MOP no propone medidas de mitigación ante esta amenaza.

Otra de las preocupaciones es la tala ilegal que suele darse a orillas de los caminos. Investigaciones científicas realizadas en la Amazonía ya han analizado que existe una relación entre la apertura de caminos y la deforestación. Lo que ocurre en estos bosques australes no es una excepción. El alerce, con su valiosa madera rojiza sigue siendo blanco de talas, a pesar de ser una especie protegida, dice Lara.

El tercer factor de preocupación es la invasión de especies exóticas invasoras como el Ulex europaeus, un arbusto espinoso de origen europeo que ya se ha visto en los tramos construidos del camino. Los perros, una importante amenaza para la fauna nativa, también son una preocupación. La Conaf advirtió que el MOP no se hace cargo del impacto que tendrá el mayor flujo de vehículos por la ruta el cual será difícilmente controlado por la administración del Parque Nacional.

De hecho, el proyecto ni siquiera aborda los impactos que pudieran sufrir especies como el zorro de Darwin (Lycalopex fulvipes), uno de los nueve carnívoros más amenazados a nivel mundial, y que tiene a la especie En Peligro según la UICN. Tampoco se hace cargo de los daños que pudiera sufrir la güiña (Leopardus guigna), el gato salvaje más pequeño de América considerado Vulnerable, aún cuando las poblaciones de ambas especies podrían verse afectadas no sólo por la presencia de perros que los atacan o transmiten enfermedades, sino también por los atropellos debido al tráfico vehicular.

Desconfianza sobre los verdaderos intereses detrás de la carretera

Aunque “se supone que este camino es solamente turístico”, asegura Urrutia, eso no queda claro en el estudio de impacto ambiental. Una de las observaciones de Conaf es por qué el ministerio sigue considerando el tránsito de camiones, siendo la ruta T-720 exclusivamente para fines turísticos.

Según el Movimiento por la Defensa del Alerce Costero, el proyecto de la carretera responde a intereses de privados, especialmente de la industria forestal que, con más de tres millones de hectáreas de monocultivos de pino y eucalipto, coloca al país como el segundo productor de celulosa en América Latina.

La nueva ruta permitiría una vía directa desde la Panamericana y La Unión —donde según el anuario forestal 2022, elaborado por el Ministerio de Agricultura, se concentra la mayor cantidad de hectáreas plantadas de la provincia de Ranco— al puerto de Corral, el más importante del país en exportación de astillas de madera.

El MOP también argumenta que una de las razones para construir el camino es dar apoyo y soporte al puerto de Corral. La duda genera desconfianza entre científicos y ambientalistas puesto que “obviamente el que transiten camiones tiene un impacto mucho mayor”, precisa Urrutia.

El segundo argumento para la construcción del camino es que la carretera dará conectividad a las comunas de Corral y La Unión, que es una salida necesaria en caso de alguna catástrofe.

Para los científicos, sin embargo, la conectividad de Corral podría solucionarse mejorando un camino que ya existe y que une a la ciudad portuaria con Valdivia, la capital regional. “Es un camino que está muy malo, pero que tiene un trazado adecuado y no sólo une Corral con Valdivia sino también con La Unión”, asegura Lara.

Según los científicos, “este proyecto vial ignora los acuerdos de la COP15 en la que los países se comprometieron a frenar la pérdida de biodiversidad. “El gobierno, señalan, debe honrar sus compromisos y priorizar la protección de las especies más amenazadas del país”.

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