Dos goles del brasileño y uno del canterano acabaron con el Benfica (3-1)
Lamine Yamal y Raphinha guiaron al Barcelona al triunfo ante el Benfica y a los cuartos de final de la Champions, en un partido marcado por el fallecimiento el pasado sábado del doctor Carles Miñarro. Hubo un emotivo minuto de silencio antes de empezar, pero el fútbol, después, fue simplemente fútbol. Supo gestionar el equipo español la situación de las últimas horas vividas y pudo dedicar la victoria a su compañero y doctor, por mucho que el deporte no pueda llenar el vacÃo dejado.
Ganó el Barça siendo fiel a lo que lleva siendo durante todo el curso. Es un equipo que juega abierto, con riesgo, y que concede, pero que normalmente también golpea duro. El abismo que hay entre la espalda de la defensa y el portero, Szczesny, da pánico, y para que los rivales no lo aprovechen el despliegue fÃsico en la presión tiene que ser importante. Arrancó animado el Benfica, pisando el campo barcelonista y llegando, aunque sin demasiado peligro.
El Barcelona comenzó a carburar cuando lo hizo Lamine Yamal. Tiene el atrevimiento de su edad, apenas un adolescente, y la habilidad con la pelota de los elegidos. Después de un par de intentos, le salió el quiebro que dejó sentado a Florentino y asistió a Raphinha para que marcara el primero.
La duda es si tiró a porterÃa, por la forma de colocar el cuerpo, pero le salió un centro perfecto para que el brasileño rematara cruzado a placer.
El planteamiento de ambos dejó un encuentro de ida y vuelta, sin mucho juego en el centro del campo, y otra vez supo manejarse bien en esa situación el Barça. Seguramente porque tiene a futbolistas de más calidad, como Pedri, que de nuevo fue el director de la orquesta, y que además tiene un despliegue espectacular por todo el campo. Se aplauden tanto sus pases y sus giros con la pelota como las recuperaciones en las que tiene que correr varios metros hacia atrás.
ISAAC RAMIREZ