Hey-diario-digital
Hey! Diario Digital || Plataforma global de noticias

Lee todos los días

Heydiariodigital_regalos

Por: Miguel Galindo

Una frase de Rosa Montero me hace reacción: “si no quieres que se te desmayen y despanzurren las neuronas, lee todos los días, maldita sea…”. En lo primero que pienso es en la capacidad de comprensión lectora de los españoles y parte del extranjero, según el Informe Pysa.

Nosotros estamos a la cola de nuestro continente. Además, me parece a mí que una cosa es consecuencia de la otra, esto es, no podemos adquirir capacidad de comprensión si no leemos. Elemental, querido Watson.

La segunda parte es la calidad de lo que nos echamos a las neuronas, claro, pero lo primero es el hábito de leer. Es como el comer y la calidad de los nutrientes, pero si no comemos, morimos. Y si no leemos, nos embrutecemos, ya que las neuronas sirven para pensar… De aquí el título de este artículo, remedando la famosa película de Sidney Pollak, “Danzad, malditos, danzad…”

Y en este punto, el del pensar digo, solemos pasar por alto un detalle importante: muchos dicen y algunos me dicen que ellos leen poco, otros que no leen nada y piensan, sin género de dudas.

Yo, con su permiso y sin ánimo de molestar, matizaría esa afirmación: no piensan tanto como son pensados, no desarrollan el pensamiento propio tanto como el ajeno, no elaboran pensamientos autóctonos, carecen de librepensamiento.

Para que no me acusen de generalista no generalizaré, pero es el efecto de una causa, o sea, el resultado de una ley universal…. Luego, ustedes le colocan los matices, los grises, los porcentajes, las luces y las sombras, y los lazos de los colores que quieran, pero es, siempre será, como el comer y el defecar… un mecanismo natural.

Empiezo a investigar en el artículo y fuera de él, y me encuentro con trabajos científicos de reconocida solvencia al respecto, por ejemplo, el de la Universidad de Sussex, en que se afirma que la lectura como hábito reduce el estrés hasta un 68%, con toda la cola de beneficios derivados que eso lleva consigo…

También la Universidad de Yale, en un experimento realizado hace cuatro años, tras monitorizar a 4.000 personas mayores de 50 años, demostró que leer asiduamente durante al menos ½ hora diaria, alarga un par de años la vida. No es mucho, pero menos da una piedra, digo yo…

Pero lo que es rigurosamente cierto (Estudio Carneggie Mellon, EEUU, 2010) es que leer libros nos cambia literalmente a mejor el cerebro, engrosándole materia blanca subcortical – la que permite la comunicación y el desarrollo del sentido lógico y racional, entre otros –  y un montón de cosas positivas más tanto para el intelecto como para la física del cuerpo… Luego, el tal estudio, se desarrolla con detalle los efectos de distintos géneros: que si la novela amplía la empatía humana, que si el ensayo aumenta la capacidad de maduración y conocimiento, que si otros las capacidades de análisis y sinapsis, sea lo que sea esto de la sinapsis, en fin, que es algo así como el bálsamo de Fierabrás (El Quijote) tanto para la mente como a la parte física sometida a la propia mente, que es casi toda, por cierto.

Vargas Llosa dijo en una de sus últimas entrevistas que “leer nos hace mejores personas en todos los sentidos”.

Yo podría seguir poniendo aquí, hoy, muchas cosas más buenas de ello, que salen de otros tantos estudios e investigaciones científicas, pero es que me da vergüenza… Y me da, lo confieso con pudor, porque yo soy un lector empecinado de muchas horas al día, un devorador de libros impenitente… y no quiero, en modo alguno, que piensen que el tema de este artículo lo he escogido para darme pote de cerebrín ni de nada de nada por nada. Se lo juro a ustedes por Tutatis el de Astérix. Puedo presumir de lector, pero no de dotado. Es más, todo esto me da que pensar que, si es cierto cuanto se dice de ello, entonces si yo no leyera estaría hecho un asquito en un buen montón de casos, de cosas y de causas, esto es: bastante peor de lo que estoy. Me quedo con que me ayuda a mantenerme, que no es poco.

Pero, de hecho, si no leyera, tampoco podría escribir cuanto escribo. Nada en absoluto. Las personas (esto lo recojo de otro estudio) somos tan receptoras como transmisoras, nada se guardan para ellas del todo, se ven un tanto impelidas a compartir y comunicar cuanto reciben y elaboran a través del pensamiento.

Luego también tienen, aparte del enriquecimiento intelectual propio, la capacidad práctica de transmitir el conocimiento y verterlo en la economía general de la evolución humana… Y en esa economía, las neuronas de todos y cada uno de nosotros influyen, más o menos, en las sociedades que conformamos y nos conforman. Es nuestra responsabilidad.

Y este es el verdadero motivo de éste… aunque en el fondo sepa que esto es una solemne perogrullada, un brindis al sol. Y lo es porque los que me siguen y me leen, ya leen y a quienes me gustaría llegar es a los que no leen, precisamente. Luego esto es como el perro que se muerde la cola dando vueltas a su propia sombra… Zeus sabe que he intentado varias iniciativas para romper esta árida tendencia (programas de lecturas, talleres de escritura, de librepensamiento, “conversatorios”, etc.), y todo ha fracasado. Mejor dicho, no ha llegado a nacer. No culpo a la gente, ni al general del pedernal. Si alguien ha fracasado he sido yo, por no haber sabido, o podido, o lo que sea de jodido…

Pero es también porque muchos no han querido… Resulta curioso constatar que, en nuestro país, donde no llegaba a la mitad del personal que tenía desarrollado el hábito de la lectura, tras el par de años de reclusión pandémica por el Cóvid, se desarrolló hasta un 65% (las mujeres leen bastante más que los hombres).

Lo positivo del dato es que actualmente parece mantenerse la tendencia. Eso quiere decir que los que probaron, les gustó y se engancharon… Lo cual apunta a que lo/las que se aficionaron fue porque notaron un efecto positivo en sus personas y eso apunta a la esperanza.

No sé si lo creo así o es que así quiero creerlo, pero si esas personas empiezan a pensar en lo de leer, más que como medicina, como placer, como un gustazo al que acceder; o como algo que merecer, a lo mejor, puede, es posible que… Yo les animo a seguir, sinceramente. Miren que la raíz de Libro y de Libertad es la misma. Y es que también es lo mismo.

Related Articles