Un estudio de Manos Unidas confirma que los jóvenes entienden la crisis climática pero no la relacionan con la pobreza.
El 75% de los españoles de entre 18 y 42 años considera que la crisis climática es real y está provocada por el hombre. Sin embargo, muchos de estos «milenials» y «centenials» no encuentra ninguna relación entre la crisis climática y la pobreza en el mundo. Son dos de las conclusiones a las que ha llegado el Estudio sobre la percepción de los jóvenes sobre la injusticia climática. Un trabajo encargado por la ONG católica de voluntarias Manos Unidas a la consultora GfK que fue presentado recientemente con motivo de su campaña anual contra el hambre.
Los jóvenes, según este sondeo con más de 1.000 encuestas, son conscientes de que el cambio climáticoes un problema importante, pero están más preocupados por el aumento de preciosde la energía y de las materias primas. Un aumento de precios que al final repercute en su estilo de vida y de consumo. Sin embargo, no se plantean elegir prendas de vestir más duraderas porque les resultan más caras. Según Marco Gordillo, coordinador de campañas de la ONG los jóvenes no son conscientes de lo que esto repercute en la justicia climática.
Crisis climática: más ricos a costa de los pobres
La juventud española es plenamente consciente de que el desarrollo económico de los países más ricos se produce a costa de los países más pobres, pero no relacionan el hecho de que los cambios climáticos provocados por los países desarrollados y el estilo de vida contribuye a que haya mayor pobreza y desigualdad.
Para los jóvenesEE.UU., Canadá y China son los más responsables de la crisis climática, seguidos por el continente europeo. Mientras, el continente africano es el que más sufre las consecuencias, ignorando a Asia y Latinoamérica en sus respuestas. Las mujeres, en general, son más concientes con la crisis climática y empatizan más con los afectados.
Ignorancia entre los jóvenes sobre justicia climática
Otro dato llamativo es que sólo uno de cada diez españoles entre 18 y 42 años conocen bien el tema de la justicia climática. Según Manos Unidas, una vez se les explica el significado del término, la mitad de los jóvenes declara estar preocupado en mayor medida que sus amigos y su familia, lo que hace entrever que no es un tema sobre el que hablen con sus conocidos, ni compartan sus preocupaciones colectivamente, recoge la ONG entre sus conclusiones.
Siete de cada diez jóvenes creen que serán las acciones de las grandes empresas y de los gobiernoslos que pueden ayudar a paliar la injusticia climática. Y menos de la mitad consideran que si cambian sus hábitos de consumo podrán colaborar a que se logre la justicia climática.
Esto enlaza, paradójicamente, con que tres de cada cuatro consideran que tienen en su mano la capacidad para cambiar el planeta. Aunque en la pregunta también se incluía que son poco optimistas en que la sociedad ponga el interés suficiente para conseguirlo. Creen que sin el apoyo de las empresas y de los gobiernos sus acciones individuales no serán capaces de frenar el cambio climático y que necesitan estar respaldados por las empresas que, además, son percibidas como el agente que más contribuye al cambio climático.
Opinan que antes de cambiar sus estilos de vida y hábitos de consumo, es prioritario reducir las emisiones de efecto invernaderoy que las empresas se responsabilicen de sus acciones.
Cambios para paliar la crisis climática sí, pero que no afecten a la economía
Al analizar la disposición de los jóvenes en relación con sus cambios de hábitos, el estudio percibe que sí están dispuestos a cambiar, pero siempre que no repercuta en su economía ni les dificulte su día a día. Las mujeres, una vez más, son más sensibles a este tema y, por lo tanto, están dispuestas en mayor medida a cambiar su estilo de vida.
En cuanto a la alimentación, los jóvenesse muestran -en primer lugar- más predispuestos a dejar de desperdiciar comida, seguido de optar por alimentos de temporada y reducir el consumo de alimentos procesados. Sólo un tercio estaría dispuesto a consumir menos carne y lácteos.
Sobre el transporte, pocos dejarían de viajar menos en avión o comprar un coche eléctrico, pero sí más de la mitad a trasladarse a pie, en bicicleta o patineta cuando sea posible.
Seis de cada diez están dispuestos a reciclar, alargar la vida de su móvil y reducir el uso de plástico.