En los tiempos complejos y convulsos que vivimos, cuesta trabajo hacer un espacio seguro para reflexionar.
No es fácil, eso de proponerse en medio del caos, pensar. Tal vez, como decían los griegos el “ocio creador”, puede ayudar y resulta inspirador para entender y comprender las cosas que pasan a diario.
Muchas veces en la premura de lo cotidiano, las dejamos de lado “cómo si” no fuera algo trascendente.
Suelo dedicar bastante de mi tiempo a reflexionar y a especular. Entiendo la premura de los adultos jóvenes, de los jóvenes y de los adolescentes, la vida pasa a velocidad supersónica, en sintonía, con la terminología de hoy.
Nos levantamos, hacemos dos cosas y de una vez, la tarde, el crepúsculo y la noche se nos vienen encima, si no somos organizados se pasa el día sin concretar nada. De allí la necesidad de estructurar el tiempo, de establecer lo prioritario, lo importante y lo trascendente. Es de esa manera que logramos alcanzar aquellas metas y propósitos que nos hemos puesto por delante.
En este caso, me referiré a algo trascendente, referente a nuestro amado país: la arrolladora victoria de María Corina Machado en todas las clases y estamentos de Venezuela. (De acuerdo con las encuestas, opositoras y oficialistas) Confieso: también he sido sorprendida, aún cuando fui su seguidora desde el comienzo: allá y entonces.
Siempre supe que sería una triunfadora, lo que no entendía era ¿Cómo lograr que María Corina, ingeniera, brillante de clase alta, calara en las masas populares? ¿Cuándo y cómo ocurrió? El pueblo venezolano “maleado” por el socialismo del siglo XXI, se volteó, tal como ha ocurrido, sin duda.
Un fenómeno electoral que supera con creces a Chávez en su mejor momento y a Carlos Andrés Pérez, los más populares de los dirigentes, en procesos electorales. Además de las encuestas de opinión, vemos en fotos y videos, a lo largo y ancho de Venezuela como MCM, esperada con alegría contagiosa y por encima de todos sus contrincantes. Lo que ocurre es inédito en la historia de Venezuela. Comparto con ustedes amables seguidores y contradictorios lectores lo que he pensado al respecto.
En primer lugar, el país entero ha observado: la seriedad, constancia y seguridad en su acción coherente. Es decir, piensa, siente, habla y actúa de acuerdo a su pensamiento y expresión con congruencia, es decir con los mismos principios claros y entendibles desde el comienzo.
Demócrata, liberal, creyente en Dios y dispuesta a escuchar. Eso se comprobó en más de 20 años de lucha realizados.
A pesar de atropellos físicos, imperdonables contra una mujer, verbales, agresiones y comentarios de toda índole. Lo ha resistido, como debe ser: “Cada quien responsable de lo que dice y piensa”, con coraje y gran valentía ha sido responsable con una actuación coherente.
Ha demostrado con su acción, su disposición a enfrentar a un régimen, absolutamente escandaloso por sus mentiras, su corrupción, su incoherencia básica: se dicen comunistas, piensan como burgueses y viven como tales.
De palabra y pensamiento, son sus “enemigos de clase, los burgueses.” En la vida diaria, apegados al dinero, sin consciencia de su incongruencia. El país que recorre, destruido. No hace falta ser pitonisa para saberlo. Se sufre el drama del hambre, la inseguridad, la falta de gasolina (¿país petrolero?) la matraca de los funcionarios que resuelven su situación atropellando a los ciudadanos. El descalabro de la educación pública, el triste agobio a las universidades nacionales, las fallas constantes en los servicios públicos: agua, luz, teléfono.
María Corina tiene como promesa básica salir del socialismo del siglo XXI. Los que un día creyeron la promesa, hoy están claros del desastre.
Algunos lograron un pequeño o gran acomodo. El riesgo es, sí el socialismo continúa, lo obtenido se lo van a quitar. El segundo gran atractivo, es mujer.
Sí, esto a pesar del machismo y la misoginia revueltos. Ser mujer en estas circunstancias resulta una garantía.
Venezuela es mujer: la patria. Sin duda se reconoce en la bondad, el coraje, la autenticidad y la capacidad de lucha de nuestras mujeres, dispuestas a enfrentarlo todo por los hijos, por las madres y familiares desasistidos en medio de esta penuria. (Las excepciones, confirman la regla.)
Así como se confía en la madre venezolana, la que llena de ternura y amor acompaña a los hijos para que crezcan y formen nido aparte, así la Presidencia será ejercida para poner al frente a muchos hijos dispuestos a todo para sacar el país de la ruina existente.
Fundamental, darse cuenta, MCM no necesita robar, ni lo auspicia, no tiene odios, tampoco resentimientos: amada por sus padres.
No tiene frustraciones: tiene sus hijos que la llenan de satisfacciones y tiene su profesión, ahora en pausa, para ser presidenta de la República Bolivariana de Venezuela.
Estoy convencida que con este ciclo histórico que termina, finalizan también las presidencias masculinas.
Toca a las mujeres asumir la responsabilidad histórica de salvar la patria. Existen varias, dispuestas y en preparación para asumir la responsabilidad en el momento que les toque.
Hoy es MCM, mañana será Delsa Solórzano y muchas otras, como ella. Así como apoyamos a los líderes hombres en todos los niveles, toca a los varones demostrar su altruismo, amor por la patria y desarrollo como personas en este nuevo ciclo histórico perteneciente a dirección femenina. ¡Dios nos ampare, la Virgen las proteja!