Por: Juan Figueroa
La figura de María Corina Machado ha emergido como un elemento constante en el escenario político. A pesar de los desafíos y obstáculos que ha enfrentado, su determinación no cesa. Enfrentando la adversidad, persiste en recorrer incansablemente el país, conectando con votantes en comunidades remotas y presentando su visión de cambio. Esta tenacidad refleja su necesidad imperante de triunfar en las primarias, una etapa que aún no ha conquistado.
El éxito en las primarias sería más que una victoria personal para María Corina Machado. Representaría el acceso a una posición influyente en la mesa de toma de decisiones dentro de la oposición. Una posición que hasta ahora le ha sido esquiva, pero que el voto popular podría legitimar. Su voz resonaría con una potencia significativa, al ser respaldada por aquellos que han depositado su confianza en su visión y liderazgo.
Sin embargo, el camino hacia esa meta no es sencillo. La maquinaria oficialista no cederá terreno a menos que perciba con certeza que María Corina Machado no será la vencedora en las elecciones presidenciales. Este contexto exige de Machado una determinación indomable. Aun después de la inhabilitación, su determinación no se tambalea. Su compromiso con el proceso democrático la impulsa a continuar su campaña, llevándola incluso a los rincones más remotos del país en busca de apoyo y respaldo.
En este punto, la necesidad de Machado de ganar las primarias es indiscutible. No solo se trata de asegurar una presencia en la mesa de decisiones opositora, sino también de reafirmar su voz a través del respaldo del electorado. Esta condición imposibilita la mera sugerencia de un acuerdo con sus competidores para seleccionar un posible reemplazo. Su aspiración va más allá de lo testimonial o simbólico; está impulsada por una firme convicción de éxito. A medida que vislumbra la cima, no puede ser instada a abandonar el ascenso y buscar un camino más fácil. La victoria en las primarias es su única carta.
La posición de Henrique Capriles Radonski es notoriamente diferente en este contexto. Reconociendo públicamente que María Corina encabeza las encuestas, Capriles Radonski se encuentra en una posición donde la conveniencia del sacrificio unitario es más palpable. Sin embargo, es imperativo destacar que Capriles Radonski y su partido Primero Justicia han mantenido una presencia central en el liderazgo de la oposición. Aunque no figure en la actualidad como líder visible, su posición dentro de la estructura opositora sigue siendo sólida.
El Fenómeno del «Antimariacorinismo Mariacorinista»
Tras la inhabilitación de María Corina Machado, emerge un fenómeno peculiar que podría ser descrito como una manifestación de «antimariacorinismo mariacorinista». En otras palabras, individuos que, cuando Machado aún estaba habilitada, la retrataban como una amenaza significativa, incluso más allá de Nicolás Maduro. No obstante, una vez fue inhabilitada, estos mismos individuos la consideran capaz de liderar la unidad y convertirse en la líder de la oposición venezolana y más allá. Este cambio de tono se expresa con condena vehemente contra la inhabilitación y un sincero pesar.
La Paradoja del Liderazgo
Según este enfoque, el requisito para que Machado alcance este noble objetivo sería sencillo: retirarse. Dar un paso atrás. Reconocer los límites de su participación y aceptar que no encabezará la representación de la oposición. Esta noción se plantea en un momento en el cual las encuestas de opinión son favorables para Machado y existe la oportunidad de influir en el panorama opositor.
Hace un año, era razonable suponer que los principales partidos de la oposición respaldarían una candidatura viable. La noción del consenso se consideraba un medio para aislar a los sectores extremos y extremistas, buscando elegir a un líder moderado que pudiese ser aceptable incluso para los sectores afines al chavismo. Sin embargo, a tan solo dos meses de las primarias, ninguna de estas premisas se ha materializado. En este contexto, surge la interrogante: ¿Cómo se puede esperar que María Corina Machado renuncie a su posición en estos momentos?
María Corina Machado se encuentra en una coyuntura sumamente desafiante. A pesar de las posibilidades de éxito en las primarias, el peso de una inhabilitación impuesta por el chavismo plantea serias interrogantes sobre su capacidad para liderar. El oficialismo, movido por la certeza en su posición, solo cederá en caso de estar seguro de que su triunfo en la elección presidencial es improbable. En este complejo panorama, la Plataforma Unitaria y la Comisión Nacional de Primaria se posicionan como defensores de la voluntad popular, apelando a la presión democrática para asegurar la participación del candidato elegido.
Es innegable que la oposición enfrenta una disyuntiva crucial. La posibilidad de revelar desde ahora la estrategia para sustituir a un candidato inhabilitado es delicada, ya que podría alertar al régimen sobre los planes y afectar la participación en las primarias. La elección en este contexto autoritario pierde su esencia, desvirtuando el proceso con las inhabilitaciones y la amenaza del Tribunal Supremo de Justicia. A pesar de ello, los resultados influirán en la transformación y dirección de la oposición.
En este contexto, emerge la posibilidad de un liderazgo consolidado a través de las primarias, respaldado por la voluntad popular y capaz de negociar y construir consensos. Este líder, sin embargo, no se erigirá como la única y exclusiva autoridad opositora por mero imposición. Será fundamental respetar la autonomía y diversidad de las distintas organizaciones dentro de la oposición. En este sentido, la figura de Juan Guaidó es un ejemplo, con su mandato limitado por la dificultad de lograr una transición democrática.
A pesar de los temores que rodean la participación de María Corina Machado en las primarias y una posible llamada a la abstención, la ruta electoral sigue siendo la prioridad para la mayoría de los partidos opositores. En caso de optar por la abstención, podría dividir a las fuerzas opositoras y favorecer a Maduro, resultando en la perpetuación de su inhabilitación. Además, la incógnita persiste sobre cómo abordará la sucesión en caso de resultar vencedora.
En resumen, el liderazgo de María Corina Machado se enfrenta a un panorama desafiante. La posibilidad de éxito en las primarias está presente, pero la inhabilitación y las circunstancias autoritarias plantean dificultades significativas. El enfoque de la oposición en la ruta electoral y la necesidad de un liderazgo basado en consensos y negociación se erigen como elementos cruciales en este escenario. A medida que el tiempo avanza, la cuestión persiste: ¿Hasta cuándo continuará María Corina Machado en esta lucha?