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La salud está muy comprometida en Venezuela

la combinación de un sistema de salud fallido y escasez generalizada de alimentos ha provocado, una catástrofe humanitaria que seguirá empeorando si no se aborda con urgencia”.
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Por: Félix Carmona / CNP: 4.188

                La salud de la población venezolana está muy comprometida, luego de la macro crisis económica vivida en la década de los 80 de la cual no pudo escaparse Venezuela y que profundizó aún más su falta de planes de contingencia económica, la carencia de recursos agudizó los problemas como el acceso a los alimentos básicos, la desnutrición, la descolarización, la inseguridad y la falta de servicios públicos esenciales como el agua, la electricidad, las comunicaciones y la movilidad.

                El jefe de Infectología del Hospital Vargas de Caracas, el doctor Manuel Guzmán, ha señalado que “ante la salida en desbandada de más de siete millones y medio de venezolanos a otros países, estas naciones que reciben a nuestros migrantes tienen que conocer nuestra realidad sanitaria, ya que los mismos traen sus equipajes, sino también sus enfermedades lo que puede ocasionarle graves problemas a la nación receptora”.

                La realidad que viven más de 32 millones de venezolanos que decidieron quedarse en el país, son muy distintas a las de hace dos o tres décadas. En pocos años, se ha recorrido mucho camino y muchas patologías que parecían olvidadas han resurgido con fuerza, apuntó Gúzman.

                La crisis económica, social y política ha influido notoriamente en el aumento de enfermedades infecciosas y también de las muertes por estas causas. La falta de previsión, inversión y mantenimiento del sector salud, por parte del actual régimen que gobierna a Venezuela, ha producido mucho daño a todas sus estructuras.

                Así tenemos que el abandono de las campañas de vacunación, muy comunes desde antes de la llegada del régimen chavista, ha disminuido enormemente contra enfermedades prevenibles por vacunas y la actual cobertura es muy deficiente, ya que ni hay preocupación e interés en obtener las vacunas como tampoco hay la disponibilidad para las mismas.

                Así tenemos en el país, un repunte de enfermedades que habían sido olvidadas como la difteria, el sarampión, la lechina, controladas por la vacunación masiva. Otras como el dengue, zika, chikungunya y la malaria o paludismo, fuertemente vigiladas donde mantenían a los insectos controlados a través de fumigaciones, ya no se realizan con la frecuencia acostumbrada.

Y lo que es peor, enfermedades infecciosas marcadas por la pobreza y el abandono, como la tuberculosis, han hecho su aparición nuevamente con numerosos casos, sobre todo en las cárceles del país. Otro dato adicional y que produce mucha preocupación es la ausencia de    antibióticos en todo el país.

La profesora asociada de la Escuela de Salud Pública Bloomberg en Johns Hopkins, quien integró un equipo que viajo a la frontera entre Colombia y Venezuela, señaló que “la combinación de un sistema de salud fallido y escasez generalizada de alimentos ha provocado, una catástrofe humanitaria que seguirá empeorando si no se aborda con urgencia”.

En los últimos años, y ante los millares de informes que se han divulgado a nivel mundial, sobre la caótica situación que vive Venezuela, el régimen que detenta el poder, ha impedido que trasciendan los datos y la realidad sobre la situación epidemiológica en el país, en un presunto intento por ocultar y esconder la magnitud de la crisis de la salud que es harta conocida.

Desde el 2.015 el Ministerio de la Salud, por órdenes del régimen interrumpió de manera abrupta los boletines semanales de los indicadores de la salud, una fuente clave de información del estado de la salud del país. En el 2.017, una nueva Ministra reanudo los boletines y fue despedida el mismo día que salió el informe.

Como es costumbre en este tipo de regímenes de corte comunista de izquierda, la información no es prioritario, ni tampoco la libertad de expresión ni dar a conocer a la población datos relevantes de sus ejecuciones, porque generalmente no trabajan para resolver los inconvenientes que afectan a la población.   

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