Por primera vez se exhibe en México una exposición individual del pintor venezolano Oswaldo Vigas (1923-2014), uno de los artistas más influyentes de Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX y de quien se celebra el centenario de su nacimiento.
Oswaldo Vigas. Mirar hacia adentro, permanecerá en el Museo de Arte Moderno hasta el próximo 11 de febrero.
Su hijo, el cineasta Lorenzo Vigas dijo: “La importancia de la obra de mi padre radica en que, en el momento en que muchos artistas buscaban parecerse a los cánones estéticos internacionales, como lo fue con la geometría en los años 60, él dijo ‘no hay que ver hacia Europa, sino hacia adentro de Latinoamérica’.
“Algo de lo maravilloso de esta exposición es que vemos la relación de la obra de Oswaldo Vigas, con otros grandes artistas latinoamericanos que también decidieron voltear la mirada en ese momento, como lo fueron Rufino Tamayo, Wifredo Lam, o Francisco Toledo”, agrega.
La muestra se compone de 110 obras de 27 artistas, además de objetos pertenecientes a la biblioteca y la colección de arte indígena de Oswaldo Vigas.
Dividida en núcleos temáticos que recorren la carrera del pintor, entre ellas la de sus primeras exhibiciones llamativas, en la que expuso sus primeras Brujas, las cuales escandalizaron a la academia, aún muy figurativa e incluso paisajista; su paso por París en la década de 1950, así como su internacionalización.
“Lo que él buscó fueron las señales que nos dejaron las comunidades que estuvieron en nuestras tierras antes de la colonización, las encontró en los petroglifos de Venezuela, esas pinturas hechas sobre las piedras y que lo inspiraron muchísimo, pero también el arte precolombino en barro y una comunidad indígena wayú o guajira, que existe en la frontera entre Perú y Venezuela”, explica Lorenzo, quien recientemente estrenó en la Cineteca Nacional el documental El ladrón de orquídeas, que muestra el lado más humano de su padre, a quien él mismo entrevistó.
Gran Integrador
Aparte de pintor y muralista Oswaldo Vigas fue un personaje activo, que buscó en varios momentos la integración de los artistas latinoamericanos a través de reuniones, tertulias y encuentros, pero también de exhibiciones en Venezuela.
“Eso es lo que quisimos expresar en esta exposición, que considero necesaria, porque nos podemos dar cuenta de lo importante de esa unión desde el punto de vista plástico, pero también de una identidad como continente, políticamente y socialmente”.
Sobre el desconocimiento de la obra de Oswaldo Vigas en México, el cineasta explica que “durante su vida no estuvo interesado en la promoción de su obra.
Él se dedicó más a pintar y trabajar que a promocionar su obra, como otros artistas que lo hicieron muy bien. La relación que tuvo con las galerías fue complicada. Entonces, es realmente que después de su muerte, por la Fundación Oswaldo Vigas, que se está buscando una promoción internacional de su arte, por lo que mucha gente en el mundo está descubriendo su obra.
“Oswaldo Vigas siempre tuvo una gran admiración por México, por el arraigo cultural de este país. Él tuvo una relación muy estrecha con varios pintores mexicanos, como Rufino Tamayo o Francisco Toledo, con quienes estuvo en el mismo periodo en París. En especial con Toledo entabló una gran amistad, pues trabajaron en aquel tiempo en el mismo taller de grabado. Es por eso que nos resulta muy emocionante que al fin podamos tener esta exposición aquí”, finalizó Lorenzo Vigas.