Cabo Verde está considerado uno de los 10 principales puntos calientes de biodiversidad marina del mundo
En 2015, el Gobierno de Cabo Verde detalló un plan estratégico sobre cómo la economía azul sería parte central del futuro de este archipiélago. “El océano representa el turismo, el agua desalinizada, la economía azul, los cables submarinos de fibra óptica, la energía limpia, la biotecnología, la acuicultura, la industria conservera para la exportación, y un centro de competencias y eventos náuticos como la Ocean Race”, manifestó el Primer Ministro José Ulisses Correia e Silva.
La asesora especial de la ONU para África, Cristina Duarte, señaló que el 99,3% del territorio de la nación es agua. “Puede que seamos más criaturas del océano que de la tierra”, dijo.
Para Cabo Verde, el océano es una cuestión de supervivencia. Por lo tanto, “su conservación debe hacerse en un contexto de gestión de un recurso natural, porque tenemos que tomar de él lo que Cabo Verde necesita para desarrollarse. Preservarlo, pero sin olvidar que, para Cabo Verde, es un recurso económico”, explicó Duarte.
La semana pasada, durante la inauguración de la Cumbre sobre los Océanos en Cabo Verde, António Guterres, Secretario General de la ONU, afirmó que acabar con la emergencia oceánica es una carrera que todos debemos ganar y que debemos convertirnos todos en los campeones que el océano necesita.
Guterres calificó la economía azul de «oportunidad fundamental para promover el desarrollo sostenible en el archipiélago» y dijo que la ONU espera trabajar con su gobierno y su pueblo para «convertir esta ambición en realidad».
En los últimos cinco años, como parte de este esfuerzo, el país ha celebrado cada año una «Semana del Océano» y, la semana pasada, Cabo Verde se asoció con la Ocean Race para celebrar una cumbre que contó con ponentes de todo el mundo, incluido el Secretario General de la ONU.
Según los resultados preliminares de una evaluación de la ONU, se prevé que para 2100 la biomasa de grandes peces pelágicos, como la albacora, una especie de atún, disminuya hasta un 45%. En la vecina cuenca senegalo-mauritana, la reducción será aún mayor.
Según Correia e Silva, la pérdida de especies puede afectar a Cabo Verde de otra manera. El archipiélago está considerado uno de los 10 principales puntos calientes de biodiversidad marina del mundo y, durante décadas, las 24 especies de ballenas y delfines registradas en estas aguas -casi el 30% de todas las especies de cetáceos- han atraído a muchos de los visitantes que hacen del turismo un baluarte de la economía del país.
Competir por el océano
La carrera oceánica Ocean Race comenzó por primera vez en 1973, llevando a los navegantes alrededor del mundo cada tres o cuatro años. Durante las últimas cuatro décadas, la carrera nunca había hecho escala en el archipiélago. Este viernes pasado, el país se convirtió en la primera nación de África Occidental en la historia de la competición en acoger una escala.
Guterres elogió “el inspirador valor de las mujeres y hombres que navegan en esta agotadora carrera de seis meses alrededor del mundo”. “También es inspirador saber que cada barco lleva un equipo especial para recoger datos científicos que ayuden a garantizar un océano sano para el futuro.
Un recurso clave en peligro
Para Guterres, la Cumbre sobre los Océanos fue una forma de dar la voz de alarma: “El océano es vida. El océano es un sustento. Y el océano está en problemas”.
Guterres explicó que alrededor del 35% de las poblaciones mundiales de peces están sobreexplotadas, el calentamiento global está elevando la temperatura de los océanos, alimentando tormentas más frecuentes e intensas, aumentando el nivel del mar y la salinización de las tierras costeras y los acuíferos.
«Mientras tanto, sustancias químicas tóxicas y millones de toneladas de residuos plásticos inundan los ecosistemas costeros, matando o hiriendo a peces, tortugas marinas, aves y mamíferos marinos, introduciéndose en la cadena alimentaria y, en última instancia, siendo consumidos por nosotros», explicó Guterres.
Los residuos plásticos marinos han afectado a más de 600 especies marinas. Según estimaciones de la ONU, en 2050 podría haber más plástico en el mar que peces.
De super año a super acción
En este contexto, el titular de la ONU cree que el mundo dio algunos pasos importantes para corregir el rumbo el año pasado.
Estos avances incluyen un «acuerdo histórico» en Nairobi para negociar un tratado vinculante a nivel mundial para controlar la contaminación por plásticos, la Conferencia de la ONU sobre los Océanos en Lisboa, donde los países asumieron cientos de nuevos compromisos voluntarios y promesas, y la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad en Montreal, que terminó con los países acordando un objetivo para proteger el 30% de los ecosistemas terrestres, acuáticos, costeros y marinos para 2030.
“Algunos han llamado a 2022 el ‘súper año’ de los océanos. Pero la carrera está lejos de haber terminado. Tenemos que hacer de 2023 un año de ‘super acción’, para que podamos poner fin a la emergencia de los océanos de una vez por todas», señaló Guterres.
Para el Secretario General de la ONU, el mundo necesita actuar urgentemente en cuatro aspectos fundamentales: 1) crear industrias marítimas sostenibles, 2) prestar apoyo masivo a los países en desarrollo, 3) ganar la carrera contra un clima cambiante y, 4) desplegar la ciencia, la tecnología y la innovación a una escala sin precedentes
Para luchar contra el cambio climático, Guterres pidió a las industrias oceánicas que sigan el ejemplo de la Ocean Race y limiten su huella de carbono. Como ejemplo, dijo que el sector del transporte marítimo debe comprometerse a lograr cero emisiones netas para 2050, y presentar planes creíbles para ponerlo en práctica.