Acusado en el caso de los archivos presidenciales, el ex presidente estadounidense comparecerá el martes 13 de junio en Miami. Sin embargo, Donald Trump no es el único político que ha mostrado una imprudencia controvertida en su gestión de los archivos presidenciales: el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, y el ex vicepresidente Mike Pence, también guardaban documentos sensibles en sus domicilios. ¿Qué diferencia estos casos?
Es probable que Donald Trump vuelva a desplegar sus argumentos favoritos en el discurso que tiene previsto pronunciar el martes 13 de junio desde Nueva Jersey, a raíz de su primera comparecencia en Miami (Florida) por el caso de los archivos presidenciales, tales como: un sistema judicial corrupto e instrumentalizado, una «caza de brujas» destinada a impedirle presentarse a las elecciones presidenciales de 2024:
Desde el anuncio de su inculpación el viernes, el ex presidente estadounidense y sus partidarios no han cesado de denunciar el doble rasero de la Justicia del país norteamericano. En particular, se han basado en dos casos aparentemente similares que afectan al exvicepresidente Mike Pence y al actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, que también guardaban documentos clasificados en lugares no autorizados ni seguros.
«Es inconcebible que un presidente acuse a su principal oponente. Joe Biden ha guardado documentos clasificados durante décadas. Yo y todos los estadounidenses que creen en el Estado de derecho, apoyamos al presidente Trump contra esta grave injusticia», declaró Kevin McCarthy, presidente republicano de la Cámara de Representantes.
En enero, los abogados de Biden anunciaron que habían descubierto varios documentos confidenciales en un antiguo despacho del presidente en Washington, y luego en su residencia privada de Delaware, que datan de la época en que era vicepresidente.
Pocos días después de estas revelaciones, la trama de los documentos clasificados tuvo un nuevo giro con la llegada a escena de Pence: el ex vicepresidente también poseía documentos sensibles en su domicilio de Indiana. En Estados Unidos, los presidentes y vicepresidentes están obligados a enviar todos los documentos relacionados con su mandato a los Archivos Nacionales.
Mientras Biden sigue siendo investigado, el Departamento de Justicia informó a principios de junio a los equipos jurídicos de Pence que no se presentarían cargos penales contra él. Se trata de una prueba más, según los partidarios de Trump, de la persecución judicial contra el ex presidente, el primero en la historia de Estados Unidos que se enfrenta a una acusación federal.
Un volumen de documentos sin precedentes
Sin embargo, un rápido examen de la acusación de Trump muestra por qué este caso es difícil de comparar con los que implican a Biden y a Pence. La diferencia radica, en primer lugar, en la cantidad de documentos recuperados. Aunque oficialmente no se ha hecho pública ninguna cifra exacta, los abogados de Biden descubrieron una decena de documentos clasificados en su antiguo despacho de Washington y «un pequeño número» en su casa de Delaware, según los medios estadounidenses.
Este pequeño número contrasta con los 325 documentos clasificados encontrados en la residencia de Trump en Mar-a-Lago. Según la acusación, los documentos clasificados «incluían información sobre las capacidades de defensa de Estados Unidos y de países extranjeros», «sobre los programas nucleares estadounidenses» y «sobre las vulnerabilidades potenciales en caso de un ataque contra Estados Unidos y sus aliados».
Varios de los documentos encontrados llevaban la sigla SCI, que significa Top Secret / Sensitive Compartmented Information, el nivel más alto de autorización y que solo afecta a información ultrasensible.
La Justicia estadounidense también reveló que, en julio de 2021, el multimillonario reveló a cuatro personas sin habilitación secreta de defensa «un plan de ataque» que el Ministerio de Defensa había preparado para él cuando era presidente. Mientras no se demuestre lo contrario, ni Biden ni Pence han compartido documentos sensibles con terceros.
«Es una acusación bastante detallada. Y es condenatoria», aseguró en Fox News el ex secretario de Justicia de Trump, Bill Barr, un antiguo aliado que se ha convertido en crítico del ex presidente.
Encubrimiento y perjurio
Pero la diferencia más significativa entre estos casos es la actitud de Trump durante el proceso. Mientras que Biden y Pence colaboraron estrechamente con el Departamento de Justicia y devolvieron todos los documentos a los Archivos Nacionales, alegando «inadvertencia», el multimillonario parece, por el contrario, haber querido ocultar documentos que, a sabiendas, se había llevado consigo al abandonar la Casa Blanca.
Cajas enteras de documentos permanecieron apiladas durante años en su lujosa residencia de Mar-a-Lago, en Florida, en particular en el escenario de un «salón de baile», en un dormitorio y en un cuarto de baño. Según el acta de acusación, Trump y su ayudante Walt Nauta obstruyeron la investigación al intentar ocultar esos documentos, a pesar de que la Oficina Federal de Investigación (FBI) los había solicitado en varias ocasiones.
Según los intercambios de mensajes revelados por la Justicia estadounidense, Nauta mintió a los investigadores al afirmar no haber tenido conocimiento de la presencia de esas cajas de documentos, a pesar de que él mismo había ayudado a trasladarlos a Florida a petición de su jefe.
Por regla general, no hay enjuiciamientos cuando los documentos se han conservado por error o de manera inadvertida. Según varios juristas, Trump podría perfectamente haberse librado de la acusación entregando todos los documentos requeridos por los Archivos Nacionales. De hecho, el ex presidente no fue procesado por los cerca de 200 documentos que entregó voluntariamente en enero de 2022 bajo presión del FBI.
«En resumen, la acusación retrata a un hombre que sabía que lo que hacía estaba mal y que hizo todo lo posible por ocultarlo. El señor Trump sabía exactamente lo perjudicial que sería el descubrimiento de los documentos, y quería destruirlos u ocultarlos», afirma la revista ‘The Atlantic’ en una columna titulada «Los crímenes más estúpidos imaginables».
Trump se enfrenta a 37 cargos, entre ellos «retención ilegal de información de seguridad nacional», «obstrucción a la justicia» y «perjurio», y teóricamente se enfrenta a varias décadas de cárcel.
Fuente: FrancePress/ Texto: Grégoire Sauvage