Las matemáticas del póker y el blackjack

Las matemáticas del póker y el blackjack

En el póker gobierna la paciencia y en el blackjack manda la rapidez. Aun así, en ambos, reina la matemática.

Tanto en el póker como en el blackjack, todo empieza con las cartas, pero no eso no es lo único. Detrás de cada mano y cada jugada, hay números y probabilidades, cálculos invisibles que lo atraviesan el juego y que están allí, aunque no se vean ni nadie los nombre.

En el póker, cada elección es parte de la estrategia, cada carta una posibilidad y cada mirada o gesto una oportunidad de interpretar la mano del otro. Mientras tanto, los números corren en silencio.

El blackjack es otra cosa: requiere de más precisión, porque las cartas caen más rápido y las manos son más cortas. Como las decisiones deben tomarse más rápidamente, hay menos de tiempo para pensar. Y aquí, como en el póker, los números también mandan.

La suerte es irrelevante en ambos juego. En última instancia, lo que determina el resultado es algo más grande: los cálculos que no se ven, los números que corren invisibles en las mentes de los jugadores, como si estuvieran debajo de las mesas.

¿De qué se tratan el póker y el blackjack?

Como se dijo, el póker y el blackjack son mucho más que juegos de cartas. Sin embargo, conviene comenzar por lo más simple, para luego pasar a lo más complejo.

En el póker, se buscan combinaciones de cartas que superen a las de los demás jugadores. No obstante, las manos fuertes son raras: que las dos cartas que se reciben sean importantes ocurre en el 2,1 % de las ocasiones. Un gráfico de manos iniciales de póker que se consideran ideales incluye las siguientes:

– Parejas altas, como AA (ases), KK (reyes) y QQ (reinas).

– Combinaciones como AK, AQ o KQ del mismo palo.

Jugar esperando siempre ases o figuras es casi una fantasía. Ser bueno en el póker implica tener paciencia para ser capaz de esperar y saber cuándo retirarse o atacar.

El blackjack es otro mundo, porque no hay oponentes, sino solo el crupier, y el objetivo es claro: sumar 21 sin pasarse. La probabilidad de un blackjack natural, dos cartas perfectas, es del 4,75 %.

Jugador y crupier recorren caminos distintos, si bien ambos siguen reglas invisibles, cada uno las suyas. En principio, debido a su simplicidad, el blackjack es mejor para los novatos.

El impacto de las probabilidades en el póker

El póker está muy lejos de ser puro azar, todo lo contrario: en realidad, es básicamente un juego de probabilidades. Para muchos jugadores, una pareja de jotas es una mano fuerte, por ejemplo, pero las probabilidades de que salga una carta superior cuando se releven las tres primeras cartas comunitarias (flop) es del 52 %.

Cosas como esta obligan a los jugadores a pensar y calcular, por lo que no es tanto una cuestión de intuición, mucho menos de esperar la mano perfecta. Se trata, sobre todo, de saber jugar lo que se tiene.

Si un jugador busca formar una escalera abierta, tiene un 31,5 % de probabilidades de lograrlo al momento en que se revela la quinta carta comunitaria (river). Por otro lado, si es una escalera interna, la probabilidad es del 9 %. Se trate de una mesa física o de póker en línea, cada decisión se basa fundamentalmente en entender en estas diferencias.

Las probabilidades están allí, escondidas, y hay que hacer todo lo posible por conocerlas. Esto implica estudiar, analizar partidas y practicar, porque probar y errar es un gran modo de aprender.

Cálculo de odds y outs en el póker: estrategias clave

En el póker las decisiones jamás deben tomarse a ciegas, y un muy buen ejemplo resulta de considerar los outs, esas cartas que pueden cambiarlo todo. Si un jugador tiene un proyecto de color (le falta una carta para el color), cuanta con nueve outs, que le dan un 34,97 % de probabilidades de completar su mano en el river.

A su vez, como se mencionó, la probabilidad de obtener una escalera abierta es del 31,5 % y de obtener una escalera interna es del 9 % (los outs son ocho y cuatro respectivamente).

Cualquier movimiento tiene un número que lo acompaña: la probabilidad de formar una pareja en el flop, por caso, es del 32,43 %. Si el jugador ya tiene una pareja, en cambio, las chances de mejorar a un trío son del 11,76 %.

Jugar al póker sin conocer estas cifras es como navegar sin rumbo, y la realidad es que jugar en línea a través de sitios como Stake.com y similares simplifica todo, dado que se está frente a la computadora o en el teléfono. Esto permite trabajar con calculadora y hojas de cálculo, algo clave cuando las estrategias se construyen a partir de números.

Las probabilidades en el blackjack

El blackjack es más directo que el póker, en definitiva es un juego más simple, aunque las probabilidades no lo son. Un jugador de blackjack tiene un 42,22 % de probabilidades de ganar una mano y la casa tiene un 49,1 %, mientras que los empates ocurren en el 8,48 % de las partidas. Sin contar los empates, la probabilidad de ganar una mano es del 46,36 %.

A continuación, la probabilidad que tiene el jugador de pasarse según las cartas que tenga:

– 12 = 31 %.

– 13 = 39 %.

– 14 = 56 %.

– 15 = 58 %.

– 16 = 62 %.

– 17 = 69 %.

– 18 = 77 %.

– 19 = 85 %.

– 20 = 92 %.

Por otro lado, el crupier sigue reglas diferentes, por lo cual las probabilidades de que se pase son distintas. En el siguiente listado se las explica:

– 2 = 35,7 %.

– 3 = 37,6 %.

– 4 = 40,3 %.

– 5 = 42,9 %.

– 6 = 42,1 %.

– 7 = 26,0 %.

– 8 = 23,9 %.

– 9 = 23,3 %.

– 10 o figura – 21,4 %.

– As = 11,6 %.

Esto es así debido a que el crupier está obligado a pedir carta hasta llegar a 17 puntos o más. Si tiene un 6 y recibe un 10 (que es muy probable dado que hay muchas cartas que valen 10), llegaría a 16 y estaría obligado a pedir de nuevo, y en consecuencia aumenta la probabilidad de que se pase.

En el blackjack existe una ventaja para la casa, y si bien es pequeña, allí está. En principio, la ventaja de la casa ronda entre el 0,5 % y el 1 %, un margen estrecho, pero que debe tenerse en cuenta.

A pesar de ello, se trata de algo que cambia durante el juego. Si el crupier debe pedir con un soft 17, por ejemplo, la ventaja de la casa sube un 0,2 %.

Una mano de As + 6 se considera soft 17, por ejemplo, porque el As puede contarse como 11 (11 + 6 = 17). No obstante, si el jugador o crupier recibe otra carta y sobrepasa los 21, el As puede cambiarse a 1 para evitar pasarse.

En cualquier caso, el jugador tiene muchas probabilidades de ganar, y cada decisión que toma puede tener un gran impacto.

Además, la casa tiene que cumplir con reglas que no puede romper, como se comentó antes. El jugador tiene más libertad, y debe intentar sacarle el máximo provecho.

El blackjack es un juego rápido, y al mismo tiempo cada acción necesita de un respaldo matemático, al menos si se quiere tener éxito. Doblar con 9, 10 u 11 es algo que por lo general rinde frutos.

Doblar es recomendada cuando la suma de las dos cartas iniciales es 9, 10 o 11, ya que hay una alta probabilidad de recibir una carta de valor 10.

Dividir un par de 8 es otra jugada fuerte. Esto es algo que puede hacerse cuando se tienen dos cartas cualesquiera del mismo valor, y en el caso de los 8 maximiza las posibilidades de ganar en al menos una de las dos manos que resulta de la división.

Cada error del jugador inclina la balanza a favor del casino, y por ello es muy importante utilizar una calculadora de blackjack para evaluar las probabilidades en distintos escenarios.

El conteo de cartas: ¿mito o realidad?

El conteo de cartas siempre ha sido un mito para muchos, y si bien funciona, no es magia ni nada parecido: de hecho, es pura matemática.

El sistema Hi-Lo, que se aplica en el blackjack, asigna valores a las cartas. Mientras más alta sea la cuenta, más probabilidades hay de que vengan cartas favorables, y los valores se asignan de acuerdo con el siguiente criterio:

– Cartas del 2 al 6: valor de +1.

– Cartas 7, 8 y 9: valor de 0.

– Cartas 10, J, Q, K y As: valor de -1.

El valor esperado es la media de lo que el jugador puede ganar o perder en el largo plazo. Si la probabilidad está a su favor, aunque a veces pierda, ganará la mayoría de las veces.

En el blackjack el valor esperado es más preciso que en póker. Cuando se tiene 9, 10 u 11, doblar es casi siempre la mejor opción, dado que la probabilidad de ganar supera considerablemente la de perder.

Pero todo, claro, depende también de las cartas del crupier. Las matemáticas están allí siempre, dictando cada jugada, y saber calcular es lo que separa al jugador casual del verdadero estratega.

El póker y el blackjack, aunque diferentes, comparten una verdad: todo en ellos es matemática. En el póker, las probabilidades son un rompecabezas, debido a que los outs y las odds vuelven complejo los cálculos.

El póker es un juego de información muy incompleta, mientras que en el blackjack hay más información sobre la mesa. Las probabilidades en el póker son más bien inciertas, al tiempo que en el blackjack los números están más claros.

El póker es paciencia, estrategia y cálculo a largo plazo. El blackjack es velocidad, precisión y cálculo inmediato. Sin embargo, en ambos juegos los números son cruciales para el éxito.

Los juegos de cartas en línea fueron una revolución, porque los generadores de números aleatorios (RNG) introdujeron una nueva capa de complejidad.

Tanto en el póker como en el blackjack online, las probabilidades siguen siendo las mismas que en las mesas físicas, aunque la cantidad de manos que se juegan tiende a ser mayor. Esto significa que se toman más decisiones y que hay más números y cálculos dando vueltas.

Las cartas se reparten al instante, el margen para contar es menor y no hay señales sutiles por parte de los otros jugadores, como pueden ser los gestos. Entonces lo que queda es casi exclusivamente la matemática en estado puro.

Las probabilidades de ganar o perder se mantienen, si bien las decisiones deben tomarse más rápido. Sea como sea, las estrategias que funcionan en una mesa física pueden adaptarse al ritmo digital.

La psicología detrás de las matemáticas en el póker y el blackjack

A pesar de lo dicho, jugar al póker o al blackjack no es solo entender las probabilidades: también es saber manejar la presión. Las matemáticas dan las respuestas, pero siempre es la mente quien decide.

El póker es estrategia mental: como hay tantas emociones de por medio, un gesto para engañar a los rivales puede significar la victoria, aunque las probabilidades estén en su contra. Y saber cuándo aguantar y cuándo retirarse es igual de importante que conocer las probabilidades.

En el blackjack, la mente también juega: hay que intentar tomar la decisión correcta en el momento justo, seguir la estrategia definida y mantener la calma más allá de las pérdidas.

En ambos juegos, la psicología del triunfo y las matemáticas se entrelazan, y aquel que controla sus emociones tiene más posibilidades. Los jugadores tienen sentimientos, las cartas no.

Conclusión

En el póker y en el blackjack, las matemáticas no se ven, y a pesar de ello guían cada mano y cada apuesta. Tanto uno como otro son muchísimo más que juegos de azar: son fundamentalmente juegos de decisiones calculadas.

Los números invisibles deciden en silencio, y el jugador que los entiende domina el juego. Igual hay diferencias: en el póker gobierna la paciencia, en el blackjack manda la rapidez. Aun así, en ambos, reina la matemática.

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